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  • El cine de Enero a Junio del 2009

    11 de julio de 2009

    Aparte de viajar, mi principal vicio es el cine y he de reconocer que voy con mucha frecuencia. Ayuda el tener una tarjeta que te permite un consumo ilimitado por una cantidad fija y un montón de amigos que siempre están quedando conmigo para ir. En este año 2009, el primer semestre ha concluido con sesenta y tres películas y ciento cuarenta euros gastados. He ido al cine en la ciudad de las Palmas de Gran Canaria, en España, en las ciudades de Amsterdam y Utrecht en los Países Bajos, en la ciudad de Kuala Lumpur en Malasia y en la ciudad de Estambul en Turquía. Fueron seis películas menos que en el mismo semestre del 2008, en parte debido a las vacaciones.

    Por si acaso alguno anda despistado vuelvo a explicar que este es un resumen visual en el que las películas están ordenadas según me gustaron. En la parte superior están las mejores y según vais descendiendo por la matriz lo hará también mi opinión sobre las mismas. Las últimas son las más deleznables. A igualdad de puntos el criterio fue el de la antigüedad. Al hacer clic en una imagen os lleva directamente a la anotación correspondiente a esa película.

    revolutionaryroadzackandmirimakeapornomilkslumdogmillionairegrantorino
    frost/nixondoubtmarley&merolemodelthereader
    startrekthehangoverthelasthouseontheleftthevisitortheboyinthestrippedpyjamas
    yesmanthecuriouscaseofbenjaminbuttonthewrestlermentirasygordastheduchess
    mybloodyvalentinedefiancetheboatthatrockedtheproposaliloveyouman
    theyoungvictoriaflammen&citronenvalkyrieche17again
    easyvirtuelosparanoicosgoodbyesoloconfessionsofashopaholichesjustnotthatintoyou
    x-menoriginswolverinefastandfurioussunshinecleaningcoralinenightatthemuseumbattleofthesmithsonian
    angelsanddemonsbedtimestoriessevenpoundsthetaleofdespereauxwatchmen
    cheparttwotheburningplainterminatorsalvationthebrothersbloomnewintown
    no-dorighteouskilltransporter3bridewarstheuninvited
    duplicitysawvfilmefobiatheunbornfridaythe13th
    transformersrevengeofthefallen

    Technorati Tags: cine, movies

  • Décimo sexto día. Taman Negara a Kuala Lumpur

    10 de julio de 2009

    El relato de este viaje comenzó en Camino a Kuala Lumpur y Tienes un índice con todos los capítulos en Viaje a Malasia del 2009: Índice con toda la historia.

    De nuevo me ponía en ruta y en este caso se trataba de volver a Kuala Lumpur. Tras el diluvio universal que tuvimos la noche anterior me imaginaba que el río estaría intratable y que aquello sería una pesadilla. Ya tenía de nuevo las mochilas preparadas y al levantarme lo más crítico era ducharme y obrar. En su momento expliqué lo complejo que es la ducha en aquellos chalés y como una imagen vale más que nada, os pongo una micro-foto:

    Las complejidades de la ducha

    Los que presten atención verán dos duchas, una a la izquierda del termo y otra en la pared de la derecha. Ambas apuntan más o menos al mismo sitio así que la consecución de la temperatura deseada parecía ser una tarea de buscar el equilibrio. Para complicarlo más en la pared de la derecha habían tres grifos, así que uno debía probar y errar hasta que descubría lo que hacía cada uno y como afectaban al conjunto. De alguna forma conseguí ducharme y cargado con mis mochilas bajé hasta el restaurante flotante.

    Me sorprendió que el agua no bajara revuelta y la tabla que hacía de pasarela parecía bastante estable así que la pude cruzar sin más problemas. Ya había comentado que mi alias terminó por suplantar a mi nombre real y la mesa como siempre estaba reservada a mi nombre para desayunar.

