A comienzos del año 2005 estuve en Omán y en aquella época aún no teníamos el formato actual de fotos por las mañanas. Todas las fotos que puse las incluí en las anotaciones que relataban el viaje. Una de esas fotos es la del Palacio Alam yla vimos en la anotación Omán octava parte ? Turismo en Moscate II en abril de aquel año. Hoy, más de cuatro años y medio más tarde le damos la bienvenida al Club de las 500.
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Tercer día. No hubo mucha suerte
El relato comenzó en Los preparativos y el comienzo del viaje a Polonia
Nuestro tercer día en Stepnica comenzó cuando me desperté y cerré la ventana porque el frío que entraba de afuera era brutal. Por suerte soy de sueño fácil y al instante volvía a mi sueño y no salí del mismo hasta un minuto antes de la hora a la que tenía que sonar la alarma de mi teléfono. Miré por la ventana pero el cielo estaba cerradísimo, lleno de unas nubes que no presagiaban nada bueno.
Durante el desayuno se podía palpar en el ambiente nuestra desazón. No parecía que fuese a ser un gran día. Avisamos a los pescadores que llegaríamos una hora más tarde para ver si se desencapotaba y matamos ese tiempo ajustando los equipos y charlando. Cuando íbamos hacia el puerto aún no se veía el cielo despejado pero al menos ya no parecía que fuese a llover. Uno de los que iban en los otros barcos y que no había conseguido hacer ninguna foto estaba dándole guerra al organizador. Se quejaba de que era culpa nuestra el haber ido el primer día en la dirección en la que estaban las águilas, también era culpa nuestra que el segundo día ellas dieran con nosotros, acusaba al pescador que llevaba su barco de no ser bueno y no saber encontrarlas y alguna gilipollez más por el estilo. Pollabobas los hay en todo el mundo y ese es de los que nacen y se hacen, trabajando duro año tras año para destacar en su estupidez. Ese tipo fue el mismo que el primer día puso su cámara con una apertura de f/22 y no se dio cuenta hasta el final de la jornada. Para aquellos que no lo sepáis, la apertura del objetivo se rige por un místico sistema que se traduce a nuestro entendimiento al revés. A mayor apertura del objetivo en realidad este está más cerrado, entra menos luz en su interior y de esta forma se consigue que muchas más cosas estén enfocadas, incrementando la profundidad de campo. El precio a pagar es el tiempo de disparo, el cual es demasiado largo y requiere normalmente el uso de un trípode, sobre todo si tu apertura es f/22. Si estás haciendo fotos de águilas y disparas ráfagas, en la segunda foto te tienes que dar cuenta de que hay algo que estás haciendo mal. El hecho de que no se enterara hasta horas más tarde dice muy poco en su favor. El que se queje y acuse a otros de sus desgracias es otra buena muestra de su estupidez. Al regresar a los Países Bajos le hice un google y encontré el lugar en el que pone sus fotos y os diré que son mediocres.
Cuando la llorona se cansó nos subimos cada uno a nuestro barco y salimos. Nosotros fuimos hacia la izquierda de nuevo, otros hacia la derecha y el tercer grupo enfiló directamente hacia la isla. Hacía frío y el cielo estaba tan oscuro que tuvimos que incrementar el ISO hasta los 800 para conseguir que la velocidad de disparo fuese medianamente digna. Después de media hora y un café de mi termo estaba claro que aquel día no iba a ser como los otros. Las águilas brillaban por su ausencia. Seguimos buscándolas y para cuando vimos algunas, se quedaban en el cielo dando vueltas y no bajaban. Básicamente eso fue lo que sucedió durante las tres horas que estuvimos dando vueltas.
Regresamos un poco desmoralizados y pensando que los demás grupos habrían tenido más suerte pero después nos enteramos que ninguno consiguió la ansiada foto de las águilas capturando el pescado. Esa tarde teníamos libertad para hacer lo que quisiésemos y el Moreno, la jiñeira y un servidor elegimos irnos caminando al bosque que habíamos visitado el día anterior y perdernos en el mismo. Salimos andando e hicimos un par de fotos alrededor del puerto. Ir de marcha en el bosque con el equipo es cansado, muy cansado. Yo llevaba la cámara con el objetivo de 400mm por si veíamos águilas en los árboles, el 24-85mm para lo que pueda estar cerca, el ojo de pez para esas imágenes más impactantes y el 95 mm por si nos topábamos con setas. A todo eso añadid la linterna, las bolsas de basura y mil chorradas más y te ves con una pasada de kilos sobre tus hombros. El camino que queríamos seguir estaba inundado y no nos habíamos traído las botas así que tuvimos que coger otra ruta, una que tenía la pinta de haber sido creada por los ciervos. Al principio no vimos nada pero más tarde nos topamos con un grupo de aves y las estuvimos fotografiando. Después un ciervo se quedó quieto mirándome antes de salir corriendo pero no nos dio tiempo a hacerle fotos. Lo seguimos durante un rato por ver si encontrábamos un grupo más amplio pero no hubo suerte, o quizás sí porque vimos el nido de otro castor, una estructura dos veces más grande que la que habíamos visto un par de días antes. Era espectacular.
