Una de las lectoras de esta bitácora sentaba cátedra el otro día con una frase lapidaria, un axioma irrefutable. Como reconozco que mis preciados lectores no se sienten cómodos con algunas palabrotas de nuestro idioma, quiero recordaros que un axioma es una proposición tan clara y evidente que se admite sin necesidad de demostración. No voy por tanto a refutar esta verdad como un estadio de grande sino que voy a tratar de encontrar las causas que nos han llevado a este triste atolladero.
Se folla poco. La realidad es que casi ni se folla. Y la culpa no es solo nuestra, sino de la mierda de la sociedad de la información que ha conseguido inComunicarnos en un terreno tan sensible. Tenemos tantas posibilidades de comunicación que hemos renunciado a la más básica, al tú a tú con un individuo de la misma especie que implique intercambio de fluidos y mezcla de sudores. Miramos cincuenta años atrás y no había nada que distrajera nuestros sentidos así que buscabas una hembra (o un macho o lo que quiera que te guste buscar que hablo de una forma muy genérica), le tirabas los tejos, la llevabas al huerto, te apalancabas encima y a empujar hasta que el churro vomite su carga. No había más. Eso era comunicación, eso era común entendimiento, eso era follar.
Ahora llegas a casa, tienes una hembra con la que vives pero ella también trabaja y llega tan cansada como tú. Y una leche estáis cansados, lo que pasa es que cada uno agarra su instrumento electrónico favorito y se autiza. Uno se pegará a la tele y se empapará la mierda que le echen y el otro se meterá en Internet, navegará por páginas pornográficas porque parece ser que en casa no tiene lo que quiere y lo debe buscar fuera y terminará en un chat haciéndose pasar por una quinceañera caliente de nombre Jenny y hablando con otros doscientos tíos tan calientes como él y dando rienda suelta a sus más oscuros instintos. Después de unas cuantas horas de incomunicación cada uno se va a la cama común por separado, apagan sus luces y si hay suerte hasta se dirán un buenas noches y si no la hay pues a dormir que mañana será otro día. Esto en lo referente a los que ya han dado el paso y viven juntos. Cada uno va por su lado, buscando su espacio y toda esa mierda que un hijoputa metido a sociólogo ha vomitado por su sucia boca para conseguir que no se aparee la gente, que no haya el coito, el mete-saca, el kiki o como queráis llamarlo. Las parejas comparten vivienda pero no sus universos virtuales. Cada uno va en esos lugares por su lado, no hay actividades conjuntas y el resultado es evidente: Se folla poco. Después vendrán los traumas, los malos rollos, las depresiones y el trabajo para los sicólogos, otros parásitos sociales que han proliferado gracias a la sociedad de la inComunicación en la que vivimos. Cada minuto que pasáis en esta bitácora o en cualquier otra es un minuto que podríais haber usado para comer un coño, mamar una polla o follar como venados. En lugar de eso gastáis vuestro precioso tiempo en retórica barata, en comentarios y en toda esa mierda que hacemos frente a los ordenadores.
Si vives solo o en casa de tus padres es aún peor. Tú no tienes hembra/macho/o lo que sea. Tú tendrías que estar en la calle cazando, buscando a tu media naranja que las empresas de mensajería no te la van a traer a la puerta y las que vienen de motu propio cuestan mucho dinero. En lugar de eso te echas veinte amiguitos/as virtuales, te pasas las horas diciendo paridas en una cutre ventana en la que escribes y simulando ser quien no eres. Al final entras en uno de esos sitios de encuentro, conectas tu cámara Web y acabas haciendo guarrerías frente a la cámara mientras alguien en el otro lado hace lo mismo y te vas a dormir con la satisfacción de haber follado. QUIETO PARADO AHÍ. No has follado. Follar es practicar la cópula sexual, es un ligamiento con otro sujeto, un acto que implica roce y que obliga a que ambos sujetos estén en el mismo espaciotemporal para que se pueda llevar acabo. Abre los ojos, sal a la calle, vete al bar más próximo a buscar a otros sujetos de tu especie, habla con ellos, interactúa, muestra tus encantos, seduce y encuentra algo a lo que poder agarrarte, uno de esos rabos gloriosos que no te cansas de montar, unas tetas como dos carretas en las que sumergirte o un chocho de esos que te hacen llorar por lo bonitos y juguetones que son.
Deja de leer, deja de navegar, deja de perder tu precioso tiempo y búscate la vida, afronta la realidad, el mundo auténtico con sus malos olores, sus instintos básicos y toda lo que conlleva. Leer una bitácora está muy bien pero créeme, FOLLANDO SE CONOCE GENTE.