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  • Tulipán Viajes

    12 de junio de 2007
    Cresta roja macro

    Cresta roja macro, originally uploaded by sulaco_rm.

    Si hay algo que me gusta hacer eso es viajar. No me canso de visitar nuevos lugares, conocer otras culturas e impregnarme de todo aquello que veo. Suelo guardar un diario de esos viajes en el que pongo mis impresiones y todo lo que he visto. Quien sabe, quizás dentro de unos años vuelva y así podré recorrer esos lugares con mi propia guía turística. Para representar a la categoría de Viajes he elegido este flequillo de tulipán rojo intenso que parece sacado de algún extraño mineral o es el producto de tecnologías desconocidas para nosotros. Desde hoy este tulipán será conocido como Tulipán Viajes.

    Si estás pensando visitar Holanda para poder ver estas maravillas, tienes más información en la anotación Guía para el turismo en Amsterdam y Holanda y también puedes ver el Álbum de fotos de tulipanes en el Keukenhof o el Álbum de fotos de Amsterdam

  • Planta 33 – capítulo noveno

    11 de junio de 2007

    Los navegantes casuales que han arrivado por esta página merecen saber que Planta 33 comenzó en Planta 33 – Capítulo primero y el de hoy es el noveno capítulo.

    Fue como si hubiera cruzado un portal y viajado en el espacio a otro lugar en la tierra. Parpadeé dos veces para intentar que se difuminara el espejismo pero no sucedió así, las cosas siguieron tal y como estaban. Miré a mi alrededor sin poder creerlo. Se supone que estaba en los Estados Unidos de América, o en América como preferimos llamarla y allí todo estaba escrito en ruso o en algún idioma parecido. La gente llevaba esos gorros que se ven en las viejas películas y que siempre llevan los comunistas. No podía ser cierto. En la esquina había un local que semejaba una droguería pero en sus escaparates todos los productos eran rusos, cosas que jamás había visto en la vida. Un horrible maniquí llevaba unas ropas extrañas. En su interior unas señoras se gritaban unas a otras hablando. Las podía escuchar desde la calle. Allí la única nota discordante era yo. Volví a comprobar el papel por si me había equivocado de parada pero por desgracia era la correcta, Ocean Parkway. Decidí no prestar más atención a lo que sucedía a mi alrededor y encontrar el sitio. Prefería no pensar por qué mi amigo Jorge había elegido aquel lugar para quedarse en Nueva York, con toda una ciudad llena de hoteles y él se viene a la única parte que parece sacada de otro país. Allí el frío era más intenso que en Manhattan y podía oler el mar, un mar frío e inhóspito. A través de un callejón vi la playa. Unas nubes enormes volaban veloces y amenazaban con cubrirlo todo en minutos. Seguramente nevaría ese día. Metí las manos en los bolsillos y me apresuré.

    Un edificio enorme destacaba sobre el resto. Era un bloque de apartamentos. En los bajos había una biblioteca en la que se mezclaban los libros en inglés con otros en ruso. Junto a la puerta dos hombres hablaban en un idioma extraño. Me miraron con curiosidad y sabía que si les preguntaba igual me podrían indicar el camino pero no quería arriesgarme a no entenderlo. Eso sería demasiado para mi. Cuando los dejé atrás llegué a la entrada principal del edificio, un jardín que esperaba el calor para volver a la vida y que ahora estaba lleno de trozos de fotos recortadas. En todas faltaba un pedazo, como si alguien hubiese decidido arrancar ese trozo de los recuerdos de su vida y después no había quedado contento con el resultado. Recogí una foto. En ella se podía ver a una chica bastante guapa junto a una señora muy vieja, arrugada como un lagarto y con una sonrisa que desvelaba una boca negra y con un solo diente, una pieza marrón que marcaba el centro de la boca. sus ojos aparecían hundidos entre arrugas y estaban llenos de vida. Me eché la foto en el bolsillo. Llegué al portal y pulsé el botón del conserje. Una voz de acento extraño respondió

    – ¿Qué desea? ? dijo sin andarse con rodeos.
    – Hola, me llamo David y venía para visitar a la señora Smith ? le dije dando la mayor cantidad posible de información. Esta nueva moda de los condominios se estaba extendiendo por todo el país. Se quitaban los porteros automáticos y se pone a alguien que controla la entrada del edificio, día y noche. Supuestamente aumenta la seguridad. Se oyó un zumbido agudo y la puerta se abrió sola. Entré y se cerró detrás de mi. Tuve que esperar unos segundos para que se abriera la segunda puerta. Un chorro de aire caliente me recibió en el interior. Me acerqué al conserje. Era un hombre mayor al que la corbata y la camisa de vestir le quedaban demasiado falsas. Tenía pinta de maleante y traté de atisbar algún tatuaje que asomara por los puños de la camisa. Su pelo raleaba y clareaba y un fino manto de caspa parecía disfrutar de un periodo de floración. La caspa se mezclaba con algún tipo de gomina y creaba pelotillas grises. El hombre me miró seriamente. A su lado tenía un ordenador viejo que hacía un montón de ruido. El teclado estaba negro del uso y la pantalla la rodeaban un montón de notas amarillas. Sacó un libro y buscó la última página escrita.

    – Tendrá que inscribirse, todas las personas que entran en el edificio tienen que hacerlo ? me dijo girando el libro hacia mi y dándome un viejo bolígrafo que estaba mordido por su parte superior. Desprecié el bolígrafo y saqué el mío, toda una obra de ingeniería. Probablemente me había costado más de lo que este hombre recibía como salario. Escribí mi nombre y apellidos, el apartamento que iba a visitar y la fecha y hora de entrada. Dejé en blanco la casilla con la hora de salida. Cuando terminé lo volví a girar y él estudió detenidamente mi caligrafía como si estuviera tratando de descifrar alguno de los misterios fundamentales.

