Hace un par de semanas conocíamos la cerveza Palm, una delicia muy especial y que se aleja considerablemente del estilo de las Pilsen. Hoy tenemos a una hermana algo más fuerte de la misma, la Dobbel Palm (o Palm doble), con un porcentaje de alcohol del 6% y un color ámbar más oscuro. Al igual que la otra se hace con alta fermentación y es una de las cervezas del tipo Spéciale belge, más cercanas a las ALE británicas. Su sabor es denso y lleno de matices y seguro que detectas el caramelo. Esta variante se inventó en 1947 como parte de la celebración de los doscientos años de la fábrica de cerveza y tuvo tanto éxito que se convirtió en una de las cervezas de la marca Palm. La foto la hice en algún pub de Woerden justo antes de irme de vacaciones a España por Navidad, un día que invité a cenar a mi amigo el Rubio y después nos fuimos de copas y como suele suceder, nos pasamos de vueltas.
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Foro Romano
Me fascina el Foro Romano. Ese conjunto de ruinas que han conseguido burlar el tiempo y sobrevivir durante miles de años. Siempre que veo las fotos y las veces que he visitado el lugar, en mi cabeza suenan conversaciones en latín, luchas de gladiadores y toda esa morralla. Este lugar debería ser una de las maravillas del Mundo y del Universo. Ya habíamos visto alguna foto de Roma desde el Monte Palatino o del Estadio del Monte Palatino o El Monte Palatino desde el Foro y hoy añadimos a ese grupo esta que hice muy cerca del Coliseo.
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La industria
Ayer por la noche me puse a ver la gala de los Oscars. Por descontado, lo hice saltándome todas las partes que me aburrían y condensé la ceremonia de casi tres horas en algo más de una hora. Lo que más me llama la atención de este espectáculo es el concepto de industria. Para los estadounidenses, el cine es una industria y una vez al año sus miembros se unen para darle glamour y publicitar su negocio. Es una inmensa operación de marketing, un gigantesco anuncio en el que entregan unos premios aunque eso es solo una excusa para abrir un escaparate al mundo que ven más de mil millones de personas y en el que muestran todas sus grandes estrellas. El espectáculo en sí es aburrido y no es que éste año lo sea, siempre lo ha sido. Primero tenemos una hora o más de gente entrando al teatro o el recinto en el que se celebre vestidos como mamarrachos y un ejército de buitres también conocidos como periodistas que les gritan para que se paren frente a ellos y puedan decirles de qué diseñador es el traje o las joyas que llevan. Es algo absurdo e impropio de una especia que ha conseguido dominar el mundo pero es lo que hay y el marujeo manda aquí y en Pekín. Tras esto comienza el espectáculo propiamente dicho y en él se entregan una serie de premios, presentados por gente famosísima en el universo, tenemos números musicales y todo tipo de comentarios mayormente crueles sobre una gente que muchos ven como divinos e inaccesibles. En la gala de este año tuvimos un homenaje a los cincuenta tacos de 007 con alguna canción y casualmente y por primera vez la canción que abre la película es la que ganó el Oscar a mejor canción original. Tuvimos varios números musicales, muchos divertidos y alguno, como el de Los miserables ? Les Misérables, espectacular. Los actores tienden a ir todos con el traje de pingüino y hay poco que decir sobre ellos pero las actrices consiguen sorprender con su ordinariez y mal gusto al elegir unos trajes que parecen el resultado de estilistas que las odian. Cuando crees que no se puede caer más bajo, siempre sale otra vestida aún peor y así transcurre toda la gala. Pese a lo larga que es, el evento solo tiene problemas con los discursos demasiado largos o los tropezones a la hora de recoger o entregar premios.
