Distorsiones

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  • La Dolorsi

    20 de diciembre de 2006

    Hoy la he ido a recoger. La Reina de la casa, la Niña de mis ojos, la Dama de Utrecht, señoras y señores, les presento a la DOLORSI. Toda una maravilla tecnológica con la que recorreré miles de kilómetros. He llenado la foto de notas así que están tardando en hacer clic sobre la misma y verlas (pasando el ratón sobre la imagen, que algunos son muy burros y ni se enteran …).

    La Dolorsi es una Dahon Impulse D7 y tiene tanta tecnología que asusta un poco y llega a intimidar a espíritus sensibles como el mío. Se puede doblar en 15 segundos, su cuerpo es de un tipo especial de acero muy resistente y bastante ligero, el sistema de frenado es sencillamente espectacular y en el manillar está integrado el sistema para cambiar de velocidad (y tiene siete). Aquellos que se pregunten el por qué me compro una bicicleta plegable y no una normal, la razón es que en el sistema ferroviario holandés este tipo de bicicletas viajan gratis y si tienes una de las otras, de las que no puedes doblar, tienes que comprarle un billete que cuesta seis euros y medio por día y con el que no puedes viajar en hora punta (antes de las nueve de la mañana ni entre cuatro y seis de la tarde). La alternativa sería usar dos bicicletas, una en Hilversum y otra en Utrecht y ver como las roban cada dos por tres. Por eso prefiero las plegables.

    Esta noche y para que no se sienta sola le he permitido quedarse dentro de la casa ya que todos sabemos que la primera noche de una bicicleta con su nuevo dueño puede ser traumática y quiero que se acostumbre rápidamente. A partir de mañana dormirá en la casa del jardín junto a la Poderosa y a las dos bicicletas de ciudad: la Yurena y la Mabeli.

  • Las tres semanas pasadas en Distorsiones

    20 de diciembre de 2006

    La vida me tiene ocupado y no he tenido ni un segundo en las últimas semanas para sentarme y escribir el tradicional resumen. Como tengo clarísimo que durante las vacaciones navideñas no lo haré, esta es la última ocasión en este año para resumir el contenido de esta bitácora a lo largo de las tres semanas pasadas, tiempo en el que trabajé como un burro, estuve de vacaciones en Washington DC y Nueva York y volví a trabajar con un tremendo jetlag. Mi vida sigue siendo una montaña rusa que a veces circula por campos de fútbol para ver partidos como el Ajax Amsterdam 0 – Espanyol 2 y otras veces damos un salto para comenzar The Big Apple Tour 2006 o nos vamos a ver a nuestro Médico de familia y desde allí a Un nuevo dentista. Muchos médicos no podían traer nada bueno y finalmente tuvimos un funeral, el de Macarena – Descanse en paz esa bicicleta que me sirvió lealmente los últimos dos años. Con tanto viaje y tanta cosa es que no paro y me paso el día Corre, corre, que no hay tiempo y entre medias las cenas de Navidad y como no, también hubo Otra gala en mi casa.

    Seguimos teniendo algo de espacio para el Cine con películas como The Departed – Infiltrados, Borat: Cultural Learnings of America for Make Benefit Glorious Nation of Kazakhstan, The Devil Wears Prada – El Diablo viste de Prada o The Grudge 2. Tendréis que leer lo que escribí sobre las mismas si pensáis pasar una de estas tardes navideñas en el cine y os apetecer ver alguno de estos títulos.

    En estos días la vena más creativa del autor de esta misiva ha salido a flote en un par de ocasiones y como resultado de la misma tenemos unos cuantos Relatos. En primer lugar apareció La caída de Mundo Perfecto, una pequeña historia de fantasía y después vino Planta 33 – Capítulo primero, Planta 33 – Capítulo segundo, Planta 33 – capítulo tercero y Planta 33 – capítulo cuarto. Merece la pena pasarse un rato leyendo esa historia que aunque aún no ha terminado, está cogiendo forma rápidamente.

    Por supuesto que se produjo algún que otro Desvaríos, como Bolleras o Miss China Europea o lo que puede suceder en un concurso de Miss, Carnaza pa’ las bestias con una publicidad bastante llamativa y por último El gen podrido del sueño de los chinos, una de esas teorías que van a misa de lo ciertas que son.

