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  • Paseando por Washington DC – Segunda parte

    6 de febrero de 2007

    Si quieres leer el relato del viaje al completo, retrocede hasta Paseando por Washington DC – Primera parte y el verdadero comienzo fue en Es un mundo muy muy seguro – primera parte

    Cuando estás en el National Mall tienes una selección increíble de museos gratuitos. Además del National Air and Space Museum merece la pena visitar el National Museum of Natural History. Creo que la película esa en la que los bichos se despiertan por la noche está rodada allí (o al menos inspirada en ese museo). Juraría que este era el Museo Smithsonian hace unos años pero igual me equivoco. Es un edificio con casi cien años de historia y una colección increíble. Caminas entre dinosaurios, mamíferos de otras épocas, insectos, puedes visitar una colección de diamantes o ver una película en su cine IMAX. Es enorme y en su interior hay algo que te interesa, de eso estoy seguro. Después del 11 de septiembre hubo un incremento de la seguridad y ahora para entrar en cualquier edificio público hay que pasar controles similares a los de los aeropuertos. Resulta un poco molesto pero los trabajadores de los museos intentan facilitarte el mal trago y al fin y al cabo, ellos solo hacen el trabajo que les mandan. Si os gusta el arte entonces pasaos por el Freer Gallery of Art , la Arthur M. Sackler Gallery, la National Gallery of Art, el National Museum of African Art o el Hirshhorn Museum con su forma cilíndrica y su espectacular cafetería rodeada de cascadas. El último museo en incorporarse a la colección fue el National Museum of the American Indian, abierto a finales del 2004 y con una espléndida colección que recorre la historia de los indios en América. La vez anterior pude ver el edificio por fuera pero aún no estaba inaugurado así que en este viaje aproveché para visitarlo.

    Al llegar al final del National Mall tenemos el Capitolio, un edificio precioso donde están las dos cámaras (Congreso y Senado) que rigen los Estados Unidos. Es un edificio con más de doscientos años de historia y que desde la colina en la que se encuentra emplazado divide la ciudad. Se puede visitar, aunque como esta vez no lo hice no recuerdo si hay que solicitarlo previamente o uno se apunta sobre la marcha. Tras él está una de las zonas residenciales con más solera y si dais la vuelta os encontraréis con el edificio de la Corte Suprema de los Estados Unidos (un edificio que impone con un exterior bastante clásico) y la Biblioteca del Congreso. Prácticamente todos los libros son archivados en ese complejo de edificios, es un lugar legendario para cualquiera que lea de cuando en cuando algo. Se puede visitar y te enseñan toda la magia que rodea la catalogación de los libros. Bajando por la calle llegamos a Union Station, la estación de trenes de la ciudad, otro edificio precioso que hay que ver y en donde hay un montón de posibilidades para comer algo. Vuelvo a recordar que aunque puedes caminar es preferible coger uno de los tours disponibles y que te llevarán de punto a punto.

    Retrocediendo hasta el Washington Monument, cerca tenemos una especie de pequeño lago conectado al río Potomac y a la vera está el Memorial de Thomas Jefferson, para mí el más bonito de todos con su forma circular y ese color blanco tan intenso. Si visitáis la ciudad en primavera entonces fliparéis con los árboles en flor, son Cherry blossom (cerezos o ciruelos en español, creo) que cuando florecen envuelven la ciudad en colores mágicos. Pasado el Memorial de Thomas Jefferson está el de Franklin Delano Roosevelt, quizás no tan popular como los otros pero posiblemente el más interesante. Le falta el toque fastuoso de los otros pero al menos le sobra humanidad.

    Un rinconcito de esta ciudad con el que yo me siento vinculado y al que regreso siempre que puedo es a la sede de la National Geographic Society y su museo. Hace la tira de años, en mi primera visita, mi tío me regaló una subscripción a la revista, la cual me llegaba a las Canarias todos los meses. Durante años la recibí y cuando comenzaron a publicarla en español también me subscribí. Se siente algo extraño en el estómago cuando piensas que todas esas expediciones y descubrimientos se pagan con parte del poco dinero que tú y millones de personas más aportan a esa sociedad. Para encontrar la National Geographic Society, cuando estás frente a la Casa Blanca, cruzas el parque Lafayette y saludas al general Jackson y sigues andando cuatro manzanas por la calle 18. A propósito, ahora que visitar la Casa Blanca es poco menos que imposible han montado un centro de visitantes en el que enseñan algunos muebles y cuentan un poco la historia del edificio y sus habitantes. Es una pobre alternativa a la visita pero mejor eso que nada. También llama la atención cuando ves la Casa Blanca desde fuera su tamaño. Uno se la imagina más grande pero no parece gran cosa. Cerca del centro de visitantes está el Ronald Reagan Building and International Trade Center, un complejo de edificios que te deja con la boca abierta y donde alucines con las líneas en el suelo que marcan la distancia del edificio a la que los fumadores pueden practicar su vicio. Me imagino a esos pobres muriéndose de frío con menos quince grados allí, a veinte metros de distancia. ¡Que coño, que se jodan!