    Sulaco

    Me llevé la plaquita a otra mesa y me senté con los colegas y desayunamos juntos, un plato con huevos revueltos, dos tostadas y café. Sobre las ocho y media comenzaron las comprobaciones para saber quien volvía hacia el mundo exterior y nos fueron agrupando en las zonas en las que embarcaríamos. En esta ocasión el barco iba muy lleno y me sentaron con el señor mayor de Utrecht, el viudo. Íbamos sentados en la parte posterior. Salimos a las nueve en punto y ya sabíamos que tardaríamos casi tres horas en llegar a nuestro destino, bajando por el río.

    Río abajoA punto de atracar

    En uno de los meandros nos cruzamos con un grupo de aborígenes que salían de la selva para coger agua del río. Los chiquillos y las madres jugaban en el agua. No vimos a los hombres así que imagino que estaban cazando u ocupados con otras tareas. En otro lugar pasamos junto a un montón de pájaros martín pescador pero no tuve tiempo a hacerles una foto.

    Después de la primera media hora te duele el culo y ya no sabes como ponerte. Todo el mundo iba en silencio y un grupo de canadienses se pasaban unos a otros revistas del corazón que se habían traído en este viaje. Lo que me pasó por la cabeza es que cada loco con su tema. Muchos se habían tumbado longitudinalmente en el espacio que tenían asignado y trataban de dormitar en el viaje o quizás lo hacían para no marearse. Cuando ya has perdido la fe y crees que nunca acabará el viaje vimos el puerto de atraque, el cual podéis ver en la segunda foto. Allí un grupo de jóvenes avispados han montado una especie de montacarga y por veinticinco céntimos te suben la maleta (o la mochila) hasta la carretera. Algunas de las personas se acogieron a esta oferta pero la mayoría cargamos como mulas por las escaleras que tuvimos que subir.

    Arriba nos esperaba un autobús que nos llevó hasta las oficinas de NKS, el operador que habíamos contratado para estas vacaciones. En aquel lugar almorzábamos y después saldríamos hacia Kuala Lumpur.

    Frutas extrañasProfesionales en momento de tedio

    Los alemanes y el viejo holandés se sentaron conmigo, moviendo sus respectivas placas a mi mesa y así comenzamos la tertulia antes de almorzar. Estábamos allí, todavía doloridos por las tres horas de sentada en madera cuando vemos aparecer a la julaya que trabajaba en el restaurante flotante como animadora y controladora del cotarro. Se acercó a saludarnos y nos dijo que había venido con el mini-bus que tienen. Casi me da un telele. Se podía evitar el viaje en barco y usar el mini-bus pero como se trata de hacernos disfrutar la experiencia, no nos lo dijeron. Como vio que esa nueva información nos había afectado enormemente nos trajo a cada uno unas frutas exóticas de la zona para que las probáramos. Son las de la primera foto. Parecen cebollas peladas y la verdad que el sabor era amargo y no me gustaron nada. Nosotros comíamos en un lado del local y justo teníamos la mesa en la que se organizaban los viajes, la cual podéis ver en la segunda foto.

    Jungla y más junglaPor lo menos una hora más hasta KL

    A la hora prevista apareció el chófer del autobús y lanzamos nuestras mochilas en la bodega y nos subimos. Era el mismo conductor que nos había traído dos días antes. En el camino de vuelta, más de lo mismo, verde por todos lados y esos híbridos entre autopista y carreteras comarcales. Aunque sé que es imposible, tras hora y media en la guagua paramos en un área de descanso que juraría que es la misma que en la ida pero eso no es posible porque en esa ocasión estábamos en el otro lado de la carretera.

    Las cuevas BatuKuala Lumpur bajo la lluvia

    Volvimos a pasar al lado de las cuevas Batu que podéis ver en la primera foto. Hay unas escalinatas interminables junto a una figura gigantesca de alguna de las divinidades hindúes. Desde ahí al centro de la ciudad hay alrededor de 18 kilómetros y todavía tardamos casi una hora. Cerca de nuestro destino se encapotó el cielo y comenzó a caer un diluvio que no veas. Lo malo de esos países es que incluso cuando llueve la temperatura no desciende y la sensación de bochorno hasta se amplifica.

    Al llegar enfrente del hotel nos bajamos, nos despedimos y pillé un taxi para que me llevase a mi hotel fastuoso de la muerte, el IMPIANA KLCC HOTEL & SPA. Pasé por el trámite de la recepción en un par de minutos y me dieron mi tarjeta para abrir la puerta de mi habitación.

