Una de mis iglesias favoritas en Roma es la de San Ignacio de Loyola. Vista desde la calle no parece gran cosa y hasta tiene un aspecto algo raro. Si buscáis la historia de este edificio en Internet resulta muy interesante. Cuando la estaban construyendo se encontraron con todo tipo de problemas incluyendo los presupuestarios y en lugar de ponerle la espectacular cúpula que tiene, la pintaron sobre tela. Hay un punto dentro de la nave (indicado en el suelo) desde el que miras la cúpula y parece perfectamente real pero esa cúpula no existe, es la obra de un artista. El interior es precioso y mañana veremos una foto del altar. Entre tanta basílica esta puede pasar desapercibida pero si estáis en la zona del Panteón de Agripa deberíais acercaros ya que está muy cerca.
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Mi graduación en el cruzamiento de piernas
El jueves como suele ser habitual me tocaba mi clase semanal de preparación pre-Olímpica de invierno ya que estoy dispuesto a ser el Gran Campeón Africano de patinaje de velocidad y que la gente se emocione hasta las lágrimas viéndome llegar en las carreras veinte minutos más tarde que el resto pero manteniendo el pabellón del continente bien alto. Esto solo será posible si de una vez por todas dinamitamos Españislavia y vivimos el nacimiento de la Gran República Platanera del Noroeste del África, la cual por supuesto tendrá al mismísimo Alí Baba de presidente y a sus cuarenta ladrones de ministros. Como parte de mi preparación para la clase me encochiné a conciencia y me hice una cena de esas que te dejan a puntito de potar la comida. Mi más-mejor-amigo también hace deporte conmigo así que preparé una bolsita con Brownies caseros, una cervecita y algunas otras delicias para la Primera Familia. Milagrosamente salí de mi casa con tiempo y pedaleé relajadamente hasta la Vechtsebanen, lugar que se ha convertido en mi segundo hogar. Al llegar allí me apropié de una taquilla, metí mis cosas y mandé un iMessage al Rubio con el número de la taquilla y la contraseña y ahí mismo me respondió disculpándose una y otra vez por la gloria de Mambrú ya que le había atacado un mal de estómago de algún tipo y estaba sentado en el trono de su casa jiñando las escrituras y hasta lo que no se escribió.
Si fuera otra persona me lamentaría un montón y sufriría y eso pero como las clases me encantan y las hago porque me da la gana, le deseé que se mejore y dos o tres segundos más tarde ya ni me acordaba. La Tanqueta (o la Toronagasaga) regresó tras una semana de ausencia y enseguida se me acercó por si hacemos las prácticas juntos. Ya he dicho que esta chica que es bellísima interiormente hasta el infinito y más allá, en el exterior tiene un par de toneladas adicionales y eso la convierte en un elemento valioso cuando quieres hacer ejercicios que requieren de una persona que te sujete. El asiático que hay en mi grupo me la ha intentado robar en un par de ocasiones pero no lo ha conseguido.
