Si eres un influenser de esos, lo de ir a la idílica Koh Tap para hacerte esas fotos fabulosas se puede convertir en una pesadilla cuando te encuentras que allí hay más gente que muchísimos poblachos del centro de la península Ibérica. Como los barcos la visitan dependiendo de la marea, ya que todo el mundo quiere ver y andar sobre las tiras de arena, al final todos, todos, todos llegamos y nos vamos más o menos al mismo tiempo y durante la hora que estamos allí, aquello se ve tal cual en la foto. Se puede subir a la cima de Koh Tap, que como se ve en la foto es poco más de unos metros pero no hay ningún mirador arriba y las fotos desde allí no valen la pena.
Hace un par de semanas hablé del Bockbierfestival Utrecht 2021 y este domingo asistí al Amsterdamse Bokkentocht 2021, un nuevo tipo de evento en la ciudad de Amsterdam que recoge el testigo del antiguo festival de cerveza pero hecho de otra manera. En este caso se trata de un paseo o caminata entre ocho bares o cervecerías en el centro de la ciudad, que se hace el domingo por la tarde y en la que pagas un precio fijo para tomar ocho cervezas, una en cada cervecería, acompañada de una tapa y si además, compras tu entrada antes de una fecha determinada, te regalaban una camiseta única y conmemorativa y super-hiper-mega especial, todo esto por el precio de treinta y dos leuros y cincuenta céntimos de leuro. El viernes y el sábado eran más cafés con cervezas bock, pero en ese caso, sin tapa para acompañar y sin precio fijo, sino pagando en cada uno por lo que se consumía.
El domingo, con el horrendo y terrorífico cambio de hora, salía de mi casa sobre las doce y pico para ir a la estación de Utrecht en bici y después pillaba el tren para Hilversum, en donde me encontré en la estación con mi amigo el Moreno, el mismo con el que fui al Bockbierfestival Utrecht 2021 y desde allí seguimos para Amsterdam, ambos con paraguas porque se avecinaban baldazos de agua esa tarde. Este evento sucede justo cuando los hospitales están a punto de petarse de nuevo y se espera que mañana el gobierno vuelva a poner restricciones, así que puede que sea de lo último que podamos hacer en un tiempo, que aquí el mes de octubre ha sido pandémico del coño y estamos en color rojo total y el ochenta por ciento de los que están en los hospitales son los no vacunados a los que les deseamos y de los que esperamos que se mueran ya para que todos podamos volver a la normalidad, que la estupidez hay que eliminarla de la raza y esta es una manera tan buena como cualquier otra.
Nuestra ruta podía comenzar en dos cafés diferentes y hacerla en un sentido o en el otro. Elegimos comenzar por Het Elfde Gebod o el undécimo mandamiento. He creado unos collages super-hiper-mega especiales en los que tenemos la fachada del bar y la cerveza y la tapa que nos dieron y en cada una de las fotos veremos cuatro locales o la mitad del circuito.
El orden adecuado va de arriba a abajo y de izquierda a derecha así que en la parte superior izquierda tenemos Het Elfde Gebod, y en el susodicho nos tomamos una Texels Bockbier con tapa de queso, una especie de foeigras y mostaza. Lo guay de este concepto es que te permite descubrir un montón de bares en los que seguramente jamás has entrado y que resultaron ser muy interesantes. Además, comes algo mientras bebes y caminas, con lo que la borrachera no fue tan terrible como la anterior y hasta nos hicimos unos siete kilómetros andando. Nuestro segundo destino fue el Bierproeflokaal in de Wildeman y allí bebimos una v.Vollenhoven&co Bokbier acompañada de mejillones en escabeche, que estaban del copón. Más o menos en ese sitio fue cuando comenzó a llover, lo cual no nos impidió ir al Proeflokaal Arendsnest y tomar una fabulosa Gulpener IJsbock (2018) acompañada con una sopa Snert, tradicional holandesa y muy espesa, que estaba del copón. Sucede que este bar está en la calle del Turco y no muy lejos de su keli, así que la próxima vez que lo vea en Amsterdam lo obligaré a ir allí. Le ofrecí al Turco unirse a nosotros pero desde el jueves está trabajando desde «casa», concepto muy avanzado que en su caso implica trabajar desde Estambul. Nuestra cuarta parada fue en el American Beerbar Beertemple, que está justo detrás del palacio Real y en el susodicho nos tomamos una Uiltje Apfelstrudel Doppelbock con un cacho de pollo frito con salsa barbacoa.