    Ya sé, ya sé, esto se alarga mucho pero no es culpa mía. Son demasiadas semanas sin resumir y el contenido de la bitácora crece y crece sin cesar, al igual que las Fotos. Seguimos viendo imágenes de Berlín entre las que tuvimos: El muro de Berlín, Checkpoint Charlie, Vista de Berlín, Iglesia Memorial Kaiser-Wilhelm, Palacio de Charlottenburg, Plaza cubierta del Postdam, Alte Nationalgalerie, Berliner Dom, Paul-Löbe-Haus y Marie-Elisabeth-Lüders-Haus, Weltzeituhr, El oso de Berlín, Neptunbrunnen, La torre de la Televisión, Berliner Dom, Reichstag de noche, Puerta de Brandenburgo de noche, Altes Museum, Cadena rota, Neue Wache y finalmente todas fueron agrupadas en el Álbum de fotos de Berlín. Tras este empacho hemos seguido en Alemania con Catedral de Colonia y río Rin.

    Queda poco, tranquilos. Entre las cosillas sueltas tuvimos Las consolas en guerra o lo poco que me importa a mí que hayan nuevas consolas en el mercado, Seis grados de separación con mi amigo El chino y finalmente gmail spam 2000+ o lo fácil que ha sido llegar a los dos mil correos de spam.

    Es más que probable que quieras comenzar a hacer tus deberes y comprarme mi regalo de cumpleaños, el cual está a la vuelta de la esquina en los primeros días de Enero así que no te cortes, pásate por alguna de las siguientes listas de regalos que deseo y has mis sueños realidad:
    – Wishlist en Amazon UK
    – Wishlist en Amazon USA

  • Planta 33 – capítulo cuarto

    19 de diciembre de 2006

    Es un placer el atacar una historia por el comienzo y si has llegado aquí por esos misteriosos caminos del Señor deberías saber que este es el episodio cuarto. Agárrame de la mano y viaja atrás en el tiempo hasta el Planta 33 – Capítulo primero y después continuaremos con Planta 33 – capítulo segundo y Planta 33 – capítulo tercero

    Viajar ya no es lo que era. Antes ibas hacia el aeropuerto con la excitación de la aventura, la promesa de una experiencia inolvidable a lomos de una máquina que contra toda lógica es capaz de levantarse del suelo y llevarte a velocidades de vértigo hacia tu destino. Así es como lo retrataban por la tele y como lo sentíamos cuando éramos niños. Todo eso cambió. Llegaron las medidas de seguridad y parecen no tener fin. Cada pocos meses se sacan una nueva carta de la manga y nos hacen plantearnos si merece la pena tanto esfuerzo. Todo el procesado de los pasajeros está pensado para humillarnos y amilanarnos. Comienza con la facturación. Ya no hay unas agradables señoritas que te reciben con una gran sonrisa y te ayudan mientras mantienes una conversación banal con ellas y sientes que tienes toda su atención. Ahora te enfrentas con una fría pantalla táctil que te va haciendo preguntas estúpidas. Y esa es la parte agradable del asunto porque cuando por fin has conseguido tu tarjeta de embarque comienza lo peor.

    En cada aeropuerto se maneja a los pasajeros de una forma distinta y lo único en común es la sensación de formar parte de un rebaño que te invade durante el par de horas que pasas en sus instalaciones. El aeropuerto de Denver no es ni peor ni mejor que el resto. Te amontonan en líneas que desembocan en máquinas de aspecto terrorífico y mientras avanzas vas reorganizando tus cosas. Te quitas el cinto, compruebas tus bolsillos y te sientes un poco ridículo por esta estúpida ceremonia. Al final de la cola te espera un policía que mira tu tarjeta de embarque y en ocasiones te pregunta de una manera ruda algo o te señala alguna prenda que se te ha olvidado quitar. Es invierno y hace frío pero aquí nos fuerzan a sacarnos los abrigos y zapatos, todo en bien de la Seguridad Nacional. Dejé mis cosas en un par de cajas que me dieron y tuve que meter en una bolsa de plástico transparente los productos de aseo. Por suerte no llevo mucho porque en los hoteles suele haber disponible jabón y lo básico y siempre les puedes pedir pasta de dientes.