Comenzamos la clase con ejercicios para descender el centro de gravedad. Yo lo he dicho y lo reitero, como nos sigamos agachando voy a terminar dejándome las almorranas pegadas al hielo porque a veces más bien parece que vamos a echar una jiñada en el lugar. La persona de complexión fuerte (o sea, la gorda) no se agacha demasiado porque toda esa carne que almacena para los años de la hambruna bajo los muslos no se lo permite y me mira con envidia cuando me ve pegando el culo al suelo. En estos ejercicios mi profesora dice que si los haces bien te tienen que doler los músculos que al parecer existen en la zona de los muslos y efectivamente, duelen. Después de un rato pasamos a los odiosos ejercicios para mejorar nuestro equilibrio y balance. Lo de patinar con una pierna mientras con la otra bailo el twist es la monda y parece que pego patadas al aire. Estos son los ejercicios más difíciles para mi y la profesora lo sabe. Mi problema es que al ser bulímico-anoréxico, a mi cualquier airote me tira y agitar la pata crea corrientes de aire similares a las de los tornados que hacen que pierda la dignidad ya que agito las manos para compensar el problema. Tras tres de estos ejercicios en los que se va incrementando la dificultad, ya que primero vamos a la pata coja, después vamos a la pata coja agachados y finalmente vamos a la pata coja agachados mientras saltamos de pata a pata y bailamos el twist y en los que conseguí no caerme, llegamos al cruzamiento de piernas. A estas alturas lo sé casi todo sobre el tema y si fuera una chama le podría explicar al resto de la manada lo que tienen que hacer para que no se les vea el potorro cuando avanzan a pelo por el mundo. No olvidemos que grandes intelectuales de la talla de Paris Hilton han enseñado el mejillón por no conocer la teoría. La profesora nos prohibió usar el comodín del compañero de prácticas y nos dijo que cada palo debe aguantar su vela. La vacaburro no estaba muy convencida y yo por si acaso me puse lejos de su alcance ya que si se cae, arrastra al resto de la pista consigo, algo que he sufrido en mis escasas carnes propias. Mi manera de aprender es rara o más bien rarísima. La semana anterior nos explicaron la teoría y los ejercicios me salían fatal y siete días más tarde parece que nací patinando. Hice unos cruzamientos de piernas impecables, sin elegancia pero prácticos. En la segunda tanda de ejercicios la profesora nos dijo que había que cruzar dejando la pierna que desplazamos pegada al hielo. Suena tan jodido como en realidad es y sudé tinta de calamar para no caerme. En el tercer ejercicio aflojó un punto y nos dijo que hiciéramos cruzamientos de pierna como a cámara lenta y manteniendo la pierna baja y de alguna forma toda la teoría y las incontables horas de práctica se alinearon correctamente y casi sin darme cuenta me vi cruzando las piernas como el atleta de élite que en realidad no soy. Un éxito inconmensurable.
Al terminar la clase salí por patas a cambiarme, operación que requiere no solo quitarme los patines y ponerme las botas sino además cambiarme la chaqueta ya que patino con un polar gracias a mis calentamientos internos y con toda la comida que le llevé al Rubio regresando conmigo, volví a mi casa temprano con la clara idea de acostarme pronto puesto que al día siguiente me levantaba a las tres y pico de la mañana, pero esa es otra historia …
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La semana pasada en Distorsiones
La semana pasada comencé el relato de mi visita a la ciudad Eterna en Llegando a Roma y voy a complicar la cosa un poco más e incrementar la pila recursiva saltándome totalmente la continuación de este viaje para centrarme en Venecia, ciudad en la que estuve el fin de semana. El plan, hasta que se tuerza, es contar el relato a Venecia, después seguir con el de Roma y a continuación terminar con Vietnam. La visita a Venecia también tendrá un impacto en las series fotográficas ya que tras Roma es posible que veamos Venecia o sigamos hacia Macao pero en cualquier caso, Camboya no llegará antes que Venecia, ciudad (e islas de los alrededores) que me ha fascinado y en la que he hecho unas mil trescientas fotos.
Ya sé que es injusto y que no se puede extrapolar fácilmente de un país a otro pero creo que La industria del cine española necesita ser más industria y menos club de subvenciones y favores entre amigos. Vistos los comentarios, parece que es un tema que provoca reacciones diversas.
Comenzamos esta segunda visita a Roma con el Arco de Costantino y el Coliseo y seguimos viendo el Foro Romano, de allí saltamos al Largo di Torre Argentina en el Campo Marzio y terminamos en la primera basílica de la Basilica di San Clemente al Laterano. El fin de semana le dimos la bienvenida al Club de las 500 al extraño edificio Scheepvaart en Transport College en el club de las 500 y a un Hombre de madera en el club de las 500 que me tropecé en el Keukenhof. El flujo eterno de fotos llegando al Club de las 500 parece estar flaqueando y salvo imprevistos, este fin de semana próximo solo veremos una y tendremos que esperar a que las que están compitiendo por un lugar logren pasar la línea de meta.
