Después de subir las impresionantes escaleras que conducen a las Cuevas Batu y si todavía te queda algo de resuello entrarás en la Cueva Catedral o Cueva Templo que tiene un techo situado a cien metros de altura que hace que el lugar parezca enorme. En el interior hay varios altares y hay bastante luz ya que a través de algunos agujeros entra la luz del sol. El lugar está lleno de monos que buscan robar la comida que los hindúes traen para las ofrendas y que pueden resultar bastante agresivos si te ven cargando una bolsa de plástico o un paquete de manices o papas fritas.
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El día de la aventura
Este relato comenzó en Un nuevo viaje a Gran Canaria
Desde que mi amigo el Niño vio por primera vez el barco arrastrando el paracaídas con dos turistas en Puerto Rico no dejó de darme la tabarra para que lo hiciéramos. Nunca me ha llamado la atención el Parascending y menos hacerlo en Gran Canaria. Lo veía como algo para los turistas y pese a que yo ya vengo a las islas como turista, no me veo como uno de ellos.
Uno de los días nos acercamos al mostrador de la empresa que realiza el servicio y allí nos dieron los precios solo que hubo algo más. Por un poco más de dinero, en lugar de hacer parascending únicamente también tienes veinticinco minutos con una moto acuática. Estoy convencido que el Niño se corrió de gusto allí mismo y quedó fijado que uno de los días haríamos el combo este. Aunque estamos de vacaciones, hemos ido haciendo un montón de cosas y dejamos esas cosillas para el penúltimo día en Puerto Rico. Nos levantamos de gandules, a las diez y media, bajamos a desayunar a uno de los bares del centro comercial, sacamos dinero en los cajeros para pagar los sesenta euros que nos valía y cogimos los aperos para ir a la playa, que en mi caso constan de toballa y poco más pero mi amigo va con sombrilla, cremas, dos toballas (una para debajo de la sombrilla y otra para fuera de la sombrilla y que nadie me pregunte la razón porque ni yo la conozco), las botellas de agua y bajamos a la playa. Fuimos directamente al muelle y allí contratamos el servicio.
Había bastante gente y nos dividieron en dos grupos. Unos se irían primero a las motos acuáticas porque eso era lo único que iban a hacer y nosotros junto con una pareja británica nos íbamos con el barco del parascending. Nos pusieron los chalecos salvavidas y sobre estos el arnés que te sujeta al paracaídas. Después nos explicaron un poco la cosa y nos subimos al barco. Los cuatro íbamos muy excitados. Cuando lo ves de lejos, parece algo de mucha adrenalina y que te pone al límite.
Salimos a la entrada del puerto, abrieron el paracaídas y acordamos que los otros serían los primeros. Engancharon a los ingleses, metieron caña y en un instante estaban en el aire y en menos de un minuto iban a ciento y pico metros de altura bastante por detrás de nosotros. Visto desde cerca no da la impresión de ser algo peligroso sino muy suave. Arrastramos a los ingleses desde Puerto Rico pasando por la playa de Amadores hasta llegar a la playa de Tauro, la misma en la que me bañé todos los fines de semana de una década de mi vida cuando iba al camping con mis padres y mi hermana y un lugar en el que tengo recuerdos y aventuras suficientes como para escribir una cuarta bitácora.
Cuando estábamos por allí dejaron caer a los ingleses hasta que tocaron el agua con sus culos, momento en el que los remontaron y comenzaron a recoger el cable y el aterrizaje fue aparentemente muy suave. Después se soltaron y nos tocó el turno a nosotros. Los ingleses nos dijeron que era fantástico algo que se te olvida con el momento de pánico cerval cuando sabes que en cualquier momento alguien soltará el cable y te van a lanzar desde una lancha motora que se mueve rápidamente hacia lo desconocido. Asombrosamente, el despegue es maravillosamente lento y agradable. De repente estás en el aire, sentado sobre el arnés y miras hacia abajo mientras el agua y el barco se alejan y nosotros vamos subiendo al cielo. Fue bárbaro. Una vez arriba teníamos una vista bestial de la costa y ni notas frío, ni se mueve un montón ni tienes sensaciones chungas. Era como si no estuvieras suspendido en un paracaídas. La percepción de la velocidad cambia completamente y pareces avanzar muy despacio de vuelta hacia Puerto Rico. Al llegar al muelle, por el viento íbamos sobre el mismo, viendo a la gente pequeñita por debajo haciéndonos fotos. A la entrada del mismo nos dieron el chapuzón, nos alzaron de nuevo y recogieron el cable, bajando con suavidad sobre la plataforma que tiene el barco. Creo que hasta repetiré algún día en alguna otra playa del universo.
