Todos los años dejo escrita en mi hoja de ruta las cosas que quiero y espero hacer durante los doce meses que están por venir y después me paso mayormente por el forro esas resoluciones, que es como debe ser, que solo los alemanes son capaces de decir que van a hacer algo y terminar haciéndolo, así que esta anotación hay que tomársela como si fuera un desvarío y no hacerle demasiado caso. Creo que si vamos a señalar a los seres humanos que pueden decir que están escribiendo su hoja de ruta por decimoquinta vez me quedo tan solo como la una y como por aquí pasa mucha lengua venenosa que seguro que dicen que miento, a las pruebas me remito y se pueden leer las de los años 2005, 2006, 2007, 2008, 2009, 2010, 2011, 2012, 2013, 2014, 2015, 2016, 2017 y finalmente la del 2018.
Ahora que ha quedado demostrado que tengo un desorden obsesivo-compulsivo con el tema, nos ponemos a la obra y repetiré lo obvio. No pienso dejar de escribir el mejor blog sin premios en castellano y así, pronto llegará a su decimosexto año de publicación continua, la cual es una edad problemática ya que todos recordamos lo cafres que éramos en esos años. Por suerte los blogs ya no están de moda y puedo decir lo que me place y como me place sin tener que preocuparme del sanedrín de juzgadores que te ejecutan en público cuando no piensas como ellos. Durante este año seguiré con la frecuencia de dos anotaciones diarias en los días laborables y de haber películas, los fines de semana. Como en años anteriores, tendremos la anotación matutina con fotos de lugares que he visitado y que tras la ciudad de Viena, regresará a las Filipinas para pasar por el Nido, Corón y algún otro lugar fabuloso y procuraré intercalar escapadas en ciudades europeas. Por las noches los vientos cerebrales y mis neuras determinarán la ruta y los fines de semana hablaremos de cine. Dado que flickr nos traicionó, habrá una última serie de fotos entrando en cierto club y tras eso, el club cerrará sus puertas.
El objetivo más duro que me he puesto para este año y que me costará sangre, sudor y rabia es el de usar el hilo dental todos y cada uno de los días, aunque como sé que eso es imposible, me he puesto cinco comodines mensuales, margen que me parece más real. Veremos la cara que se le pone a mi dentista cuando me vea en mayo y no me pueda restregar lo del hilo dental, que reconozco que soy muy voluble y tengo semanas de hacerlo todos los días y otras en las que ninguneo la actividad y me limito al lavado de dientes.
Seguiré corriendo y caminando a la hora del almuerzo y por supuesto, seguiré buceando y de darse las circunstancias, hasta patinando sobre hielo y seguiré sin ser el propietario o el usuario de eso que llaman coche y al que tienen tanto apego los reconocidos comentaristas culocochistas, que los tenemos. Seguiré también cocinando todo aquello que me gusta y regalando cantidades ingentes de dulces hechos en casa, como hoy mismo, que he traído a la oficina dos brownies, trece magdalenas, trece snickerdoodles y una brutalidad de lacitos de hojaldre por aquello de alegrar a los colegas el primer viernes del año. Seguro que este año añadiré alguna receta nueva a mi pequeño libro de recetas de cocina, el cual ya no es tan pequeño.
La esperanza es lo último que se pierde y a lo mejor y hasta me echan del trabajo, aunque tras un 2018 en el que el número de empleados de la multinacional amarilla en la que me prostituyo por una nómina se redujo más de un veintidós por ciento en Holanda, empiezo a temerme que voy a quedar para apagar la luz y cerrar la puerta, pero seguiré esperando que me llegue ese día en el que me manden a tomar por jauer.
Tengo más o menos claro lo que quiero hacer a la hora de viajar en la primera mitad del año y pasaré por Málaga al final de enero e iré a Belfast y Bristol en marzo, antes y después del Brexit, lo cual puede que sea muy interesante. En abril pasaré por Gran Canaria y para mi escapada en Asia quiero ir a bucear en Indonesia y me gustaría pasar por Shanghai unos días y haré lo imposible por conseguir un billete que me permita hacerlo, aunque esto está en el aire. Este año mi visita a Asia será algo más tardía, entre mayo y junio por culpa del calendario de festivos. Para la segunda mitad del año aún no sé cuando viajaré ni a dónde lo haré, aunque entre las ciudades que siempre están en mi lista tenemos a Bilbao, Helsinki, San Petersburgo y también me gustaría visitar Sicilia.
