Distorsiones

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  • Vamos a la playa …

    12 de junio de 2006

    Aquí arriba estamos en medio de una ola de calor. Es maravilloso. Después de todo el frío, toda la lluvia, los días negros y los colores neutros, el clima ha despertado el gigante dormido. Treinta grados de temperatura, cientos de millones de mosquitos, las plantas generando polen a toneladas, las flores reventando por doquier con colores extravagantes, las tías enseñando el potorro en las bicis día sí y día también hasta que el hastío hace que ni las mires, los julandrones paseándose en bicicleta con pantalones demasiado cortos que dejan escapar sus huevos y las moras pasándolas putas con todos esos trapos de fregadero que se ponen encima. Desde que llegó el buen tiempo vivo en la calle, como todo el mundo. El sábado me levanté pronto, fui al supermercado a avituallarme y después de eso me puse el bañador, me metí en el tren y me fui a pasar el día a Zandvoort, una playa cercana a Amsterdam a donde se puede ir en tren, que te deja a doscientos metros del mar. Es sencillamente perfecto.

    En años anteriores la compañía de ferrocarriles nos torturaba con el Bangalore express, un tren de los más viejos, sin aire acondicionado y sin ventanas en el que sudábamos la gota gorda y las pasabas canutas. Tenía su gracia. Te metías allí dentro a cincuenta grados o más oliendo el sudor de cien mortales y pensabas que te morías y que no sobrevivirías al viaje hasta el momento en el que una vieja se desplomaba y todos nos partíamos la polla de risa. Aquello era un prueba de supervivencia en toda regla. Por desgracia la gente se debe haber quejado lo suficiente porque nos han puesto unos trenes estilosos con todos los lujos y comodidades posible y ahora con el aire acondicionado ya no es lo mismo. Le han quitado gracia al asunto.

    En mi sangre hay algún vestigio de gitanerismo y por ahorrarme cuatro euros me compré billetes separados entre Utrecht y Amsterdam y entre esta última y Zandvoort. Como en uno de los tramos no me lo revisaron al día siguiente pude reutilizar el billete y mi cuenta corriente se engordó con un dineral. Para el resto presentaré una queja de devolución de dinero por retraso y recupero la mitad. Este es el tipo de cosas que se aprende de los amigos holandeses. Serán rubios, altos, bellísimos y todo lo que queráis pero a la hora del ahorro y de los chanchullos no hay color y no existe ninguna otra raza en el mundo que los supere.

    Ya en la playa me posicioné junto al chiringuito diecinueve, un lugar al que llevo yendo unos años. El primer día no hubo nada que reseñar pero el segundo día la cosa estuvo más amena. Ese día jugaba la selección holandesa en el mundial y la gente iba vestida de naranja. A la hora de comenzar el partido la mitad de la gente se dirigió a los chiringuitos y supimos como iba el juego por los gritos que daban. Cuando Holanda marcó el gol de la victoria se oyó un rugido que recorrió toda la playa y la gente comenzó a bailar, saltar y gritar. Sobre las cinco de la tarde aparecieron un montón de barcas de los equipos de salvamento y empujaron a la gente para que saliera del agua en la zona en la que me encontraba yo. Primero pensé que habían avistado un tiburón o algo parecido porque daban pasadas por el agua sin razón aparente. Después me enteré que una de las panolis que estaba distraída viendo el mundial había perdido a su hijo y como estaba en el agua quizás se había ahogado. Lo buscaron como media hora y al final se marcharon sin resultados aparentes. Imagino que alguien devolvió al chiquillo en algún otro lugar. La madre lloraba como un alma en pena pero más le habría valido no despistarse cuando su hijo estaba en el agua.

    Fijándome en los vigilantes de la playa me di cuenta de lo falsa que era aquella serie que me obnubiló en mis años mozos. Aquello sí que eran vigilantes. Unas tías con silicona hasta la pipa del coño, con unos cutis perfectos, un pelo perfectamente cuidado, un maquillaje que no se caía jamás y que siempre corrían con aquel vibrador rojo enorme en las manos y se tiraban a salvar al gilipollas de turno que siempre se ahogaba a dos metros de la orilla porque aquellos ángeles no sabían nadar y de lo que se trataba era de verlas correr con esas tetas bamboleantes y luego disfrutar de la visión de su salida del agua con esos pezones que se marcaban hasta romper el bañador y encender nuestras calenturientas imaginaciones. Lo que teníamos en la playa era una panda de barrigudos rubios que posiblemente flotarán con esas tripas y que dudo mucho que puedan correr ni diez metros.

