El día 26 de septiembre del 2008 andaba yo visitando el Photokina, la mayor feria fotográfica del universo y un evento que se celebra cada dos años en la preciosa ciudad alemana de Colonia. Recuerdo perfectamente ese día no solo por la visita sino porque alrededor de las cinco y media de la tarde me compré mi Canon EOS 50D, la cámara que aún uso y con la que he hecho la mayor parte de las fotos que hay repartidas por toda la bitácora. Tardé casi mes y medio en poner imágenes de aquel día en mi diario y por eso no fue hasta el mes de noviembre que pudimos ver esta foto en la anotación Un paseo fotográfico por el Photokina 2008. El tiempo ha ido pasando y hoy le damos la bienvenida al Club de las 500.
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De Bangkok a Koh Samui
El relato del viaje a Birmania y Tailandia del 2011 comenzó en la anotación De Utrecht a Bangkok pasando por Hilversum y Amsterdam
Después de dormir cerca del aeropuerto, me levanté temprano y a las siete y media me llevaban junto con otros tres viajeros hacia el aeropuerto de Bangkok. Allí, facturé mi mochila en los mostradores de Bangkok Airways y me fui directo a pasar el control de seguridad. Como era un vuelo «doméstico«, estábamos en una parte aislada del resto del aeropuerto. Desayuné en la zona de restauración y después me fui a la sala de embarque a esperar por mi avión, el cual era un turbohélice ATR-72. La compañía Bangkok Airways se jactan de ser la mejor aerolínea regional de Asia y para diferenciarse del resto, sus salas VIP son para todos, lo cual le quita la gracia ya que la plebe y el populacho entran allí a sudar los sofás y encochinarse. Comentar también que esta empresa es la dueña del aeropuerto de Samui y que eso hace que no haya competencia, ya que le ponen un precio tan alto al aterrizaje de aviones de la competencia que ha desanimado al resto de aerolíneas.
A la hora a la que debía comenzar el embarque, se cerró el cielo y comenzó a diluviar. Bajamos a la guagua que nos llevaría al avión y no se veía ni la carretera ni los otros aviones, pero para cuando llegamos al aparato, la lluvia era mucho más ligera y nos fueron dejando salir de dos en dos para evitar que te quedaras expuesto a la lluvia. Con todo el mundo dentro, cerraron puertas, encendieron motores y arrancamos. El despegue fue algo movido pero sin que se te clavaran las unas negras de los pies a las suelas de los zapatos. Una vez en el aire la azafata comenzó a servir el desayuno pero llegaron más turbulencias y no nos dieron café, supongo que para evitar que te abraces vivo si el liquido te cae por encima. El vuelo duró una hora y cuarto y al aterrizar pasamos por encima de la playa y tienes una vista fantástica del lugar. La pista no es excesivamente grande y de hecho, uno de estos avioncillos se pasó de largo en el 2009 y se estampó contra la torre de control, matando al piloto (se lo mereció por ser un puto inútil). En nuestro caso, frenaron masivamente y llegamos bien. Para llevarte a la terminal de llegadas te recogen en unos coches cachondos que parecen sacados de un parque temático o de la película Jurassic Park. Son muy divertidos pero hace que el aeropuerto se vea poco profesional. El edificio de la terminal está totalmente abierto, parecido a una cabaña y sin paredes laterales. Las maletas llegaron al momento y todos los que teníamos reservas ya hechas fuimos a la sala en la que nos esperan para llevarnos a nuestros hoteles. El mío era el Pandora Resort & Spa y el viaje no tomó más de diez minutos. Es un boutique hotel con muy pocas habitaciones, cada una única en su diseño. En todas y cada una de ellas, ademas de las cosillas que uno siempre espera encontrar en un hotel tienen un ordenador y te suministran una cuenta de Skype con llamadas gratuitas a teléfonos fijos de medio mundo.