Una de las fotos que acompañan la serie sobre Roma y que me vino como anillo al dedo por el día que elegí es la que se puede ver en la anotación Corre niño que te pillo en donde uno con gorro púrpura sigue a dos chiquillos.
Tuvimos una nueva cerveza, una Dobbel Palm deliciosa y como con todas las variantes de esta marca, de sabor intenso y diferenciado.
Creo que esta es la primera semana de este 2013 en la que no fui al Cine y eché mano de mi pequeña despensa para comentar tres películas. Comenzamos con la algo sosa Verliefd op Ibiza, película holandesa que jamás llegará a España, seguimos con la terrible Ushi Must Marry, también holandesa y de la que también estáis a salvo (y hasta puede que haga un Porcas sobre esta …) y terminamos con el documental Chimpanzee. Mi objetivo era ver veinticinco películas en los dos primeros meses del año y he visto treinta así que sigo estando en la vía correcta para superar de nuevo las ciento cincuenta películas durante el año. En estos dos meses me he gastado cincuenta leuros y la media por película está en 1,67 leuros.
Entre hoy y mañana subiré a Comida en fotos algunas de las cosas que comí en Venecia. Ha sido una semana corta pero sí que hubo algunas cosillas que salieron de mi cocina:
Y así transcurrió la semana …
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Chimpanzee
Menudo fin de semana tan raro que llevamos. Esta es la tercera película de la que hablo y al igual que sucederá con las dos anteriores, es muy poco probable que llegue a estrenarse algún día en España, aunque esta seguro que sí consigue que la pasen por la tele. Es un documental que ha hecho el mismo equipo que hizo la película Earth ? Tierra, la película de nuestro planeta, de la cuál hablé hace ahora hace justo ahora cinco años. En Holanda la han orientado hacia los niños, en plan cine educativo y de esta forma, experiencia familiar. Se trata de la película Chimpanzee y de estrenarse en España, el título lógico sería el de Chimpancé.
Un mono quiere ser julay
Esta es la historia de Oscar, un pequeño chimpancé que nace en la jungla en África y que vive con su madre y otros familiares en manada. Lo conocemos cuando es pequeño y viviremos su drama cuando la manada es atacada por un grupo de chimpancés rivales y se queda sin madre. El pobre mono intenta ser aceptado por el resto y no lo consigue, busca la forma de adoptar una nueva madre y cuando ya no le queda otra, se acerca al macho alfa del grupo y va y resulta que este es julandrón como algunos cantantes latinos y al igual que estos, adopta el bicho.
Esta curiosidad es un documental que en realidad nos cuenta una historia, la de Oscar y las vicisitudes del pobre mono en la manada. Está narrada por Tim Allen y pese a que es un documental, de alguna manera consiguen transmitir empatía y nos identificamos con el mono, lo pasaremos mal cuando el pobre bicho sufre y nos divertiremos con sus boberías. Pese a que dura menos de ochenta minutos y no se hace pesada, tiene tramos en los que decae el interés y tramos muy bien hechos. Vemos a los monos usar su ingenio para resolver problemas, a los pequeños aprender de lo que hacen los adultos, los vemos trabajar en equipo y tener sus arranques de individualismo. Todo muy humano.
Particularmente molestos son los diálogos que el narrador hace como si los hablaran los monos. No aportan nada y no son graciosos. Lo mejor es la jungla, el entorno en el que han rodado, un lugar que parece mágico y que en algunos momentos te hace dudar de sí será un estudio cinematográfico y lo han hecho a propósito porque parece tan bonito que no puede ser real. Los niños que habían en la sala la disfrutaron y no perdieron el interés durante toda la película y al acabar parece que provocó el interés de los chiquillos que hacían preguntas a sus padres.
Si tienes la oportunidad de verla algún día si la pasan por la tele, hazlo. Sin ser un clásico, es entretenida y seguro que aprendes algo nuevo.