    – Espere un momento ? me dijo y cogió un teléfono que estaba sobre el mostrador. Marcó una extensión y esperó con la vista perdida en algún lado, como si yo ya hubiera dejado de existir. Alguien respondió al otro lado y hablaron durante unos instantes en ruso o en algo parecido. Cuando acabó la conversación, colgó y volvió a mirarme ? Puede subir, el ascensor está a mano derecha, en el corredor. Vaya a la segunda planta y cuando salga gire a la derecha y camine hasta el final del pasillo, es el último apartamento.

    En ese instante hubo un fuerte zumbido y vi que alguien estaba en la puerta de fuera. Cogió el mismo teléfono que había usado para llamar a la casa y comenzó su ciclo nuevamente

    – ¿Qué desea? ? lo dejé y salí hacia el ascensor. No era uno, eran dos y ambos estaban en la planta baja. Me subí y pulsé el dos. La puerta se cerró rápidamente y al arrancar el ascensor dio un tirón brusco.

    Si quieres seguir leyendo la historia, sigue el enlace hacia Planta 33 – capítulo décimo

    Technorati Tags: Relatos

  • La semana pasada en Distorsiones

    11 de junio de 2007

    Como algunos de los lectores de esta bitácora parecen ser muy susceptibles y están siempre al quite, adelanto que ROMA es una auténtica pasada y que la ciudad ha entrado en mi lista de lugares INCREIBLES justo por detrás de Berlín. Ya lo contaré todo del viaje más adelante. Y con esto acabamos la sección dedicada a noticias del afamado autor de la mejor bitácora sin premios en castellano. Camino diariamente al borde del abismo pero mi productividad no parece resentirse aunque no se si podemos decir lo mismo de la calidad.

    Esta semana ha estado marcada por dos hitos. En primer lugar el regreso del Relato Planta 33, con los episodios séptimo y octavo y el festival de tulipanes del Keukenhof, flores que no podéis perderos. Las de esta semana han sido Pétalo rojo y blanco, Tulipán Desvaríos, Tulipán Reality Sucks, Tulipán cocinillas, Tulipán cine y Tulipán Relatos.

    Como siempre hubo algo de Cine con las dos últimas películas que vi en el Festival de cine Latinoamericano de Utrecht. Fueron Iluminados por el fuego y Morirse en domingo, ambas excelentes.

    En la sección de Cocinillas en esta ocasión le llegó el turno al Solomillo al vino tinto y continuamos escribiendo el Hembrario en la sección de Desvaríos. El de esta semana fue Farfullas.

    Finalmente, una Curiosidad, una foto de una China bajo el paraguas.

    Como veis, contenido variado y regular. El premio a esta constancia lo podéis elegir en Amazon y ellos ya se encargarán de mandármelo:
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    – Wishlist en Amazon USA

  • Morirse en domingo

    10 de junio de 2007

    Finalmente llegamos a la última película que vi en el Latin American Film Festival en Utrecht este año. Se trataba de Morirse en domingo, una comedia mejicana de humor muy negro.

    Un julay abobancado corre detrás de un muerto

    Todo es relativo. Un suceso tan insignificante como la muerte de una persona puede afectar las vidas de aquellos que lo querían y convertirse en el eje sobre el que pivotan sus vidas. Esta película comienza con la muerte de un hombre, en México, en domingo y los problemas de su familia para poder enterrarlo con dignidad. Por ser un día festivo los sobornos habituales en esa sociedad han de ser mayores, las trabas burocráticas se vuelven infranqueables y ellos, que solo quieren llorar su dolor y cumplir con los ritos impuestos por nuestra sociedad, caen presa del engaño. Contratan una funeraria barata y el cuerpo acaba siendo vendido a una universidad para que lo usen sus estudiantes de medicina. Uno de estos lo reconocerá y se lo dirá al sobrino, el cual intentará por todos los medios que su tío descanse en paz. Entre medias, crueldad, humor negro, escenas desternillantes con un cadáver de por medio y otras que te dejan helado por la crueldad y la indecencia que muestran algunos. La corrupción flota sobre todo ello a diferentes niveles, envolviéndolo todo. El joven descubrirá que no te puedes fiar de nadie y lo aprenderá a base de palos. Su mundo se irá descomponiendo mientras crece la desesperanza y cuando tira la toalla y se rinde, las cosas se solucionan solas.

    Pese al morbo y a lo crudo del tema, es una historia muy tierna en la que podemos ver el inmenso amor que atesoramos con nuestros seres queridos y que ocultamos por vergüenza. Hay una lucha constante contra la injusticia y la mala suerte que parece perseguir al protagonista y una crítica muy dura y directa contra todos aquellos que abusan de su poder para sacar tajada en una sociedad intrínsecamente corrupta. Los actores realizan un excelente trabajo y construyen unos personajes creíbles, duros y tiernos al mismo tiempo. En cien minutos recibimos una lección de cuidado sobre lo que es moral e inmoral y lo que estamos dispuestos a hacer por amor y por dinero.

    Por desgracia, es una película mejicana y pasará sin pena ni gloria por las carteleras (si es que se estrena en cines) ya que carece del dinero y la promoción que recibe cualquier bazofia producida en los Estados Unidos. Si te gusta el cine de calidad, si eres capaz de apreciar una comedia y tienes un sentido del humor algo cruel, esta película no te la deberías perder.
    gallifantegallifantegallifantegallifante

    Technorati Tags: cine, Morirse en domingo, movies

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