Distorsiones

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  • Las tres semanas pasadas en Distorsiones

    20 de diciembre de 2006

    La vida me tiene ocupado y no he tenido ni un segundo en las últimas semanas para sentarme y escribir el tradicional resumen. Como tengo clarísimo que durante las vacaciones navideñas no lo haré, esta es la última ocasión en este año para resumir el contenido de esta bitácora a lo largo de las tres semanas pasadas, tiempo en el que trabajé como un burro, estuve de vacaciones en Washington DC y Nueva York y volví a trabajar con un tremendo jetlag. Mi vida sigue siendo una montaña rusa que a veces circula por campos de fútbol para ver partidos como el Ajax Amsterdam 0 – Espanyol 2 y otras veces damos un salto para comenzar The Big Apple Tour 2006 o nos vamos a ver a nuestro Médico de familia y desde allí a Un nuevo dentista. Muchos médicos no podían traer nada bueno y finalmente tuvimos un funeral, el de Macarena – Descanse en paz esa bicicleta que me sirvió lealmente los últimos dos años. Con tanto viaje y tanta cosa es que no paro y me paso el día Corre, corre, que no hay tiempo y entre medias las cenas de Navidad y como no, también hubo Otra gala en mi casa.

    Seguimos teniendo algo de espacio para el Cine con películas como The Departed – Infiltrados, Borat: Cultural Learnings of America for Make Benefit Glorious Nation of Kazakhstan, The Devil Wears Prada – El Diablo viste de Prada o The Grudge 2. Tendréis que leer lo que escribí sobre las mismas si pensáis pasar una de estas tardes navideñas en el cine y os apetecer ver alguno de estos títulos.

    En estos días la vena más creativa del autor de esta misiva ha salido a flote en un par de ocasiones y como resultado de la misma tenemos unos cuantos Relatos. En primer lugar apareció La caída de Mundo Perfecto, una pequeña historia de fantasía y después vino Planta 33 – Capítulo primero, Planta 33 – Capítulo segundo, Planta 33 – capítulo tercero y Planta 33 – capítulo cuarto. Merece la pena pasarse un rato leyendo esa historia que aunque aún no ha terminado, está cogiendo forma rápidamente.

    Por supuesto que se produjo algún que otro Desvaríos, como Bolleras o Miss China Europea o lo que puede suceder en un concurso de Miss, Carnaza pa’ las bestias con una publicidad bastante llamativa y por último El gen podrido del sueño de los chinos, una de esas teorías que van a misa de lo ciertas que son.

    Ya sé, ya sé, esto se alarga mucho pero no es culpa mía. Son demasiadas semanas sin resumir y el contenido de la bitácora crece y crece sin cesar, al igual que las Fotos. Seguimos viendo imágenes de Berlín entre las que tuvimos: El muro de Berlín, Checkpoint Charlie, Vista de Berlín, Iglesia Memorial Kaiser-Wilhelm, Palacio de Charlottenburg, Plaza cubierta del Postdam, Alte Nationalgalerie, Berliner Dom, Paul-Löbe-Haus y Marie-Elisabeth-Lüders-Haus, Weltzeituhr, El oso de Berlín, Neptunbrunnen, La torre de la Televisión, Berliner Dom, Reichstag de noche, Puerta de Brandenburgo de noche, Altes Museum, Cadena rota, Neue Wache y finalmente todas fueron agrupadas en el Álbum de fotos de Berlín. Tras este empacho hemos seguido en Alemania con Catedral de Colonia y río Rin.

    Queda poco, tranquilos. Entre las cosillas sueltas tuvimos Las consolas en guerra o lo poco que me importa a mí que hayan nuevas consolas en el mercado, Seis grados de separación con mi amigo El chino y finalmente gmail spam 2000+ o lo fácil que ha sido llegar a los dos mil correos de spam.

    Es más que probable que quieras comenzar a hacer tus deberes y comprarme mi regalo de cumpleaños, el cual está a la vuelta de la esquina en los primeros días de Enero así que no te cortes, pásate por alguna de las siguientes listas de regalos que deseo y has mis sueños realidad:
    – Wishlist en Amazon UK
    – Wishlist en Amazon USA

  • Planta 33 – capítulo cuarto

    19 de diciembre de 2006

    Es un placer el atacar una historia por el comienzo y si has llegado aquí por esos misteriosos caminos del Señor deberías saber que este es el episodio cuarto. Agárrame de la mano y viaja atrás en el tiempo hasta el Planta 33 – Capítulo primero y después continuaremos con Planta 33 – capítulo segundo y Planta 33 – capítulo tercero

    Viajar ya no es lo que era. Antes ibas hacia el aeropuerto con la excitación de la aventura, la promesa de una experiencia inolvidable a lomos de una máquina que contra toda lógica es capaz de levantarse del suelo y llevarte a velocidades de vértigo hacia tu destino. Así es como lo retrataban por la tele y como lo sentíamos cuando éramos niños. Todo eso cambió. Llegaron las medidas de seguridad y parecen no tener fin. Cada pocos meses se sacan una nueva carta de la manga y nos hacen plantearnos si merece la pena tanto esfuerzo. Todo el procesado de los pasajeros está pensado para humillarnos y amilanarnos. Comienza con la facturación. Ya no hay unas agradables señoritas que te reciben con una gran sonrisa y te ayudan mientras mantienes una conversación banal con ellas y sientes que tienes toda su atención. Ahora te enfrentas con una fría pantalla táctil que te va haciendo preguntas estúpidas. Y esa es la parte agradable del asunto porque cuando por fin has conseguido tu tarjeta de embarque comienza lo peor.

