Yo siempre he querido ser un sub-intelectual como Virtuditas o su intimísimo el Ancestral y por eso, de cuando en cuando, me leo el envoltorio de los rollos de papel higiénico para usar los ojos y culturizarme, que todo el mundo sabe que en esos paquetes con cienes y cienes de rollos hay textos de los grandes filósofos. En uno de los días en los que no tenía uno a mano, estaba mirando las noticias neerlandesas en la prensa local y me horroricé al descubrir que uno de los mayores daños colaterales de la falta de fe entre la gente que usa el CaraCuloLibro y el Tuiterota y se pasa el día mirando la pantallita de sus telefoninos, es la extinción y la desaparición de los murciélagos neerlandeses.
Es un drama total y tal y tal y ha llegado a tal nivel que hasta se ha legislado para tratar de prevenir la desaparición de prácticamente todas las especies de murciélagos que viven en el país, algo que está sucediendo a una velocidad pasmosa y la culpa la tienen los presuntos tocadores de niños o dicho de otra manera, el clero. Resulta que con la pérdida de la fe en los profesionales que hacen de mediadores con uno o varios dioses, la gente dejó de ir a las iglesias al tiempo que se destaparon los escándalos de tocamientos, sin presunción ninguna, fueron verificados y hubo juicio y condena por tocamientos contra cientos de niños a lo largo de décadas y la iglesia, la oficina comercial de un Dios en la Tierra, para pagar las condenas, se puso a vender iglesias, lugares mayormente vacíos y en los que ya no ponen ni la calefacción y los compradores de esas iglesias, fueron promotores inmobiliarios, que las veían como el envase perfecto para nuevas kelis, siempre en lugares céntricos y además, en muchas ocasiones, enormes y que siguiendo la normativa actual, si las derriban y construyen en el lugar, no se les permitiría construir hasta esas alturas, con lo que lo de derribarlas quedó en muchas ocasiones descartado y se procedió a reconvertirlas. Lo que nadie sabía es que los verdaderos hijos de ese Dios eran los murciélagos, que a lo largo de siglos, décadas, lustros y años, habían creado su sociedad en las iglesias y cuando se vendieron y se reconstruyeron por dentro, fueron literalmente expulsados de sus kelis por oKupas, se les echó a la puta calle y comenzaron a morir y han sido tantos y tantos, que ahora mismo, si la iglesia, u otra de las iglesias, vende un edificio, antes de darles el permiso de obra se hacen estudios serios e intensivos del lugar a la búsqueda de nidos y colonias de murciélagos y si se encuentran, allí no se hace nada hasta que se les construya una keli en otro lugar y se los reubique o se les deje espacio en el nuevo edificio. Resultó que aparte de los niños que sufrieron de los tocamientos por los miembros del clero que lo veían como algo normal y propio de su Dios y su religión, los murciélagos, que seguramente ni tienen alma, ni les pesa veintiún gramos ni irán al cielo, vieron como su vida se convertía en un infierno antes de morir.
Por mi keli yo no veo muchos murciélagos revoloteando por la noche pero en el centro de la ciudad sí que es cierto que cuando te sientas en una terraza en verano, hay una cantidad considerable de murciélagos volando en las sombras, cerca de las lámparas, pillando mosquitos, evitando la luz, pero sabiendo que la susodicha atrae su comida y haciendo uso de ello como ventaja competitiva. Supongo que si esos murciélagos pudieran rezar, lo que pedirían es que el presunto de su parroquia se la casque mirando pornografía en las internetes y deje a los niños en paz para poder seguir viviendo allí alguna década más.