    Hay un montón de cosas más que ver en la ciudad pero solo voy a nombrar una más. Se trata del Cementerio de Arlington, al cual llegas cruzando el Arlington Memorial Bridge, el puente más hermoso de la ciudad y el cual está flanqueado por cuatro figuras ecuestres. En un lado es Las Artes de la guerra y en el otro las Artes de la paz. Una vez en el cementerio hay varios lugares para visitar. Para aquellos que no lo sepan (aunque seguramente lo han visto en multitud de ocasiones en el cine), el Cementerio de Arlington es un cementerio militar donde tienen derecho a ser enterrados todos los veteranos que han participado en guerras (e imagino que sus esposas). Ahí se puede rendir a John F. Kennedy y ver la llama eterna en su tumba, también la tumba de su hermano y siguiendo con el paseo ver el espectacular cambio de guardia en la tumba del Soldado Desconocido. En los últimos años también se ha popularizado el lugar en el que se homenajea a los astronautas muertos en los dos accidentes de las lanzaderas espaciales. Creo que no todos están enterrados allí pero están todos sus nombres y no es raro ver gente llorando mientras rezan por esos héroes espaciales. Tras ello subes a la cima de la colina y puedes visitar la casa del General Robert E. Lee, una preciosa mansión con unas vistas espectaculares de la ciudad y que tiene a sus pies un cuarto de millón de tumbas. Hay que decir que este cementerio es bastante activo y salvo que lo visites en un fin de semana seguro que verás algún funeral militar porque se suceden continuamente. Desde allí puede ir al U.S. Marine Corps War Memorial (el cual todo el mundo conoce como Iwo Jima Memorial) y cerrar el círculo en esta visita a la ciudad. Muy cerca de la ciudad está el Ronald Reagan National Airport y los aviones al despegar poco menos que pasan por encima de todos esos edificios. Seguro que algunos se acordarán del accidente que hubo hace un montón de años en el que un avión al despegar se estampó contra uno de los puentes en invierno y un montón de pasajeros murieron congelados en las aguas del río Potomac. Por lo que me han contado hace unos años lo intentaron cerrar pero los políticos se negaron porque desde allí salen para sus respectivos estados. Si tienes la oportunidad de llegar a la ciudad a través de este aeropuerto y es un día despejado tendrás unas vistas increíbles. Yo he viajado desde los tres aeropuertos que tiene la ciudad y he de decir que este tiene las mejores vistas desde la ventanilla de tu avión. En Washington hay un restaurante español excelente, la Taberna del Alabardero. Para los expatriados como yo es un lugar de visita obligada. No os defraudará la comida.

    Ahora que me acuerdo, me estoy dejando atrás Georgetown, el barrio con más solera de la ciudad. Por allí está la embajada española, la famosa universidad en la que trataron de educar al futuro rey de España (Georgetown University) y una serie de mansiones increíbles. hay cafés, restaurantes, terrazas y todo tipo de locales y para el caminante intrépido es obligatorio el perderse por sus calles y visitar algunas de las mansiones históricas y sus preciosos jardines. Desde allí también se puede tomar un autobús y subir hasta la Catedral Nacional, la cual se encuentra en la intersección de las avenidas Massachusetts y Wisconsin. No es una catedral católica y choca un poco el mercadillo que tienen en el sótano pero así y todo, vale la pena llegar hasta el lugar y subir en el ascensor a su campanario.

    Así que sin ser una ciudad con carisma, tiene un pase y da bastante de sí, eso sin contar que para fotografías es un lugar único.

    El relato de este viaje continúa en Desde Washington a Nueva York

    Technorati Tags: turismo, viajes, Washington DC

  • Washington Square Arch

    6 de febrero de 2007
    Washington Square Arch

    Washington Square Arch, originally uploaded by sulaco_rm.

