Cuando entras en la Basílica de San Pedro el baldaquino de bronce que diseñó Bernini en el siglo XVII destaca bajo la inmensa cúpula. Ahí donde lo veis tiene 29 metros de alto y he leído que el bronce que usaron para construirlo lo quitaron del Panteón Agripa de Roma. Bajo el baldaquino está la tumba de San Pedro. Todo el interior de la basílica es un despliegue de lujo que quema los ojos y nos da una idea del poder que ha tenido la iglesia a lo largo de los siglos.
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Horton Hears a Who! – Horton
No deja de sorprenderme la calidad y la capacidad para entretener que tienen las películas de animación en los últimos quince años. Aún recuerdo cuando Disney iba para atrás y a alguien se le ocurrió usar ordenadores para hacer este tipo de películas. Al principio la fascinación era por las posibilidades visuales que se nos ofrecían y cómo esas escenas se incrustaban dentro de las películas para lograr momentos de esos que te quitan el aliento. Con el paso de los años y la creciente competitividad, ya que ahora no sólo tenemos un estudio produciendo estas cintas, hemos también ganado en calidad y hay veces en las que nos da la impresión que se hace mucho mejor cine de animación que con actores reales. Hace unas semanas vi Horton Hears a Who!, título reducido en España a un sencillo Horton.
Un elefante se relaciona con una banda de julays
Una buena historia no tiene por qué ser complicada para gustarnos. Puede ser algo tan sencillo y banal como un elefante medio chiflado que dice escuchar a gente que vive en una mota de polvo y a los que quiere llevar a algún lugar seguro. Algo tan chorra se puede complicar cuando hay un canguro que no permite el pensamiento diferente y trata de abortar la misión de este elefante con todos los medios posibles. El viaje de Horton para llevar la mota de polvo al lugar que ha elegido para ellos es también un viaje por la magia y la diversión, por la amistad y los lazos que creamos con aquellos a quienes queremos de verdad y por la visión del mundo desde los simples ojos de los niños. Horton dice verdades sin darse cuenta que lo hace y su lógica es aplastante, al igual que la de sus amigos. Esta película logra que se diviertan viéndola tanto los chiquillos que llenan el cine como sus padres. Es entretenimiento que abarca distintos niveles. No hay que destacar la perfección técnica porque se da por supuesta. Las voces son de actores famosos que supongo habrán trocado sus acentos, sus tonos y sus cosillas al ponerlas en español con voces distintas.
No os dejéis engañar por ser una película de animación, es entretenimiento del bueno, de ese que te hace pasar un buen rato y te levanta el ánimo. Disfrutarás del mundo de los Who tanto como Horton y quizás hasta saques alguna conclusión útil, como ser más tolerante o no pisotear a los seres más débiles.
En definitiva, un peliculón que hay que ver obligatoriamente y que se presta para una sesión de cine dominical con los amigotes o con chiquillos.
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It’s a Free World… – En un mundo libre…
El cine británico es un mundo diferente del que en muchas ocasiones se nutren los americanos cuando buscan gente con talento o ideas propias. Uno de los directores que nunca ha sucumbido a la tentación y se ha mantenido fiel a sus principios es Ken Loach, que tras décadas de trabajo sigue erre que erre con su cine social y que saca a la luz las vergüenzas de una nación del primer mundo. Su última película es It’s a Free World… y en España se estrenó como En un mundo libre…
Una julay poligonera se mete a empresaria de la esclavitud
Al comienzo de esta historia vemos a una reclutadora inglesa en Polonia atrayendo a inmigrantes para llevárselos a trabajar a su país por un sueldo mísero y los engaña con todo tipo de promesas que no se cumplirán. Cuando la despiden por verdulera decide organizar su propia agencia de contratación y se asocia con su compañera de piso, una chica a la que aún le queda algún escrúpulo y que sin duda alguna los perderá en esta aventura. Contratan a aquellos que nadie quiere y los colocan en empresas que por ahorrar dinero son capaces de saltarse leyes y mirar hacia otro lado. Su andadura está llena de zanjas que sortearán siempre en el último minuto y en el camino se dejarán los últimos resquicios de humanidad que tenían. Por conseguir más dinero no dudarán en pisotear a esos pobres descastados, abusar de ellos, usarlos y tirarlos sin que les importe nada.
En algunos momentos esta película parece un documental y ese es quizás el mayor fallo que le he visto. Miran las cosas como si con ellos no fuera nada y al no implicarse y tomar un claro partido, el espectador se limita a recibir un montón de información y procesarla de la forma en la que quiera. Nos obliga a reflexionar pero por otra parte nos priva del disfrute al que aspiramos cuando vamos al cine. A la larga, esta separación terminó por pesar demasiado y no salí del cine con una buena impresión. Está claro que la inmigración es una marea imparable y que detrás de todo ese negocio hay unas historias terribles, pero la forma en la que lo cuentan es demasiado aséptica, es como si un cirujano te comenta una operación y asume que tú estás al mismo nivel profesional que él. Los actores eran mayormente desconocidos para mí y resultan muy convincentes pero sigo pensando que le faltó algo para cuajarla.
Es cine de autor, es cine social, no hay grandes estrellas, no viene de Hollywood y si tu cerebro cabe en una tacita de café, mejor no vayas.
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Pedacitos de información
Ayer me aventuré en mi jardín para comenzar con las labores de mantenimiento de esta temporada. Estuve podando un poco más un árbol que parece muerto y que en mayo explosiona y se saca de la nada unas ramas de metro y medio de largo y unas hojas como folios tamaño DIN A-4. En holandés se llama Katalpa y no estoy muy seguro que en español sea la catalpa. Mientras lo hacía y paseaba entre los ciento cincuenta tulipanes que están floreciendo en mi pequeño y particular Keukenhof hogareño, maquiné un plan que por supuesto no seguiré para hacer fotos todas las semanas y ver como mi jardín evoluciona a lo largo de estos seis meses de alta actividad. Mañana comenzaré y veremos si consigo mantener la constancia necesaria. Aún tengo pendiente el completar mi solario, un rinconcito con césped y una hamaca para pasar las tórridas tardes de verano roncando fuera, con una mesita a mi lado para no tener que hacer grandes esfuerzos a la hora de echar mano a la cerveza.
Además de esto, hoy he comprado los billetes para ir a los Estados Unidos durante nueve días. Será a finales de mayo y de nuevo iré a Nueva York, en esta ocasión acompañado por mis padres. Aprovecharé para ver todas aquellas cosas que se me escaparon en la primera visita y repetir las que me gustaron. Espero que esta no sea la única visita a los Estados Unidos este año ya que sigo queriendo recorrer los parques nacionales del Oeste, algo que tendrá que esperar hasta el final del verano.
Entre pitos y flautas, disfruto estos días con un montón de luz y cruzo los dedos para que el tiempo mejore lo suficiente para permitirme comenzar con las cenas en el jardín. Esta semana hemos tenido un par de noches en las que el termómetro ha bajado por debajo de los cero grados y esto nos obliga a salir de casa por la mañana equipados para el invierno y volver acalorado porque esa misma ropa no sirve cuando el termómetro se acerca a los quince grados.