La quinta parada fue en el Gollem Raamsteeg, de una empresa que tiene varios bares en la ciudad de Amsterdam y allí bebimos una Barbãr Bok acompañada de un minúsculo dátil relleno. La sexta parada y el punto más alejado de la ruta fue en el Mikkeller at Morebeer, que está cerca de Leidseplein, lugar en el que está la filmoteca que visito frecuentemente y allí nos tomamos una Maltezer Bock acompañada de una especie de mini-bocadillo de atún. Ya en la ruta de regreso, la séptima parada fue en el Gollem Craft Beers, que está junto al Blauwebrug, también en la zona de los otros multicines que visito y por donde paso cuando voy a coger el metro para volver a casa. En esa nos bebimos una B*CK OFF! acompañada de un perrito caliente y acabamos en la calle del barrio chino en el Café Zilt, tomando una Bronckhorster IJsselbock acompañada de un chocolate especial que estaba delicioso y más tarde y no en la foto nos trajeron también quesos holandeses.
Excepcionalmente y sin que sirva de consecuente ni de precedente, tenemos unas cuantas fotos del Elegido con el Moreno que este hizo con su ifone en diferentes momentos y en algunas de ellas se puede ver nuestras camisetas super-hiper-mega especiales, que nos las pusimos sobre las que llevábamos para no tener que cargarlas o incluso perderlas. Con lo que me mojé en algunos traslados, el pelo se me rebeló y le salió la onda folclórica y no se puede hacer nada para eliminarla.
Definitivamente, el concepto de ir a diferentes bares y beber y comer nos encantó y si lo vuelven a hacer el año que viene, allí estaremos, aunque alguien nos dijo que se está volviendo una idea popular y lo están haciendo en otras ciudades holandesas, con lo que igual nos hacemos un par de ellos. Ahora se correrá la voz entre los amigotes y el año que viene tendremos un grupo y no será lo mismo, que muchos de esos cafés son minúsculos y si vas en un grupo, igual ni te sientas.
Fui a ver ocho películas al Cine y por aquí comenté cuatro, comenzando con la puta mierda del copón de Surge, seguimos con la maravillosa El último duelo – The Last Duel, que además la volví a ver durante la semana, después le llegó el turno a la mediocre The Night House y acabamos con la amena El triunfo (Un triomphe)- Un triomphe. Hay veintidós películas en mi lista para comentar, con lo que tengo hasta casi mediados de diciembre.
En la cadena de multicines a la que estoy abonado, procuran poner una vez a la semana alguna de las pelis que normalmente acaban en los dos cines que tienen como filmoteca en los otros cines, en sesiones que seguramente no se repiten, con lo que controlo esas pelis para así no tener que verlas en Amsterdam. La de hoy es una de ellas, una especie de drama cómico frances titulado Un triomphe y que se estrena en España la semana que viene con el sofisticado título de El triunfo (Un triomphe) que junta el español con el francés, por si algún lerdo aún no sabe lo que significa la palabra en español.
Un julay fracasado acaba de profe de presos jinameños tratando de enseñarles teatro o algo así.
Un chamo ya mayorcito y que supuestamente es actor, es básicamente un fracasado y a través de un conocido y de influencias, consigue un trabajo dando un curso de drama en la trena para una banda de delincuentes. Allí conoce a sus presos y se encariña con ellos y les trata de inculcar las artes que él no tiene para interpretar Esperando a Godot y tras mucha movida y mucho drama lo consigue y es un exitazo y comienzan una especie de gira por teatros de toda Francia o algo así.
Está basada en hechos reales aunque creo que esto sucedió en Alemania y es hasta posible que haya una película alemana relativa al tema, pero vamos, que con lo secos que son los alemanes, al menos con los gabachos te echas unas risas, porque más que el drama, lo que funciona muy bien en esta película es el humor, la parte cómica está muy bien hecha. También consiguieron un elenco variado y en el que todos resultan interesantes, todos tienen su pequeña historia del pasado que los llevó a la trena y poco a poco las vamos conociendo pero sin abandonar nunca la historia principal. La película entretiene un montón y tiene un final que te pone en vilo, con mucho drama y tensión. Realmente me sorprendió ya que me esperaba muchísimo menos de algo así.
Si eres un miembro del Clan de los Orcos, ni te molestes que esto te supera. Puede gustar a los sub-intelectuales con GafaPasta menos radicales.
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