Doy por supuesto que en lo relativo al cine alcanzaré, de nuevo, las doscientas películas vistas, ya que parece que la cifra es muy fácil de lograr si te gusta pasar por una sala obscura y que te cuenten una historia.
Aquí no habrá tregua con los truscolanes y los seguiré mentando hasta que me quede sin yemas de los dedos y no pueda teclear más e incluso entonces, tendría que perder la voz porque le dictaría al ordenador. Seguiré hablando de esas cosillas de mi vida en la categoría de Reality sucks y repito la promesa que nunca cumplo y tampoco escribiré la legendaria trilogía Láctea, esa obra maestra de la zafiedad que cambiará la percepción que ninguno tiene de mi y que consta de tres episodios titulados Leche machanga, carne de machorra y leche mangorra.
Este año que empieza ya no quiero escribir un libro, quiero escribir tres y obviamente, no lo haré ya que si no puedo con una, imagínate hacer un trío pero la idea que se me ocurrió es buenísima y sería una obra absurda e hilarante con la que partirse la polla de risa, algo muy del estilo de Tom Sharpe, que si no sabes quien es, mejor te pegas un tiro de gofio porque no deberías seguir consumiendo el oxígendo de nuestro planeta.
El año pasado comencé un podcast de viajes, aunque soy muy voluble y pasan eones entre episodios y este año quiero comenzar uno épico y legendario contando anécdotas mías y de otros pero a mi manera, crueles y despiadadas. Probablemente lo haré pero creo que no habrá ningún tipo de enlace entre ese mundo y el de la bitácora, serán universos paralelos, como mi instagram, que existe y está muy pero que muy vivo pero no quiero que se cruce con éste otro territorio ya que soy un firme creyente en compartimentar la vida para evitar el acoso de los buscadores, esas máquinas que parecen haber sido creadas para joderte la vida.
Seguiré haciendo día tras día mis ejercicios de Duolingo e intentaré mantener mi récord de constancia, que en la actualidad está en más de cuatro años. Igual hasta añado alguna variación de idiomas pero en el peor de los casos, seguiré con el italiano para españoles, el holandés e italiano para ingleses, el inglés para holandeses y el inglés para italianos. Seguiré encendiendo velas negras para ver si sacan de una puñetera vez el curso de español para italianos que llevan preparando desde antes de la crucifixión del chamo aquel y ciertamente, truscoluña no era nación ni cuando empezaron a prepararlo ni lo será cuando lo pongan en circulación.
O sea, que otra nueva tanda de más de lo mismo, que no por nada es nuestra bebida favorita, por aquí por Distorsiones, el lugar en el que Nada es lo que parece.
4 respuestas a “Hoja de ruta del 2019”
¿Tu sabes quien es Cristóbal Zavarce?
¿No?
¡Pues pégate un tiro de gofio tío!
Y prohibido respirar en este planeta!!! 🙂
Salud
Hombre, feliz año y para la hoja de ruta de este año esperaba algo como que no sólo vas a correr sino que además vas a completar tu primera media maratón … que digo media, tu primera MARATÓN, y además no sólo ibas a añadir una receta, sino doblar el número de recetas de tu libro para que deje de ser librito. Pero vas y tu principal reto va a ser pasarte el hilo dental cada día … Te estás haciendo viejo!
Lo de apuntarse a eventos deportivos para ir en rebaño lo desprecio tanto como truscoluña. Tengo un amigo holandés que lleva pidiéndome que participe con él desde que se enteró que voy a correr. Le toco los güevos mandándole pantallazos de mis sesiones y al parecer soy muy bueno en el tema, pero me la suda la parte social. También he descubierto que yo no tengo paciencia para más de seis kilómetros. ME ABURRO.
Ni de coña duplico las recetas porque no podría preparar las otras, algo que aunque parezca difícil de creer hago. Hagamos un repaso: para pre-celebrar mi cumpleaños en la oficina hice snickerdoodles, 2 brownie, lacitos de hojaldre y magdalenas. El sábado hice gazpacho blanco y preparé 2 roscones de Reyes para regalar uno a los vecinos. El domingo hice falafel y hoy tengo pensado hacer albóndigas en salsa para mañana y como producto colateral, suspiros de Moya. Y no nos olvidemos del chocolate con churros del sábado y los pannenkoeken del domingo. Todas, recetas disponibles en el mejor blog sin premios en castellano.
Como para ponerme a hacer tus recetas de dulces, he engordado 5kg en estas fiestas… 🙁
Eso si, de excelentes materias primas 🙂
Salud