En un país en el que hay más millones de bicicletas que de personas (algo fácil de conseguir si tenemos en cuenta que solo yo poseo cuatro), continuamente te tropiezas con imágenes curiosas protagonizadas con las mismas. La de hoy la vi el sábado por la mañana mientras caminaba desde Waterlooplein a Leidseplein. En la calle, un conductor de bici-taxi tenía la suya en una posición comprometida y en la que enseñaba sus vergüenzas y le estaba poniendo la cadena en el piñón, ya que se le debía de haber saltado. Aparte de un servidor que corrió sin perder la dignidad que no tiene para hacerle la foto, a nadie parecía preocuparle en lo más mínimo este suceso único pero seguramente repetible.
-
Basilica di San Pietro di Castello
Dando la vuelta alrededor de las principales islas de Venecia en vaporetto, hice una parada para visitar la Basilica di San Pietro di Castello, ubicada en el sestiere de Castello. El edificio es del siglo XVI (equis-uve-palito) pero básicamente allí hubieron templos desde novecientos años antes. Además, fue entre 1451 y 1807 la catedral de Venecia, algo que por supuesto todos lo sabemos y por eso la visitamos. La basílica resultó muy dañada en bombardeos de la Primera Guerra Mundial y ha sido restaurada y es un monumento que pertenece al Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Aunque no se ve en la foto, tiene una cúpula bastante espectacular y que se ve perfectamente desde el Campanile en la Piazza di San Marco. El campanario de la iglesia está cambadísimo y es uno de los que tienen más riesgo de caerse. En la foto, pese al objetivo gran angular, una buena parte de que esté tan torcido es porque en realidad está así. En esta basílica se encuentra el supuesto trono de San Pedro y digo supuesto porque se hizo a partir de una piedra funeraria en el siglo XIII (equis-palito-palito-palito), solo que el populacho es tonto y se creen todas las trolas que les cuentan. Aunque está algo fuera del circuito turístico, merece la pena pasar por allí.
-
La semana pasada en Distorsiones
En estos días en los que no hace tanto calor, aprovecho para matar las tardes Paseando en bici y comiendo moras.
Después de años de gandulismo y desidia recupero una de las tradiciones más ancestrales de mi bitácora. Los relatos y comenzamos uno que espero que sea largo y aburrido con 1. El comienzo y que continúa en 2. Recuerdos
Para aligerar un poco el pie de página de la bitácora y organizar la enorme cantidad de información que hay disponible en ésta la mejor bitácora sin premios en castellano, he creado el Índice de álbumes de fotos el cual está enlazado en los menús.
En Venecia, vimos el Ponte della Costituzione y de allí seguimos al fascinante Ponte delle Tette y también tuvimos el Squero di San Trovaso antes de ir a ver la Basilica di Santa Maria della Salute y acabamos viendo el Interior de la Basilica di Santa Maria della Salute. Tengo un montón de fotos esperando para entrar en el Club de las 500 y como no reduzco mi ritmo de cine, creo que subiré el ritmo durante unas cuantas semanas y cada tarde de martes a viernes alrededor de las cuatro y media tendremos una anotación adicional.
Esta semana la Cerveza fue la Indonesia Bintang, la cual descubrí en mi periplo por ese país de este año.
Fui al Cine a ver cinco películas y comenté cuatro. Comenzamos con la patética y terrible I, Anna, seguimos con la entretenida Love and Honor, seguimos con el experimento fallido de Tula: The Revolt y acabamos con una pequeña decepción, Elysium. A estas alturas del año, ya he visto ciento veinticuatro películas, hito que alcancé el año pasado cerca del final de septiembre con God Bless America y en el 2011 fue a comienzos de octubre con Colombiana, en el 2010 fue al final de octubre con RED, película de cuya segunda parte hablé la semana pasada, en el 2009 fue a mediados de noviembre con 2012 y en el 2008 fue a finales de noviembre con Body of Lies – Red de mentiras.
El resumen de la comida tiene algunas fotos nuevas:
Y así transcurrió la semana …
-
Elysium
Me da igual que el trailer sea soso, me da igual quien la interpreta o quien la dirige. Cuando se trata de ciencia ficción, la primera directiva dice que hay que ir a verla y yo procuro no perderme ni una sola de esas películas. Si además tenemos un par de sesiones de preestreno, me planto en el cine para ser de los primeros y me junto con una legión que como yo, tenía hambre de este género. Curiosamente, a mi lado, dos emigrantes españoles que ahora viven por aquí y que todavía no saben que hay una tarjeta para ver cine ilimitado por diecinueve leuros al mes. La película que voy a comentar hoy es Elysium y se estrena en España la semana que viene.
Un julay esconchabado y de barriada periférica tiene que ir al barrio de los ricos para que lo recompongan
Dentro de unos ciento cincuenta años la tierra está hecha una puta mierda y los ricos se han mudado a una enorme estación espacial llamada Elysium and donde disfrutan de la vida tan alegremente mientras aquí debajo la gente las pasa canutas. Un chamo que va a morir dentro de unos días y que no tiene nada que perder arriesga su vida para conseguir acceder a esa estación espacial y tratar de salvarse y de paso salvar al resto de los pobres y embrutecidos.
Por más que sea un fanático de la ciencia ficción tengo que reconocer que esta película falla en algunos puntos. De entrada la historia es demasiado tonta, con agujeros demasiado grandes que no pasan desapercibidos. Me puedo creer lo de que los ricos viven en el cielo pero me resulta muy difícil de entender como es que Los Ángeles parece una favela enorme de Río de Janeiro con las calles destruidas pero en la que parece que hay guaguas y transporte público que es exactamente igual al de hoy día, pese a haber transcurrido más de un siglo. También me cuesta entender la ambición y la mala leche de la Jodie Foster, que es una especie de ministro de defensa de la estación espacial pero que parece controlar y dominar todo el universo conocido desde su sala de control. Su personaje no tiene substancia, es aburrido y en todos los planos en los que aparece sobra completamente, aunque aún peor lo tiene el supuesto presidente, una marioneta inútil que debe chupar un minuto de pantalla. Sobre el protagonista, es Matt Damon o quizás sea Mark Wahlberg, ya que sigo sin poder distinguir a uno del otro. Su personaje no tiene demasiado carisma y aunque comprendemos su motivación para querer ir a Elysium, tiene demasiados momentos alelado. El más interesante es Sharlto Copley, que hace de soldado más malo y maquiavélico que un político español y que no se cansa de repartir hostias. Visualmente la película es una pasada pero desde el punto de vista de la historia, flogea demasiado.
Como los miembros del Clan de los Orcos son sencillos por naturaleza es más que probable que esta les encante. Para los demás, algo que se puede ver perfectamente por la tele cuando la pongan dentro de un año.