Con los cuatro flipando en colores y hablando sin parar nos dejaron en el muelle y allí otro barco nos recogió para llevarnos a la plataforma en la que tienen las motos acuáticas. Nos explicaron que no tienen frenos, que la dirección funciona con la turbina y que si te caes se paran además de fijar que no podemos hacer burradas y que hay que girar en torno a un circuito. La pareja iban juntos en una y yo y el Niño teníamos una para cada uno. Primero salieron los ingleses, después el Niño y yo fui el último. Desde que aceleré por primera vez supe que esto es lo más divertido que hay en el universo.
Me lo pasé bomba. En la primera vuelta seguía la traza de las dos motos por delante de mi pero después ya me lancé a todo gas y pasé a los ingleses y luego al Niño que me miraba asombrado porque yo rebotaba en el agua y saltaba y pasaba más tiempo dándome trabucazos con la moto que ellos pero lo hacía riéndome sin parar. La sensación de velocidad es brutal y no hay nada mejor que pillar una ola que te pone en el aire y al caer rebotas con un golpe duro sobre el agua. Rebasé a los ingleses en tres ocasiones y en dos al Niño y si alguna vez reduje la velocidad, fue porque con los golpes se me subía el bañador y me apretaba las joyas hasta exprimirlas como para sacar juguito de la vida de las mismas.
Cuando regresamos el Niño me dijo que el tenía el mismo problema, que con los golpes se dañaba ciertas partes y por eso no corría tanto. Al parecer los güevos le deben llegar a las rodillas porque los míos tamaño almendrita dolían pero se mantenían a salvo y él sin embargo me dijo que creía que los tenía como para hacer una tortilla allí mismo. Desde la plataforma vimos una tortuga de mar enorme que pasaba cerca y una vez todas las motos acuáticas estuvieron a bordo volvimos al muelle.
Miramos las fotos que nos hicieron y compramos el CD con las mismas para tener un recuerdo. Tengo clarísimo que como vuelva a pasar por Puerto Rico me monto de nuevo en las motos. Después nos fuimos a la playa doloridos pero contentos y pasamos el resto de la tarde tomando el sol y achicharrándonos ya que se nos estaba acabando el tiempo para freírnos adecuadamente.
El relato acaba en Un regreso con problemas
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La semana pasada en Distorsiones
El verano es para cosas frescas y más divertidas y como esto no lo lee ni el Tato, es más fácil dejar caer alguna de esas bombas malvadas que después inundan mi correo con insultos. Se trató de la anotación Enseñando el piporro en bicicleta. Cambiando de tema completamente, soy de los que pueden decir con orgullo que estoy Fuera del universo del caraculolibro
El relato de algunos episodios de mis vacaciones en Gran Canaria y Lanzarote continuó con La excursión a Lanzarote ? segundo día y también estuvimos Cruzando la isla de Gran Canaria
Entre las fotos con cosas curiosas que veo en mis viajes esta semana vimos una Moto con sidecar
Estamos llegando al final del paseo por Kuala Lumpur y esta semana hemos visto el Pasar Seni ? Mercado Central, vimos El monorail de Kuala Lumpur y nos acercamos a las Cuevas Batu, lugar en el que estaremos unos días antes de volver a la torres Petronas y acabar el paseo. Entre medias alterné una foto del Koninklijk Paleis en el Dam en el club de las 500
Esta semana fui al Cine cuatro veces y hablé de cuatro películas. Comenzamos con la excelente Mao?s Last Dancer, después continuó con una obra maestra llamada Origen ? Inception que ya he visto dos veces, seguimos con otra película muy interesante llamada Unthinkable y terminamos con el pallufo de The Karate Kid
El repaso visual a la comida que salió de mi cocina no está completo porque se me olvidó procesar algunas fotos que hice pero más o menos tuvimos lo siguiente:
Y en ese otro mundo llamado Enrocado tuvimos una anotación llamada Los falsos plazos.