Cruzamos un vado y seguimos sin sendero alguno por el bosque. No habían muchas setas y cuando esa noche le preguntamos a la dueña de la pensión nos dijo que la gente las busca y las recoge para comérselas y venderlas y que por eso no es fácil encontrarlas. Al mirar la hora vimos que se nos estaba haciendo tarde y que teníamos más o menos el tiempo justo para deshacer nuestros pasos y volver al pueblo antes de que oscureciera. Escuchamos a alguien que caminaba por el bosque pero no dimos con la gente. Suponíamos que quizás había un camino más directo desde allí pero como no lo encontramos tuvimos que volver dando el mismo rodeo que nos llevó hasta el lugar. Para cuando salimos del bosque el sol estaba rozando el horizonte. Descansamos un poco junto a un riachuelo y después regresamos a la pensión. Los otros habían ido por el pueblo y sus alrededores.
A la hora de cenar tuvimos además de la consabida sopa un goulash de carne y las dos tartas de rigor. Después llegó el momento de la sesión para ver las mejores fotos de cada uno pero ese día la verdad es que nadie tenía nada bueno y acabamos bien pronto. Después unos cuantos nos quedamos de tertulia bebiendo junto a la chimenea y cuando la señora trató de echar más leña al fuego se lo impedimos y le explicamos que queríamos dormir sin asarnos. Hubo un momento tenso cuando el organizador de la semana intentó que nosotros cambiáramos a otro barco o que nos dividiésemos para que otros se aprovecharan de nuestro pescador. El Moreno le dijo que ni de coña y le explicó que ese día nosotros no habíamos conseguido nada, así que no podía ser cosa del hombre que llevaba el barco, fue la providencia la que nos dirigió por el camino correcto los dos primeros días.
Cerca de la medianoche nos fuimos a acostar y en eso descubrimos que no hay papel higiénico en el baño. El fotógrafo estaba caliente después de las movidas con el pollaboba mediocre y del cabreo que tenía fue a la parte de la pensión en la que dormía la dueña, la despertó y le dijo que allí no se podía cagar a menos que ella nos pusiera papel. La pobre salió corriendo a buscar un par de rollos.
Así, con la mierda o más bien con la imposibilidad de limpiarte el culo si era necesario, acabó nuestro tercer día.
El relato continúa en Cuarto día. Arriba, en el cielo
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La semana pasada en Distorsiones
Casi todas las semanas suelo escribir algo relativo a lo que estoy haciendo, al día a día. Sin embargo últimamente ando tan liado que no he podido hacerlo y puesto que estoy decidido a retomar y completar todos los relatos de los viajes que he hecho desde el verano, me he centrado en el de Stepnica y esta semana conseguí escribir cuatro capítulos. Tuvimos el Primer día con las águilas ? Primera parte y la Segunda parte. Después vimos el Segundo día. Una orgía de águilas y su segunda parte, subtitulada No veas la suerte que hemos tenido. Esta semana seguiré escribiendo mis impresiones sobre esas vacaciones y con algo de suerte lo terminaré. No se puede decir que vaya igual de bien con procesando las imágenes. He borrado (sí, borrado, eliminado, suprimido, descartado) más de MIL CIEN imágenes y de las más de mil que aún me quedan quiero descartar otras quinientas o seiscientas. Se tarda un montón de horas en revisar imagen a imagen y juzgarlas sin que te queden remordimientos. Ahí es donde estoy poniendo gran parte de mi tiempo libre. En eso y en cocinar mientras hago fotos sin parar de los platos que salen de mi cocina y preparo un pequeño libro con las recetas que quiero tener listo antes de las navidades. Aunque no me convence mucho el sistema he optado por lulu.com y pese a que la tirada completa del libro será de tres ejemplares, igual lo abro durante algún tiempo por si algún chiflado quiere añadirlo a su biblioteca.
