Hoy tengo un día tonto y puesto que tiro mi dinero con mi casa, ya va siendo hora de enseñar alguna fotillo de la misma. Ya he comentado que esta semana recibiría la mesa y las sillas, así que hagamos un ejercicio de egocentrismo narcisista y demostremos que la mía es más bonita. Por alguna razón misteriosa, mi tremendo cabezón es capaz de visualizar las cosas sin necesidad de tenerlas delante y desde que vi la casa que acabé comprando tenía muy claro como quería que fueran los distintos ambientes de la misma. Poco a poco lo voy logrando y algunos colegas que dudaban de mi capacidad ahora se están acercando para pedir consejo visto lo que he conseguido. Soy lento a la hora de comprar y doy mil vueltas tratando de encontrar el objeto exacto pero una vez lo hago no miro hacia atrás y cuando finalmente llega siempre compruebo que no me equivoqué.
La planta baja de mi casa tiene un enorme espacio formado por la cocina y el salón. Es una habitación enorme que da hacia la calle y el jardín, muy bien iluminada y en la que tenemos tres diferentes zonas: la cocina, el comedor y el salón. Hoy nos centraremos en las dos primeras que son las que han cogido la forma y el aspecto deseado. Para la cocina siempre tuve claro que quería madera y que lo quería todo panelado. Ya ha salido alguna foto de la misma así que tendréis que rastrear los archivos
La zona destinada para esos eventos sociales en los que un grupo de amigos departen en una velada agradable alrededor de unas viandas exquisitas es la siguiente [las fotos tienen notas en flickr]:
Como se puede ver está muy bien iluminada y la cocina queda bien a mano. La lámpara que se ve no es la definitiva sino una cutre para poner algo de luz, una solución temporal hasta que encuentre esa lámpara de dos mil euros que ilumine mi mesa. Lo de la luz es algo muy importante y que requiere una y mil dudas, especialmente en un país en el que nos pasamos medio año en la oscuridad.
Volviendo al tema, cuando me mudé me traje la cutre mesa y las cutre sillas de cierta tienda sueca que compré en el año 2000 al llegar al país y que podéis ver en la foto anterior. Han servido bien durante estos años y se ganaron el pasar unos meses en la nueva morada. El mantel fue regalo de mi hermana para tapar esa cutrada y ha cumplido su objetivo sobradamente. Yo nunca pensé que duraría más de un par de años en este país y ni me molesté en comprar muebles al llegar, ya que siempre creí que volvería a las Canarias y no me quería complicar la vida con complejas mudanzas. Esa mesa ha dado el tipo durante todo este tiempo. Ahora descansará en el ático e imagino que algún día se la regalaré a alguien que la necesite. Las sillas también han sido retiradas.
Personalmente me gustan bastante las mesas de madera y particularmente las de teca. Por motivos desconocidos es un tipo de madera que me atrae enormemente y me sugiere un montón de cosas. Frente a otras maderas más vistosas o con un acabado más completo, la teca presenta el rudo aspecto de lo natural y a la vez tiene porte y tronío. No había ninguna duda de que mi mesa sería de teca. De los diferente tipos que he podido ver me gustaban mucho unos en los que las patas de la mesa van del suelo hasta la superficie de la misma, marcando de una manera muy peculiar las esquinas. El efecto es bastante curioso.
En la foto anterior la podéis ver. También aparecen las sillas. Lo fácil habría sido el escoger sillas de madera pero no me convencen porque la zona habría quedado demasiado cargada. Había que aligerar el ambiente y darle un toque más informal, más moderno y desenfadado. Debo haber visto más de doscientos tipos de sillas. A todas les encontraba algo que no me terminaba de convencer: demasiado serias, demasiado pachangueras, clásicas, avanzadas, altas, bajas, largas, cortas, pesadas, ligeras, barachuzas, lujosas y cuando ya había pensado en tirar la toalla y comprarme cualquier cosa di con estas. Son cómodas, tienen un aire volátil que las hace flotar junto a la mesa como si levitaran y tienen porte y estilo. En su precio normal jamás las habría comprado porque ahí donde las veis, cada una de ellas ronda el escandaloso precio de trescientos eurolos. Por suerte estamos en rebajas, las liquidaban, la tienda no tenía muchas en stock y querían deshacerse de ellas así que conseguí un precio de ganga. Cuando las vi junto a la mesa me quedé prendado. Son sencillamente perfectas.
Un detallito más que las almas observadoras seguro que han notado. Aún no he quitado el papel de las paredes . La razón es que el baño no lo renuevan hasta dentro de unas semanas y paso de que acabe todo lleno de mierda y tener que volver a pintar una vez se acaben las obras. Mi amigo el turco tuvo ese problema por impaciente así que habrá que tener paciencia. También quiero esperar a tener el sofá para que los colores cuadren entre todas las cosas. Si es probable que cada pared lleve su propio color.