    Suite puro lujo María

    Subí con la desgana que da el llegar a un hotel más y cuando abrí la puerta aluciné. Una suite de cojones y con vistas a las torres Petronas (que por supuesto había pedido al reservar). La foto está hecha desde la mesa de despacho que tenía junto a los enormes ventanales.

    Eran las cinco y media de la tarde y había llegado a mi destino.

    El relato continúa en Décimo sexto y décimo séptimo días. Kuala Lumpur

  • Rebelde sin causa en el club de las 500

    10 de julio de 2009
    Rebelde sin causa

    Rebelde sin causa, originally uploaded by sulaco_rm.

    La última foto de esta ronda de nuevos miembros al Club de las 500 es una foto de tulipanes con lo que cerramos el círculo y terminamos igual que empezamos. Vimos por primera vez a este Rebelde sin causa hace más de tres años.

  • Décimo quinto día. Taman Negara

    9 de julio de 2009

    El relato de este viaje comenzó en Camino a Kuala Lumpur y Tienes un índice con todos los capítulos en Viaje a Malasia del 2009: Índice con toda la historia.

    Pasé la noche protegido en mi cocoon y por la mañana comprobé que no había recibido una sola picada de mosquito. Por la mañana tuve que probar varias combinaciones hasta que descubrí como funcionaba la ducha ya que era un sistema demasiado sofisticado. Como en el baño no había luz me afeité medio a oscuras, aprovechando la penumbra que entraba por un ventanuco que tenía el baño. Opté por ponerme pantalones largos de lino para las actividades mañaneras.

    Sobre las ocho y media me acerqué al restaurante flotante para desayunar. Cuando bajaba por las rampas de tierra enloadada vi que el río Tembeling llevaba muchísima más agua y la corriente era mucho más fuerte. Un grupo de locales estaban reubicando el restaurante flotante y para ello usaban sus pequeñas barcas mientras otros tiraban de lassogas que lo unen a tierra. Tras cinco minutos de tira y afloja se quedaron satisfechos y volvieron a poner la tabla por la que entrábamos al restaurante. Yo fui el primero en cruzar y me dio la impresión que no estaba muy bien puesta, algo que se confirmó cuando uno de los que habían estado ocupados en la reubicación pasó y se cayó al agua, con gran algarabía y jolgorio de los demás y un alivio extremo por mi parte. Crucé los dedos para que la cosa se arregle porque al día siguiente tendría que cruzar por ahí cargando mis dos mochilas y no me hacía gracia acabar en el agua.

    Con el desayuno sucedió como con las comidas anteriores, no te dan a elegir pero te ponen una buena cantidad y la comida estaba muy rica. Con la barriga llena me puse a hablar con los holandeses, que se habían apuntado a las jornadas mañaneras y pronto llegaron la malasia y el australiano, los alemanes, los austriacos y un señor mayor al que había visto antes por la zona del poblado pero que hasta ese momento no había coincidido con nosotros y dos chinos. Llegó nuestro barco y nos subimos.

    Comenzamos a remontar el río hasta un punto en el que se veía que comenzaba un camino. Allí nos bajamos saltando a tierra firme y el guía nos dijo que en cinco o diez minutos llegaríamos al punto de nuestra primera actividad, llamada en inglés Canopy walkway y que traduciré como paseo por la Canopea, la cual según la enciclopedia es el hábitat que se encuentra en el nivel superior de una selva, es decir, a gran altura y que alberga una flora y una fauna única que no se puede encontrar en ninguna otra capa del bosque. Lo que tiene de particular el paseo por la Canopea de Taman Negara es que es el más largo del mundo y se extiende durante más de quinientos metros sobre la jungla a unas alturas que oscilan entre los veinte y los cuarenta y cinco metros y todo sustentado por unos árboles gigantescos. Por ser viernes solo se podía hacer esta actividad hasta las doce de la mañana y por eso comenzábamos allí ya que normalmente eso es lo último que hacen. Hay vigilantes forestales en el lugar que se encargan de que todo sea muy seguro y de que ninguno se les escape. Yo iba en el equipo de cabeza, creo que subí en cuarto lugar y cuando comencé a caminar por las cuerdas descubrí con asombro que es algo en lo que soy muy bueno y en un par de segundos iba sin agarrarme a las cuerdas de seguridad y disfrutando más que un enano con aquello. Resulta muy difícil explicar el mundo que hay allá arriba porque es casi mágico, lleno de animales, plantas que viven en perfecta simbiosis con los árboles gigantes y con unas vistas de la jungla absolutamente idílicas. Entre tramo y tramo parábamos en las plataformas que habían ubicado en los árboles y en las que no podían permanecer más de tres o cuatro personas. Yo hacía fotos como loco de todo lo que veía y de todos mis compañeros y allí se fraguó una gran camaradería.

