Hacía tiempo que no esperaba una película con tanta impaciencia. Han sido meses viendo el trailer y relamiéndome ante la promesa de un espectáculo de esos que se recuerdan y una hora y cuarto después de haber salido del cine aún sigo flipando en colores. 300 es una de las películas que recordaré de este 2007 y no me extrañaría que acabara entre mis cinco favoritas de este año.
Un grupo de trescientos apóstoles de la vieja y gloriosa Europa le han de echar huevos a la cosa y viajar al pueblo en el que se rodó Verano Azul marino casi mierda para enfrentarse a un millón de hijos de puta moros de mierda que vienen en pateras a nuestra tierra a ensuciarla con su hedionda religión y sus asquerosas costumbres. Los Santos varones los reciben con platos de buen jamón serrano, vinillos del país y todas esas cosas de las que sabemos disfrutar en este continente pero los hijos de puta terroristas islámicos solo quieren matar, matar y matar y por culpa de ellos acabará pronto la película.
Ciento diecisiete minutos son los que le toma a Zack Snyder explicar la diferencia entre nosotros y ellos, entre Europa y eso que está al sur y de lo que nos separa el mediterráneo. Existen tantas interpretaciones de esta película como espectadores y yo me quedo con aquella que nos muestra de donde viene el enemigo y lo que tendremos que hacer los trescientos que nos damos cuenta de lo que se nos está echando encima. También me quedo con esa explicación gratamente visual de un concepto que he tratado de inculcar en mis amigos y conocidos durante años: el moro bueno es el moro muerto y enterrado bajo dos metros de hormigón armado. No hay nada más que aprender. Como buen profesor el director ha rodeado este sencillo mensaje con un envoltorio agradable y que recuerda enormemente al cómic del que procede. Las frases son sencillas y directas, no hay complicados discursos que nos distraigan y los traidores que sabemos existen entre los nuestros se venden por un puñado de monedas a los hijos de putas de las naciones persas.
El mensaje es visualmente potente y engancha desde el primer instante. Tenemos los políticos malvados que hablan y hablan y se venden al moro y los honestos padres de familia que saben lo que no quieren para la tierra de sus antepasados, su tierra y la que heredarán sus hijos. Todo lo demás son milongas. Se echan a la carretera para encontrarse con los malos y matar todos los que puedan antes de morir porque esa es la única manera de mostrar a los hediondos terroristas del sur que aquí no podrán quedarse y jamás nos vencerán.
Resumiendo. Un clásico. Vete a verla y recuerda que un día tendrás que elegir si quieres agachar la cabeza y dejar que esa gentuza se mee en todo aquello por lo que luchamos durante dos mil años o les haremos frente y los devolveremos al infierno del que nunca debieron salir.