Igualito que en España. En nuestro país se politiza este espectáculo, se prostituye y se usa para azuzar a un gobierno, criticar a otro o aprovechar la plataforma para cosas que no tienen que ver con el cine. Supongo que la culpa la tiene el hecho de que la industria cinematográfica española crece al amparo de subvenciones. No debe haber un país en el mundo (aparte de los regímenes comunistas) en los que se produzca una cantidad de mierdas semejante a las que se hacen en España. No conozco a nadie que siga insistiendo con el cine español. Toda la gente a la que pregunto, lo evita como la peste, lo considera poco menos que un cáncer, un claro ejemplo de lo podrida que está la sociedad y como la corrupción y el mangoneo del poder se ha extendido hasta la cultura y ambos han formado una entente cordiale. Viviendo fuera de España y pasando únicamente unas pocas semanas de vacaciones en el país, me las apañé para ver nueve películas españolas: De tu ventana a la mía, La montaña rusa, En fuera de juego, Miel de naranjas, Tengo ganas de ti, Lobos de Arga, Lo imposible ? The Impossible, Blancanieves, Una pistola en cada mano, El cuerpo y Fin. La mayor parte (y podéis leer lo que escribí sobre ellas) fueron claros ejemplos de como se tira el dinero en subvenciones de amigos y colegas, como no hay un concepto de industria. En la gala española de los Goya, el equivalente patrio a los Oscars, en lugar de ensalzar la industria y promocionarla hicieron lo mejor que saben hacer. Politiquear y barrer para su bando. Así, el supuesto actor más importante del firmamento español si me dejo lelvar por la prensa española es un tal Willy Toledo del que no tengo ni puta idea de quien es y que una vez he buscado su filmografía y la he cotejado con el cine que he visto y resulta que la última vez que se cruzó en mi camino (y quizás la primera) fue en enero del año 2006 (o sea, hace 7 años) con la película Los 2 lados de la cama. Este señor, actor sobradísimo (tanto que ni trabaja en su oficio, al menos en la variante cinematográfica), le da clase a todos los españoles sobre la vida, la política y todo lo demás y lo hace en un espectáculo creado para promocionar la industria de la que supuestamente vive, aunque es más probable que viva de subvenciones y manos agradecidas que le dan de comer a cambio de su particular genio. Como él muchísimos más, tanto del bando de los sociatas como de los peperos, ladrones unos, ladrones otros, ladrones todos y al parecer todos capaces de no hacer películas que gusten a los espectadores sino mierda tras mierda que infla sus egos y sus bolsillos y ni aporta nada al arte en el que se encuadran ni a la industria a la que representan.
Este año, de las treinta películas que he visto hasta el domingo pasado, la única española fue Lo imposible ? The Impossible, la cual vi por segunda vez y que para mayor deshonra y bochorno del gremio, está rodada con actores extranjeros y directamente en inglés. Voy prácticamente todas las semanas a dos filmotecas en las que en ese tiempo han puesto varias películas italianas y francesas, dos suecas, una noruega y otra danesa, películas de irán y de otros países exóticos y ninguna, repito, NINGUNA película española. La razón: No tienen calidad y no traspasan las fronteras. Es lo que hay cuando los cimientos de una industria no están cimentados sobre productos de calidad y rentables sino sobre el comadreo y el latrocinio, acabas produciendo mierdas que no interesan a nadie.
Hoy por hoy, la única forma de acabar con esto es prohibir por ley las subvenciones de organismos públicos a la industria y forzarla a ser rentable. Saldrían un escaso puñado de películas cada año y seguramente ganarían premios por todo el mundo ya que de siempre se ha sabido que el hambre despierta el ingenio.
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Arco de Costantino y el Coliseo
Al regresar a la ciudad de Roma, la cual ya tiene su propio Álbum de fotos en ésta la mejor bitácora sin premios en castellano desde hace casi cinco años, corro el riesgo de repetir lugares que ya vimos y exáctamente esto es lo que sucede con la primera foto. Ya vimos en su día el Coliseo de Roma, el Arco de Constantino e incluso el Arco de Constantino y Coliseo al fondo. Hoy tenemos precisamente una foto muy similar a la última mencionada pero de día y casi seis años más tarde, lo cual nos sirve para certificar que Roma es eterna. En mi tercera y hasta ahora última visita a Roma, el cielo estaba encapotado y llovía, lo cual dificultaba el hacer fotos pero ese pequeño contratiempo no me detuvo y salté de un lugar a otro de la ciudad sin descanso. Es curioso que todas mis visitas a esta ciudad han comenzado en la zona del Coliseo.