    ?ramos como chiquillos con un juguete nuevo, la sensación es maravillosa, estás allí arriba, en el techo del bosque, respirando un aire impoluto, escuchando y viendo a las aves cantando, con monos y ardillas saltando y mil bichos más. Es en esos sitios en donde te das cuenta de lo importante que es el recorrer nuestro mundo y descubrir todas sus maravillas. Todo lo bueno se acaba y cerca de media hora más tarde volvíamos a tierra en donde nos esperaba el guía con el australiano, el cual tiene miedo a las alturas y decidió quedarse abajo. Todos parloteábamos sin parar rememorando momentos inolvidables vividos allá arriba y así comenzamos la caminata por la jungla que culminaría en la colina Bukit Teresek desde donde podríamos ver la montaña Tahan. A esas horas la temperatura ya era de más de treinta grados, la humedad del mil por ciento y pese a que sólo íbamos a caminar unos dos kilómetros y después volver, el hecho de ser cuesta arriba y los factores ambientales lo convirtieron en una prueba de resistencia brutal. Nosotros nos distraemos fácilmente y a veces era una seta increíble, en otras un insecto terrorífico y las más los gritos que se oían desde la espesura. Parábamos de cuando en cuando a tomar resuello y el guía nos contaba historias y compartía sus conocimientos sobre la flora y la fauna con nosotros. En un punto determinado nos dijo que siguiéramos quinientos metros más y llegaríamos al mirador de la colina Teresek y él se quedo allí esperándonos. Ese último medio kilómetro fue como el final de una maratón, todos nos dábamos ánimos e íbamos sin resuello procurando no apoyarnos en los árboles porque nunca se sabe que bichos pueden estar allí esperándonos.

    Una vez en el mirador la vista era de las que te cortan la respiración. Nos sentamos un cuarto de hora a hablar, hacernos fotos y disfrutar con un rincón del mundo en el que aún no han llegado los promotores. Allí me dieron casi todos sus direcciones de correo para que les mande las fotos que les hice. Los holandeses se quedaron de piedra cuando les dije que el señor mayor también era holandés y además todos veníamos de la misma ciudad, de Utrecht. Casualidades de la vida, cuatro personas de una ciudad con cuatrocientos mil habitantes se encuentran a diez mil kilómetros de distancia. El señor nos dijo que su esposa había muerto el año anterior y ahora viajaba él solo por el mundo como hacía cuando iba con ella. No llevaba cámara alguna de fotos porque decía que ya él, con ver las cosas tenía bastante. Tiene sesenta y ocho años. Los jóvenes holandeses son novios. Ella comenzaba a trabajar durante tres meses en un hospital de Kuala Lumpur diez días más tarde como parte de las prácticas de la carrera de medicina ya que se estaba especializando en enfermedades tropicales y él seguiría solo viajando por Camboya, Laos y los países de los alrededores hasta que ella terminara sus estudios, después iban a seguir dos semanas más de viaje y luego volverían a los Países Bajos. Es fascinante conocer todas esas historias de viajeros que como yo siguen sus propios senderos y no tienen miedo a lo desconocido.

    En un momento determinado decidimos que ya era hora de volver con nuestro guía y recorrimos el medio kilómetro de vuelta. Descansamos en el otro lado de la montaña, también con unas vistas preciosas y comenzamos el descenso. El guía se salió del camino oficial y nos llevó por otro más arcaico que va directamente por dentro de la jungla. Eran rampas pronunciadas y los animales nos rodeaban por todos lados pero quizás por el cansancio o por el sudor extremo ya no nos importaba.