Y así transcurrió la semana …
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The Karate Kid
De todos es sabido que los calores veraniegos afectan enormemente a la escasa imaginación de los guionistas actuales y a falta de ideas hay que tirar de remakes y volver a rodar aquello que se hizo al menos dos décadas atrás. Lo de las dos décadas debe ser para poner una generación de por medio. Antes me tocaba disfrutar de las películas que rehacían y de las que nunca había visto su primera versión (o fue en la tele) y ahora me toca encabronarme y sufrir las aberraciones que se hacen y que duelen porque de chiquillo disfruté enormemente con esas películas. En esta fiebre repetitiva le ha llegado el turno a The Karate Kid película que se estrenará en España con el mismo título a finales de agosto.
A un julay julandroso le pegan en el cole y corre a esconderse debajo de la falda de un viejo amarillo y no verde y sólo Dios y la alta jerarquía católica saben lo que hará ese chiquillo ahí debajo
Un chamo de color o eso que antes llamábamos negro se muda con su madre desde la madre patria americana a la China post-comunista y allí recibe candela que no veas por parte del matoncillo del barrio aunque es más bien merecida porque al parecer le quiere pisar la pava que el otro tiene encañonada con su micro-cipote. Después de unas buenas tandas de hostias un chino que pasaba por el lugar y trabaja de manitas decide ayudarle y como el pobre es poco entendido y no se fijó muy bien en el título de la película, le enseña Kung Fu para que aprenda a defenderse y deje de dar grititos como maricona vieja que se mea de puro miedo. Al final hay una gran competición de Kárate (aunque los chinos son tan lerdos que lo llaman Kung Fu) y por supuesto gana la llorona después de recibir un curso de quince días.
Lo primero que me pregunto es por qué no la llamaron The Kung Fu Kid. Total, si eso es lo que hacen en la película, para qué mentir en el título. Después cogieron al protagonista y donde antes teníamos un niño más blanco que las nalgas del culo de Michael Jackson pusieron a un negro con pinta de delincuente y que no cuela como sufridor y con una madre que jode la película en cada segundo que aparece. No recuerdo haber odiado tanto a un personaje en mucho tiempo. Cada vez que entraba en un plano te pone de mala hostia y esperas que alguien le pegue dos tiros a la guarra esa y la saque de pantalla por siempre jamás. Por desgracia no sucede y hay que sufrir a la pedante esa durante las más de dos horas que dura la historia y de las que sobra completamente la primera de ellas en las que intentan contarnos la historia de como se mudan a China y comienzan una nueva vida y triunfaron en no interesar a nadie y de hecho, si llegas al cine una hora tarde te ahorras toda esa mierda. Después, cuando el manitas del edificio le empieza a enseñar Kung Fu (o Kárate, según el título de la peli) pues tendremos escenas que se repiten una y otra vez y que terminan por hastiar. Además, ni Jaden Smith como el chaval ni Jackie Chan como el profesor dan la talla y a ambos se les ve más perdidos que a una aguja en un pajar. No hay chispa entre ellos y eso se nota. Las escenas de peleas están tan coreografiadas que más bien parecen un programa de baile de esos que ponen por la tele y aunque están bien ejecutadas, les falta que los que las perpetraban pusieran algo de su alma en el intento. Mientras todo esto se mezcla sin cuajar tendremos a la perra de la madre asomando cada rato para seguir emputándonos y jodiendo la película y para cuando llegamos a la gran competición, solo queremos que acabe ya para poder marcharnos del cine y continuar con nuestra vida.
Un patético intento de rehacer una película que ha fracasado completamente. Seguramente gustará a descerebrados y chandaleros. Hay mejores formas de gastarse el dinero y salvo que quieras aprovechar las dos horas y media que dura para pasarlas en un lugar con aire acondicionado, no creo que debas perder tu tiempo con esto.