Esta semana tuve un examen de holandés para ver si progreso adecuadamente. Creo que me salió muy bien pero nunca se sabe. Los días que no cacharreé con las imágenes salí, tres de ellos, uno al Café Cartouche con un grupo de amigos y los otros dos a Amsterdam. Ayer tomaba unas copas en The Three Sisters y hablábamos sobre nuestra percepción de Amsterdam. Por todo el mundo la gente habla de esa ciudad, la visita y la tienen como un lugar idealizado. Nosotros sin embargo la vivimos y la vemos como un lugar normal en el que el porcentaje de turistas es horrendamente alto pero que por lo demás está llena de rincones que estos visitantes temporales desconocen.
Volviendo a centrarme en el resumen, las imágenes de esta semana han sido las que han conseguido su entrada al Club de las 500. Vimos la iglesia de Saint Ann en el club de las 500, una deliciosa Lasaña de carne en el club de las 500, unas Tostadas francesas en el club de las 500 que me abrieron el apetito y volví a cocinar este domingo para desayunar y finalmente una Flor de Jacinto en el Club de las 500. Tengo al menos dos fotos más para añadir al club y después veremos por donde va la cosa porque aún no sé si tendré imágenes de las águilas o rebuscaré en el archivo para ganar algo más de tiempo.
Una de mis amigas me pasó varias recetas y aunque ya la había preparado volví a cocinar una riquísima Sopa de wontón que he añadido a mi colección de Cocinillas.
Tuvimos un montón de Cine. Comenzamos con la aburrida Bright Star, también vi la maravillosa y excelente Whatever Works ? Si la cosa funciona de Woody Allen, película de la que además vi una de las escenas cuando la rodaban en Nueva York el año pasado. Después vino un poco de terror sin miedo en Sorority Row ? Hermandad de sangre y acabé la semana con el mega-éxito un tanto monótono y aburrido de 2012.
Y como en las últimas ocasiones, acabamos con las recetas que han salido de mi cocina durante esta semana solo que en formato visual. Algunos de estos platos los preparé en varias ocasiones, como puede ser el caso de las castañas o las magdalenas:
Y así transcurrió la semana.
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2012
El cine de grandes catástrofes ha existido desde siempre. Hay muy pocas cosas que pierdan tanto a un director como la posibilidad de lucirse dirigiendo masas enaltecidas y demostrándonos que estamos condenados como especie y que el final se acerca. Por supuesto que si el director es norteamericano tendrá el presupuesto pero también tendrá que apañárselas para tener un final feliz y procurar que ningún animal sufra durante el rodaje de la película. Yo ya empiezo a ser un poco mayor para este tipo de cine y aunque sé que me va a disgustar y que mi cerebro palpita a unas frecuencias diferentes, no dejo de ir a ver estas películas. Esta semana se ha estrenado en todo el mundo y en gran parte del universo la película 2012 que nos vuelve a enseñar el fin del mundo, ese que hemos visto tantas veces.
Por culpa de tanto julay negro en la casa blanca se acaba el mundo y MacGyver tiene que solucionarlo todo con dos cerillas y una caja de tampones
La trama es super sofisticada. Un científico descubre que una reacción en el interior de la tierra va a provocar catástrofes masivas y así como quien no quiere la cosa acaba contándoselo todo al presidente de los Estados Unidos de América, el cual convoca una reunión con los dirigentes de los demás países y todos acuerdan un estúpido plan secreto para conseguirlo. Mientras todo se va al carajo los colegas jugarán a salvadores del planeta rodeados de niños estúpidos e ineptos.
Empecemos por lo bueno para acabar pronto. Los efectos especiales están muy bien y aunque hay momentos en los que se notan, no alcanzan un nivel inaceptable. La historia es simplona y más plana que el electroencefalograma de cualquier descerebrado que viva en Vecindario y lo peor es que se las apañaron para estirarla hasta 168 minutos cuando en realidad con 90 minutos iban sobrados. Tenemos mucha escena de cosas que suceden en algún lugar del mundo para que haya dramatismo y se vea que la cosa va en serio y el planeta se está descuajeringando. Los protagonistas están moldeados usando el modelo de tonta del culo, pollaboba con remordimientos, pollaboba sin remordimientos y niño repelente que ojalá se muera pronto. Por supuesto se añaden unos cuántos cachos de carne con ojos para que luzcan palmito y hasta digan alguna frase y los negros tienen puestos de poder y la cagan una vez tras otra y Dios nos castiga a todos con unas desgracias del copón solo porque en la casa blanca duerme un tipo que no padece la bendita enfermedad del Michael Jackson.
Durante las casi tres horas hay ratos aburridos, otros previsibles y alguno incluso interesantes. El final es sencillamente estúpido y absurdo y por momentos alcanza cotas de insulto a los espectadores por culpa de las polladas que ponen.
Supongo que la iréis a ver todos. Comprad un cubo grande de palomitas y por lo menos tres cervezas para aguantar la tortura en condiciones.