    Por supuesto al cruzar el arco sonó un pitido y terminé siendo revisado por un hombre que definitivamente llevaba demasiado tiempo haciendo este trabajo. Te golpea mientras te cachea y decide que eres seguro para el sistema. Me demoré unos minutos mientras volvía a ponerme los zapatos, el cinto y colocaba cada cosa en su sitio. A ellos no les gusta que lo hagas allí porque los que van pasando el control después de ti tienen menos espacio pero no es mi problema. Yo no he impuesto estas reglas.

    Busqué la sala VIP de United y saqué el portátil mientras me servían un café. Al menos podría hacer algo en las dos horas de espera. Esa es otra. Cada vez hay que llegar con más tiempo de antelación. Me pregunto que será lo próximo que se les ocurrirá. Espero que no tengan la brillante idea de hacernos dormir en el aeropuerto desde el día antes para poder observarnos y controlarnos mejor. La sala estaba casi vacía y los dos empleados que la atienden revoloteaban a mi alrededor ofreciéndome prensa y explicándome lo que debía hacer para que mi ordenador se conecte a Internet desde allí. Los dejé hacer aunque no soy ningún estúpido ignorante con miedo a la tecnología. Es su trabajo y si no les dejas hacerlo te cogerán inquina.

    No sucedía nada especial en el mercado de valores y la cosa no parecía que fuese a cambiar. Llamé a la madre de Jorge y me aseguré que no hubiera nuevas noticias. Ella se deshizo en agradecimientos de nuevo. La dejé hablar y desahogarse. La pobre mujer debía estar pasando un mal trago. Me dio de nuevo el teléfono de la persona a la que había alquilado el apartamento su hijo y quedamos que la llamaría de nuevo desde Nueva York. Hablé con otros amigos y ellos también me pidieron que los mantuviera informado. No estoy muy seguro de si existiría la misma preocupación si yo soy el que ha desaparecido. Jorge siempre se deja querer por la gente, es algo muy natural en él. Sin darte cuenta lo has adoptado e incluido en tu círculo. Conmigo no suceden esas cosas. No es que no tenga amigos pero no me resulta tan fácil como a él y no creo que ninguno de ellos me echara de menos, excepto quizás Jorge. Somos complementarios. Siempre nos lo hemos pasado bien juntos y en las cosas importantes de la vida coincidimos. A pesar de no vernos a menudo ambos sabemos que el otro está ahí para cuando lo necesitas. Por eso estoy viajando a Nueva York, porque es mi amigo y se lo debo.

    Sin darme cuenta pasó el tiempo y la joven que tan alegremente me atendía me recordó que debía coger un avión. No hice cola, pasé directamente y me senté en la parte delantera. No había mucha gente en ese vuelo, algo normal cuando viajas entre semana. Las aerolíneas mantienen estos servicios periódicos aunque solo hacen dinero unos pocos días o a determinadas horas en las que siempre tienen sus aparatos llenos. El resto del tiempo imagino que malamente conseguirán cubrir costes. Por eso jamás he invertido en este sector. No es de fiar.

    Despegamos y la rutina de la comida y los agasajos de la clase Business me entretuvieron hasta que llegamos a nuestro destino. Nueva York se veía preciosa desde el aire con su particular línea de rascacielos y el agua rodeándola por todos lados. Tuvimos suerte y pude ver la Estatua de la Libertad al aterrizar. Como solo tenía equipaje de mano, salí del aeropuerto y cogí un taxi para ir al hotel.

    No te detengas y continúa el viaje. Sigue el enlace hacia el capítulo quinto

  • Catedral de Colonia y río Rin

    19 de diciembre de 2006
    Catedral de Colonia y río Rin

    Catedral de Colonia y río Rin, originally uploaded by sulaco_rm.

    Durante unos pocos días nos daremos una vuelta por Colonia, ciudad alemana situada junto al río Rin y comenzamos con esta vista de la catedral de Colonia desde el otro lado del río.

    Esta es la mayor catedral de Alemania y está situada junto a la estación de tren. Nada más salir de la misma te topas con este impresionante edificio en el que se dice que están enterrados los tres Reyes Magos, los cuales parece ser que siguieron viviendo juntos toda su vida. En esta catedral también está la campana balanceante más grande del mundo y otro record que ostenta es el de la fachada más larga para una iglesia y el segundo edificio gótico más alto del mundo.

    Todos estos records los ha conseguido con el tesón de los habitantes de Colonia, que tardaron casi seiscientos años en terminar de construir este templo católico. Cuando visitas su interior te quedas sin palabras ante su magnificencia.

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