    Situado en Washington Square Park, un parque muy céntrico junto a la universidad de Nueva York tenemos este arco construido para conmemorar el primer centenario de la presidencia de los Estados Unidos por George Washington. Desde allí había una vista increíble del Edifico Empire State y las Torres Gemelas que por desgracia ya no podemos disfrutar. En la foto podéis ver un árbol de Navidad y tras este el edificio Empire State. El parque suele estar muy animado con estudiantes. Está en el corazón de Greenwich Village.

    Si quieres ver otras fotos del viaje a Nueva York las puedes encontrar en el álbum de fotos de Nueva York y si quieres leer el relato de dicho viaje, comienza en Desde Washington a Nueva York

  • Paseando por Washington DC – Primera parte

    5 de febrero de 2007

    El relato de este viaje comenzó en Es un mundo muy muy seguro – primera parte

    Antes de comenzar a caminar por Nueva York merece la pena que comente algo de la capital de los Estados Unidos, Washington D.C., ciudad en la que he estado en varias ocasiones. Hace tres años, en mi visita a Nueva Orleáns del 2004, pasé cinco días en Washington visitando a la familia y haciendo algo de turismo. No era la primera vez que estaba en la ciudad. De hecho, he pasado allí dos veranos completos cuando era un mozo. Allí fue donde me contagié del inglés por primera vez y tengo muchísimos recuerdos asociados a esa ciudad. Puedo caminar sin rumbo fijo por ella sin perderme, conozco todos los museos, monumentos y rincones que merece la pena ver y aún así, nunca he hablado de ella. Imagino que es algo similar a lo que me sucede con Gran Canaria, que ya no lo considero un lugar turístico.

    Washington DC es una ciudad que a primera vista disgusta. Le falta el calor humano y le sobra planificación. Para el gobierno de los Estados Unidos era importante tener una ciudad en la que celebrar su corta historia y los grandes éxitos (y fracasos) del país y la encontraron allí, en ese lugar a medio camino entre dos de los estados fundacionales de la Unión. La ciudad es un ente independiente que no pertenece a ningún estado, soberana en sí misma. A su lado pasa el río Potomac y aunque la ciudad tiene millones de habitantes se puede considerar absolutamente aburrida. La culpa la tiene tanto mausoleo, tanto memorial y tanto político. Los Estados Unidos se rigen desde allí, con el Capitolio en el centro de la ciudad marcando los cuatro sectores en los que se divide. Las calles forman una cuadrícula donde unas tienen números y las otras las letras del abecedario. Resulta casi imposible perderte en ese lugar. El centro de la ciudad es una extensión enorme y abierta en la que se suceden los museos y monumentos. Para hacer fotografías es un lugar increíble, lleno de grandiosos edificios que se dejan querer por la cámara. Por desgracia no hay mucho más, por la noche, cuando todo el mundo vuelve a casa se convierte en una ciudad fantasma, con grandes avenidas vacías y tomada por la guardia nacional desde lo acontecido el 11 de septiembre.

