Otra imagen de los restos arqueológicos del complejo en el que se ubicaba el palacio de Galerio y que de nuevo se puede ver que está literalmente rodeado por la ciudad, en la zona céntrica de la misma. Supongo que diciembre no es un gran mes turístico por allí y por eso yo conseguí billete por cuatro perras gordas y una bulímica y se ve en las fotos, que creo que yo era el único turista que visitó aquel lugar cuando estuve por allí, los empleados se me emocionaron hasta las lágrimas. Cuando todo esto estaba construido, tenía que ser imponente. Si trajeran hacia el futuro al Galerio y viese todas las kelis de pobre que le han puesto alrededor de la suya, del berrinche tan grande que le daba palmaba instantáneamente.
Con los problemones tan grandes que hemos tenido en el aeropuerto de Schiphol desde que comenzó la pandemia podemita, truscolana y suciolista, usar ese aeropuerto se ha convertido en motivo de angustia porque nunca sabes si al llegar vas a tardar media hora en pasar el control de inseguridad o si por el contrario, te tomará ocho horas y perderás tu vuelo, algo que le ha sucedido a miles y miles de julays y que ha hecho que de ser el aeropuerto preferido de los viajeros en Europa se haya convertido en el aeropuerto más evitado de África, Rusia y el resto del tercer mundo, así que cuando vuelo desde allí, prefiero que el vuelo salga por la tarde porque parece que las colas son enormes por la mañana y por eso estoy eligiendo para las salidas a Gran Canaria los vuelos vespertinos de Transavia, bueno, por eso y porque son baratísimos, aunque en la vuelta uso otra aerolínea porque los de transavia te pegan una clavada que no veas. Hoy tenemos el despegue en Schiphol del vuelo que hice a Gran Canaria hace menos de un mes y acompañamos las imágenes con el himno instantáneo titulado I Ain’t Worried y que yo puedo silbiar de pé a pá y lo silbio, canción de OneRepublic que acompaña uno de los momentos más legendarios de la historia cinematográfica en el clásico Top Gun: Maverick, el momentazo del sudor playero jugando a un juego que se inventaron ellos mismos porque Tom Cruise es así de grande y maravilloso.
Tuve más suerte que un tonto y el avión salió y casi inmediatamente estaba en el aire, sin tener que recorrer miles y miles de metros para llegar a la puta Polderbaan, así que después de cuarenta y cinco segundos de vídeo tenemos el despegue y vemos el sur de Ámsterdam, la zona industrial y hasta vemos el edificio que es la sede corporativa de la multinacional amarilla para la que laburo. Me fijé con mucha atención buscando campos de tulipanes pero haberlos, no los hay, era demasiado pronto. Aun así, bonitas vistas de los invernaderos holandeses desde el aire.
Por variar de tema, en El retonno a las Maldivas explico mis planes de vacaciones de buceo para este año y en El despertar del jardín tenemos que empieza el trabajo en la parte posterior de mi keli.
Por razones que escapan a mi entendimiento, que además es muy limitado, la de hoy es una película que han promocionado masivamente, durante meses, creo que no ha habido una sesión en la filmoteca en la que no viese el trailer pero también en mi ciudad, lo ponían también en los cines comerciales y como que barruntaba un mega-éxito que cuando llegó a los cines no sucedió y en el caso de mi ciudad, la quitaron pronto de la cartelera. La película se titula Till y en España estiraron la palabra hasta tres metros más allá del infinito y llegó a las pantallas a final de febrero como Till: El crimen que lo cambió todo, que supongo que hace referencia a que truscoluña no es nación.
Una julay mueve cielo y tierra aunque sin mucho éxito.
Resulta que una negra del norte de Gringolandia con un hijo adolescente, lo manda de vacaciones con su familia al sur, en los años cincuenta en los que aquello todavía era poco menos que tierra del KKK. El chiquillo va de chulo y malaje y cuando le hace un comentario a una blanca que trabaja en una tienda, acaba desapareciendo y después de un tiempo encuentran su cadáver. La madre se coge un empute que no veas e irá a juicio contra los que mataron a su hijo y contra la zorra que directamente ordenó su muerte, pero claro, aquello es el sur de los Estados Unidos y la justicia no es la misma para todos, así que los blancos se irán de rositas o algo así.
Aunque en la peli lo ponen como algo super-especial, yo jamás había oído hablar del asesinato del chaval. Esta es una historia de racismo pero que en mi caso no funcionó para nada, me aburrí y hasta me quedé dormido un rato porque la estiran y la estiran y la estiran hasta niveles dantescos y dura ciento treinta minutos cuando se podría haber contado en noventa. Es más bien un telefilm y con tanto estirar la historia y marear la perdiz, los momentos realmente dramáticos quedan diluídos en eternas sucesiones de escenas redundantes. Para mí la escena del funeral fue lo mejor de la peli pero todo lo del juicio como que no me interesaba y tampoco las movidas del hijo en el sur antes de su asesinato, que además, tal cual lo contaron, se lo buscó, que provocó a la mujer blanca en un lugar en el que los negros eran ciudadanos de tercera o cuarta. Hay muchísimas escenas en las que se les rompieron los frenos dramaticos y melodramatizaban demasiado hasta que parecía una parodia.
Si eres un miembro del Clan de los Orcos, el único posible escenario para que veas algo de esta película es que te tengan que dormir para una operación y esto te noquea en treinta segundos. Si eres un sub-intelectual con GafaPasta, tampoco es para ti, demasiado telefilm o poco artisteo. Perfecta para las sobremesas de fin de semana de Antena Triste o Telajinco.
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