Una vez tomé posesión de mi nuevo reino, en el cual iba a permanecer seis días, bajé a la playa a darme el primer chapuzón y a partir de aquí mi rutina consistió en ir a la playa todos y cada uno de los días a disfrutar del sol y el mar.
Y así acabó este relato corto sobre el penúltimo cambio de escenario en mis vacaciones en Asia en este 2011.
El relato continúa en Días de playa en Koh Samui
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Erwtensoep en el club de las 500
Aunque la cocina holandesa es una completa desconocida hasta para muchos holandeses, sí que hay un plato que apetece en el invierno y del que todo el mundo se precia de hacerlo mejor que nadie. La Erwtensoep es una sopa que se hace a partir de guisantes secos y partidos a la mitad y que ha de quedar tan espesa como para permitir que la cuchara se pueda mantener vertical. La foto la vimos en noviembre del 2008 y hoy le damos la bienvenida al Club de las 500.
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Planeando una escapada a Nueva York
Mi amigo el Rubio y yo llevamos tres meses esperando que se produzca el lanzamiento del sucesor de nuestros teléfonos móviles para darnos una escapada a Nueva York, pasar unos días por allí y comprar nuestro nuevo ¡Tessssssorooo! (como mi amiga Waiting dice que yo estoy muy desconectado de la realidad, les reto a decirme de donde viene esa cita clásica de una obra que se publicó en el año 1954, o sea, ayer mismo)
La historia de este viaje se remonta diez años atrás, cuando estuvimos trabajando durante tres semanas en la ciudad alemana de Nuremberg y se forjó nuestra amistad (por Dios, esto suena cursi). Desde esa época acordamos que cada diez años nos escaparíamos a algún lado. Durante ocho de esos años estaba totalmente decidido que volveríamos a la ciudad de Nuremberg y viviríamos grandes aventuras por allí pero el año pasado comenzamos a considerar alternativas, primero otras ciudades alemanes, después alguna capital europea y por última instancia, lugares soleados y cálidos para poder tener una cerveza en una mano y el sol sobre nosotros. Durante el proceso de maduración de la propuesta se me ocurrió el buscar algún destino más lejano y aunque pensé que mi amigo desecharía la idea por absurda, parece que caló en él y de entrada dijo que sí. Así llegamos a la ciudad de Nueva York, lugar muy bien comunicado para ir desde cualquier parte del mundo e incluso del universo, como se ha visto en todas las películas de invasiones extraterrestres que siempre acaban pasando por esa ciudad y ensañándose con los iconos que reconocen hasta los que nunca han pasado por allí.
El único problema es que Nueva York lo tenemos más visto que las galas de Eurovision. En mi caso, he pasado por Nueva York cuatro veces y la última vez estuve diez días en la ciudad con lo que pude verlo todo o casi todo y creo que él ha estado en tres ocasiones. Lo de subir al Empire State, ver el lugar en el que asesinaron a John Lennon en Central Park, ir a la Estatua de la Libertad o hacernos la foto en Times Square ya ni siquiera es una opción así que para esos días que queremos pasar por allí tenemos que hilar fino y encontrar alguna otra forma de hacer turismo. Buscando por este inmenso océano de información que es Internet encontramos que se pueden hacer un montón de excursiones en Nueva York y visitar lugares que están a tiro para escapadas de un día y que al igual que la ciudad de Nueva York, forman parte de nuestra memoria gracias a la televisión y el cine. Las Cataratas del Niagara, Boston, Filadelfia o Washington D.C. son ciudades muy interesantes y que están dentro del radio para esas excursiones.
Una vez fijemos las fechas y tengamos los billetes llegará la hora de decidir lo que queremos hacer por allí y comenzará la batalla por elegir una o varias de esas excursiones. Yo intentaré que alguna de las ganadoras sea la de Filadelfia porque quiero entrenarme en las mismas escalinatas en las que lo hacía Rocky y ver la Campana de la Libertad …