    Después del espectáculo recogí mis cosas y volví a casa deteniéndome por el camino en Amsterdam Bijlmer para ir al cine. Esa parada está junto al estadio Amsterdam Arena, templo legendario para los amantes del fútbol y que seguro que todos conocen. La zona es la parte sur de la ciudad de Amsterdam y hay que decir que aquello es una mierda de barriada. Es de los pocos lugares en los que paso miedo de verdad. Por la calle avanzan hacia uno unas bandas de marroquíes que si te pillan solo te dan la extrema unción. Conozco a un colega al que le robaron la cartera y todo lo que llevaba encima por allí. Después del cine la estación de tren estaba totalmente desierta y como no me apetecía para nada quedarme allí veinte minutos haciendo de blanco perfecto me fui en metro a la parada anterior y cogí el tren allí. La estación de Duivendrecht es un oasis de calma en aquel lugar.

    Al llegar a mi casa mi vena creativa estaba palpitando y para calmarla cociné champiñones rellenos de chorizo pero para esa receta tendréis que esperar a otra ocasión.

  • Resumen de las cuatro últimas semanas en Distorsiones

    12 de junio de 2006

    Dios mío, esto va a ser interminable. Hay tanto que contar después de tanto tiempo. Tratemos de ordenarlo todo siguiendo la secuencia clásica. El relato de mi vida tiene muchísimos capítulos en esta ocasión. Comenzamos por En la guagua y lo que pasó un día que usaba dicho medio de transporte. Mi querida bicicleta tuvo algunos problemas y esto quedó reflejado en Los achaques de la Macarena. Mi amigo el turco me la jugó un día y casi no sobrevivo. Está todo escrito en Sofá, comida turca e historias para no dormir. Como pasa de vez en cuando, el alcohol me puede y salen cosas raras como Es un mundo distorsionado o El caos dentro del orden. La semana pasada estuve de Pequeña gira por el país haciendo eso por lo que me pagan un sueldo. Y acabamos esta sección con un Adagio de verano y Devoradores de energía.

    Bueno, no la acabamos. Finalmente acudí al Zeskamp y pude escribir un montón sobre el mismo, además de llenar las anotaciones con varias fotos del evento. La secuencia completa es: Zeskamp – primera parte, Zeskamp – Segunda parte, Zeskamp – Tercera parte, Zeskamp – Cuarta parte y Reflexiones finales sobre el Zeskamp. Merece la pena leerlo todo.

    Estas cuatro semanas han producido los siguientes Desvaríos: Callientapollas, Travelos, ¿Cagan los vegetarianos?, En el puto vagón de atrás, Potrancas y Un mundo del revés. Además hubo un momento para el cachondeo y la ironía a cuentas del fallecimiento de cierta persona muy famosa en Encuentros con La Más Grande.

    El Cine de las cuatro semanas pasadas fue Mission: Impossible III – Misión Imposible 3, The Da Vinci Code – El código da Vinci, X-Men: The Last Stand – X-Men: La decisión final, The Omen – La profecía y Silent Hill. Decir que aborrecí enormemente el código Da Vinci y que las demás me han gustado.

    La categoría de Relatos recibió las siguientes aportaciones: Tiempo de venganza, Allanamiento de morada y 6-6-6. Los dos primeros son historias que espero desarrollar a lo largo del tiempo y el último fue un pequeño cuento.

    En la sección de Tecnología hablé un poco de un gran cambio que ha ocurrido en la trastienda de la bitácora y que seguramente no notaréis. Fue en Güicheando con el WordPress.

    También hubo algo de tiempo para la sección de Cocinillas con una receta para Albóndigas en salsa.

    Las Fotos de estas cuatro semanas han sido: Flor rota, Tulipanes y molino al fondo, Molino de viento De Eendracht en el club de las 500, Margaritas blancas en 1024×768, Flores blancas en 1024×768, Molino de viento, Campos de flores, Encuentros florales, Árbol sobre el canal y Tulipanes rojos. Resaltar una serie de Fotos hechas con una lente de macro. Fueron: Estambres y pistilo, Pistilo, Pistilo y estambres, Cerca y personal, Pequeño sol, Estigma en la niebla, Hélice, Yin y Yang, Un mundo púrpura, Amarillo y blanco, Flores blancas y Campana sobre campana.

    Y esto ha sido todo. Comentar que ahora en la barra de navegación tenéis la opción de donar dinero via Paypal, dinero que me gastaré en pagar el hospedaje de la bitácora y en cervezas. Y como siempre, también es posible el unirse al club de generosos donantes de distorsiones y regalarme algo de mis listas de deseos:

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  • Silent Hill

    11 de junio de 2006

    Y ya que estamos hablando de películas de terror, sigamos con el tema. Esta es una película que esperaba con ansia. Es posiblemente uno de mis juegos favoritos en la Playstation . Aún recuerdo cuando jugué al Silent Hill 3 y me cagaba de miedo en mi casa, mirando continuamente hacia la puerta y controlando mi espalda cuando meaba. Aunque se estrenó hace un par de semanas no había tenido tiempo de ir a verla hasta hoy. Estoy hablando de Silent Hill.