    Pese a esto merece la pena pasar un par de días por allí. Hay varias compañías que tienen autobuses de esos que paran en todos los puntos turísticos y te puedes subir y bajar para ver cada uno de ellos. También se puede hacer con el metro pero entonces no verás nada y si el día se presta y te gusta caminar, es posible la caminata. En diciembre yo elegí este último sistema pese a los dos grados que hacía en la calle. Comencé por el Memorial de Iwo Jima y el Carillón regalo de los Países Bajos en agradecimiento por la liberación durante la Segunda Guerra Mundial, desde allí me fui en metro hasta el centro, pasé por la Casa Blanca para hacer fotos desde afuera, ya que entrar en la Casa Blanca se ha vuelto misión imposible. Tienes que informar con más de doce semanas de antelación y a través de la embajada de tu país de tu visita. Te asignan día y hora y por supuesto recibirán un montón de información tuya para comprobar que no eres una amenaza a la Seguridad Nacional. Son las cosas de este mundo en el que vivimos. Recuerdo cuando yo entraba con trece años, solo, sin hacer colas y nada más que por ver el chabolo del presidente. Después de ver este monumento caminé hasta el Memorial de la Segunda Guerra Mundial, el último en inaugurarse (fue en el 2004 y yo estaba en la ciudad cuando sucedió), una plaza de diseño bastante elegante en la que se recuerda a los muertos en la Gran Guerra. Desde allí se pueden ver las piscinas reflectantes y el Memorial de Lincoln a un lado y el Monumento de Washington en el otro (un obelisco frente a la Casa Blanca y en línea con el Capitolio y el Memorial de Lincoln). Caminé por los parques hasta el Memorial de este hombre, hice unas cuantas fotos y me gocé una manifestación en contra de la segregación racial y la igualdad educativa para todos. Eran organizaciones de negros o personas de color que es como prefieren llamarlos hoy en día. Que yo recuerde todos tenemos color, no hay humanos transparentes y no creo que sea peyorativo el calificarlos como negros. La manifestación estaba amenizada por una orquesta muy chula con unas chicas que pasaban un frío de morirse, medio desnudas para mayor gloria de la banda. Junto al Memorial de Lincoln está el de la Guerra de Corea y el de la de Vietnam. Del primero decir que me parece horroroso. Es una banda de julays soldados caminando por un campo de minas o similares. Dan miedo. He hecho unas fotos de noche que asustan. No lo veo muy acertado. El de Vietnam es una L enorme que se hunde en el suelo y enl a que están escritos los nombres de todos los que murieron en la guerra de Vietnam y si no recuerdo mal es en el orden en el que lo hicieron. Siempre me ha parecido un poco frío y falto de tacto. A veces ves gente llorando junto a un nombre o tratando de pegar alguna flor o algo allí. Al terminar con las broncas en las que se han visto envueltos los americanos decidí seguir caminando y enfilé hacia el monumento de Washington, el cual se puede subir gratuitamente pero necesitas pedir cita. Lo mejor es ir temprano para que te den la entrada para algún momento durante el día. Como está a medio camino de todo viene siempre bien.

    Desde allí comienzan los museos. A ambos lados de la gran avenida que va hacia el Capitolio tenemos un despliegue impresionante de museos (lo llaman National Mall), todos de la Smithsonian Institution y todos gratis. De entre ellos recomiendo el National Air and Space Museum, mi museo favorito y al que he ido más veces en mi vida. Es el museo más visitado del mundo y en él puedes disfrutar con la historia de la aviación desde sus orígenes, con el avión original de los hermanos Wright, lanzaderas espaciales, el Espíritu de San Luis y hasta hace unos años podías tocar un trozo de roca lunar. Han abierto otro cerca del aeropuerto Dulles International en el que hay un transbordador espacial y un huevo de aviones. Podría escribir durante días sobre este museo, es una de las sucursales del paraíso en la tierra. A veces me siento en un rincón a mirar un avión y a la gente que se queda abobada ante la belleza de esos aparatos. Definitivamente recomendado.

    Esto se alarga así que continuaremos con el paseo por la capital de los Estados Unidos en la próxima entrega, Paseando por Washington DC – Segunda parte

    Technorati Tags: Washington DC, viajes, turismo

  • La semana pasada en Distorsiones

    5 de febrero de 2007

    Ha sido una semana más bien tranquila, con mucho tiempo para pensar y para terminar de arreglar las fotos de Nueva York. Ahora comenzaré con las de Washington D.C. y espero que no me tome tanto tiempo. Por lo demás, comentar que ando algo inComunicado estos días, disfrutando del silencio.

    Esta fue una semana de Cine. Primero vino Arthur et les Minimoys – Arthur y los Minimoys, una curiosa película que mezcla animación e imagen real y que me ha encantado, seguimos con algo de terror del malo en The Return – El regreso, The Holiday – Vacaciones, otra vuelta de tuerca en el género de las comedias románticas y acabamos con Flags of Our Fathers – Banderas de nuestros padres, una potente película bélica par arrojar algo de luz sobre uno de los momentos que se recuerdan de la Segunda Guerra Mundial.

    Con tanta película quedó poco espacio para mucho más, pero aún así continuó el relato de la mensajera en Un marido abatido y hablamos de los Movileos, esa gente que se pasa el día colgada al teléfono móvil y que parecen no poder vivir sin uno en las manos. También volvió El chino con Atleta chino o sus peripecias en un gimnasio.

    Las fotos volvieron a estar dedicadas al Big Apple tour 2006 y pudimos ver New York desde la Apple Store, Edificio Chrysler, el Empire State Building y el Puente de Brooklyn.

    Y con esto se pasó la semana. Ya conocéis la historia así que seguid los enlaces si estáis en modo generoso:
    – Wishlist en Amazon UK
    – Wishlist en Amazon USA

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