    Volvimos hasta el río y casi cuatro horas más tarde estábamos en el restaurante flotante en donde almorzábamos. Para por la tarde teníamos un programa algo más ligero y en el que igual nos mojábamos por lo que me cambié y me puse el bañador que me había comprado y cogí un par de bolsas para proteger la cámara.

    A las dos de la tarde salimos río arriba para tomar los rápidos en dirección hacia Trenggan. Era un río más pequeño y mucho más revuelto en el que la barca recibía unos bandazos tremendos y nos bañábamos con el agua que entraba. Todo lo que se podía mojar lo habían guardado en una mochila enorme y que aguantaba el agua y así pudimos disfrutar la aventura mucho más. Era como ir en una montaña rusa de agua. En un punto determinado vimos unos indígenas jugando en el agua y hacia allí nos dirigíamos. Era un asentamiento de los Orang Asli, algo que se puede traducir como la gente original o los aborígenes en el idioma malayo. Nos bajamos del barco y nos acercamos a su asentamiento, unas cabañas abiertas muy precarias en las que estaban todos tirados pasando la calor. El guía nos explicó que esta gente son los únicos que tienen permiso del gobierno para vivir como nómadas dentro del parque nacional y que hay unos diecisiete asentamientos repartidos por el interior del parque. Cuando se cansan de algún lugar por alguna razón lo abandonan, buscan uno nuevo y fabrican nuevas cabañas. Viven de la caza, algo de lo que se encargan los hombres. Tienen una esperanza de vida de unos treinta y cinco años y en cada cabaña hay una familia. El asentamiento que visitamos es de los que están en plena transición hacia nuestra sociedad, los que más o menos han decidido que no quieren seguir viviendo malamente dentro de la jungla y buscan integrarse en la sociedad. Aún así, mantienen sus costumbres y fue fascinante verlos en su entorno. Los chiquillos eran muy simpáticos y tímidos y correteaban mientras nosotros los seguíamos para hacerles fotos. En un lugar del asentamiento uno de los mayores nos enseñó a hacer fuego y a disparar dardos con unas cerbatanas enormes que usan para cazar.

    La visita fue muy didáctica y te da que pensar en lo bien que vivimos y lo avanzado que estamos si nos comparamos con esta gente, que viven menos de la mitad de lo que lo haremos nosotros, no tienen ningún contacto con la electricidad, el agua corriente y similares y a poco que agarren una enfermedad, si no se mueren por causas naturales los mata el hechicero del poblado con sus potingues y rituales.

    Cuando acabó la visita volvimos al barco y bajamos por los rápidos divirtiéndonos de nuevo. Estábamos de vuelta sobre las cinco de la tarde y me fui a descansar por un par de horas ya que la cena era a las siete y media. Cené con el australiano y la malasia y los tres debatíamos sobre si apuntarnos al safari nocturno en jeep o no. La gente nos había dicho que no se ven muchos animales y que en realidad no van por la jungla sino por los lindes de una plantación que está en la frontera con el parque y al final la decisión vino de la mano del tiempo porque comenzó a llover y cada vez era más y más agua y optamos por quedarnos. Después de media hora lloviendo de una forma como nunca he visto, más bien diluviando, vimos que los guías y los que trabajaban en el restaurante salían a escape. Una de las barcas estaba anegada y se estaba hundiendo. Consiguieron quitar el agua y durante la siguiente hora se lo pasaron achicando agua de todas las barcas. Por las laderas bajaban ríos de lodo y mientras tanto, nosotros éramos los únicos que quedábamos allí y estábamos en modo tertulia. Sobre las diez de la noche la lluvia se convirtió en una ligera llovizna y todos aprovechamos para poner tierra de por medio y salir corriendo hacia nuestros chalés. El barro hacía el caminar por el lugar algo difícil pero una vez has subido y andando en lo alto de los árboles, has corrido los rápidos y vistos a los indígenas, unp oco de barro no es nada.

    y así, con un diluvio acabó mi segundo día en Taman Negara

    El relato del viaje continúa en Décimo sexto día. Taman Negara a Kuala Lumpur

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