    Para cualquiera que haya jugado conocerá la historia pero como siempre hay despistados digamos que se trata de una hijadelagranputa pestiñosa y zarrapastrosa que se le cruza en la pipa del coño que tiene que llevar a su hija a un poblacho llamado Silent Hill y cuando finalmente lo hace la caga hasta el fondo y más allá porque aquello está lleno de manifestantes, hippies, julays, metrosexuales y demás miasma contemporánea y todos le quieren hacer pupita sexual a la pobre tipa y a la perra de su hija. La madre se tendrá que meter a testigo de Jehová para poder encontrar a su hija y para ganar algo de tiempo se hace las uñas en una peluquería que está a las puertas del purgatorio y en la que las clientas son todas descerebradas y tortilleras.

    Creo que es la primera vez que una adaptación de un videojuego al cine sale bien parada. Había momentos en los que me volví a sentir dentro del juego y acabé la película encogido en mi butaca y mirando hacia atrás por si acaso ya que estaba en la sala en yo solo gracias al mundial de fútbol. Imagino que la gente que no ha disfrutado jamás de esta aventura no será capaz de captar las sutiles verdades de la vida que hay en la historia. El ambiente es claustrofóbico, los entes que llenan el poblacho son cañosos totales y las transiciones entre los diferentes universos son brutales. Me encantó la protagonista y su hija me dio un montón de miedo así que espero que la puta niña no se mude a mi barrio.

    Pese a que la película dura unas dos horas es bastante dinámica, uno se mete en la historia desde el principio y tiene los suficientes momentos de terror como para que saltes en tu butaca de cuando en cuando. Los actores están soberbios y los malos son malísimos, como debe ser.

    Si eres un adicto a los videojuegos, si te gustan las películas de terror o si te gusta ver tías pasándola canutas por su cabezonería esta es tu película. Llámate a los amigos más garrulos que tengas, compra cerveza y palomitas de maíz (roscas, cotufas o como coño las llames) y prepárate para dos horas de entretenimiento en estado puro.
    gallifantegallifantegallifante

    Technorati Tags: cine, Silent Hill

  • The Omen – La profecía

    11 de junio de 2006

    Por razones ajenas a nuestra voluntad no pude ir a ver esta película el martes pasado, el día de su estreno. Básicamente estaba agotado y preferí quedarme en casa muriendo en paz conmigo mismo y mis intríngulis. Aún así no he querido dejar correr el tiempo y por si acaso se me escapa ya he visto The Omen conocida en España como La profecía. A estas alturas todos sabemos que es un remake de un clásico de hace treinta años.

    El tema está bien trillado. A una pareja de julays metrosexuales de mierda les hacen el timo del tocomocho y les cambian su precioso retoño recién nacido por otro igual de precioso pero un tanto cabroncete. El puto niño crecerá entre putadas, putadillas y putadonas jodiendo a todo bicho viviente que se le ponga a tiro mientras muestra una sonrisa de chandalero de barriada marginal. Para ayudar al puto niño una institutriz más puta que la gallina turuleta se vendrá a vivir a la casa y si no se folla al padre es porque este es más impotente, mariquita y retardado que el legendario Juanito el pionero. Después de un rato de tedio el niño se mete en el Opus Dei, le come el coño a dos vírgenes búlgaras y de la resaca que agarra mata hasta el apuntador en unas escenas espeluznantes. La iglesia católica anda metida en el fregado y mata a destajo usando esos cuervos vestidos de negro que solemos llamar curas.

    Como dije, es un remake. No aporta absolutamente nada nuevo a la película original, una soberbia historia que aún veo por la tele cuando la dan y me entra caguelo. Hay partes que han calcado plano por plano sin que les importe un pelo. Por otro lado quizás esta aproximación haga que uno no salga del cine particularmente molesto o engañado. Han puesto ropas limpias a una historia entretenida y la han vuelto a poner en el candelabro para exprimir una vez más la vaca sagrada. El nuevo chiquillo es tan inquietante y cabroncete como el original y la madre tiene la misma cara de viciosa con esos planos en los que parece estar pidiendo a gritos que se le corran en la cara tres docenas de legionarios de Cristo para salvar su alma. El nuevo padre no me gustó mucho. No sé que tendrá Liev Schreiber que consigue caerme mal en todas las películas que sale. Lo veo como un cruce entre caniche, pollardón e hijoputa de cafetería de instituto.

    No se puede decir mucho más de esta película. Si os gustó la original esta os resultará entretenida y no creo que os disguste mucho. Si por alguna anomalía en el flujo de energía jamás habéis visto la original igual hasta os puede encantar. No es el tipo de película a la que se va con la piba para practicar unos tocamientos y unos piquitos por lo que tendréis que buscar otro tipo de cómplices y perpetrar la visita al cine acompañados de intelectuales al menos tan descerebrados y faltos de sentimientos como vosotros.
    gallifantegallifantegallifante

    Technorati Tags: The Omen, cine, X-Men: la decisión final

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