    En cada aeropuerto se maneja a los pasajeros de una forma distinta y lo único en común es la sensación de formar parte de un rebaño que te invade durante el par de horas que pasas en sus instalaciones. El aeropuerto de Denver no es ni peor ni mejor que el resto. Te amontonan en líneas que desembocan en máquinas de aspecto terrorífico y mientras avanzas vas reorganizando tus cosas. Te quitas el cinto, compruebas tus bolsillos y te sientes un poco ridículo por esta estúpida ceremonia. Al final de la cola te espera un policía que mira tu tarjeta de embarque y en ocasiones te pregunta de una manera ruda algo o te señala alguna prenda que se te ha olvidado quitar. Es invierno y hace frío pero aquí nos fuerzan a sacarnos los abrigos y zapatos, todo en bien de la Seguridad Nacional. Dejé mis cosas en un par de cajas que me dieron y tuve que meter en una bolsa de plástico transparente los productos de aseo. Por suerte no llevo mucho porque en los hoteles suele haber disponible jabón y lo básico y siempre les puedes pedir pasta de dientes.

    Por supuesto al cruzar el arco sonó un pitido y terminé siendo revisado por un hombre que definitivamente llevaba demasiado tiempo haciendo este trabajo. Te golpea mientras te cachea y decide que eres seguro para el sistema. Me demoré unos minutos mientras volvía a ponerme los zapatos, el cinto y colocaba cada cosa en su sitio. A ellos no les gusta que lo hagas allí porque los que van pasando el control después de ti tienen menos espacio pero no es mi problema. Yo no he impuesto estas reglas.

    Busqué la sala VIP de United y saqué el portátil mientras me servían un café. Al menos podría hacer algo en las dos horas de espera. Esa es otra. Cada vez hay que llegar con más tiempo de antelación. Me pregunto que será lo próximo que se les ocurrirá. Espero que no tengan la brillante idea de hacernos dormir en el aeropuerto desde el día antes para poder observarnos y controlarnos mejor. La sala estaba casi vacía y los dos empleados que la atienden revoloteaban a mi alrededor ofreciéndome prensa y explicándome lo que debía hacer para que mi ordenador se conecte a Internet desde allí. Los dejé hacer aunque no soy ningún estúpido ignorante con miedo a la tecnología. Es su trabajo y si no les dejas hacerlo te cogerán inquina.

    No sucedía nada especial en el mercado de valores y la cosa no parecía que fuese a cambiar. Llamé a la madre de Jorge y me aseguré que no hubiera nuevas noticias. Ella se deshizo en agradecimientos de nuevo. La dejé hablar y desahogarse. La pobre mujer debía estar pasando un mal trago. Me dio de nuevo el teléfono de la persona a la que había alquilado el apartamento su hijo y quedamos que la llamaría de nuevo desde Nueva York. Hablé con otros amigos y ellos también me pidieron que los mantuviera informado. No estoy muy seguro de si existiría la misma preocupación si yo soy el que ha desaparecido. Jorge siempre se deja querer por la gente, es algo muy natural en él. Sin darte cuenta lo has adoptado e incluido en tu círculo. Conmigo no suceden esas cosas. No es que no tenga amigos pero no me resulta tan fácil como a él y no creo que ninguno de ellos me echara de menos, excepto quizás Jorge. Somos complementarios. Siempre nos lo hemos pasado bien juntos y en las cosas importantes de la vida coincidimos. A pesar de no vernos a menudo ambos sabemos que el otro está ahí para cuando lo necesitas. Por eso estoy viajando a Nueva York, porque es mi amigo y se lo debo.

    Sin darme cuenta pasó el tiempo y la joven que tan alegremente me atendía me recordó que debía coger un avión. No hice cola, pasé directamente y me senté en la parte delantera. No había mucha gente en ese vuelo, algo normal cuando viajas entre semana. Las aerolíneas mantienen estos servicios periódicos aunque solo hacen dinero unos pocos días o a determinadas horas en las que siempre tienen sus aparatos llenos. El resto del tiempo imagino que malamente conseguirán cubrir costes. Por eso jamás he invertido en este sector. No es de fiar.

    Despegamos y la rutina de la comida y los agasajos de la clase Business me entretuvieron hasta que llegamos a nuestro destino. Nueva York se veía preciosa desde el aire con su particular línea de rascacielos y el agua rodeándola por todos lados. Tuvimos suerte y pude ver la Estatua de la Libertad al aterrizar. Como solo tenía equipaje de mano, salí del aeropuerto y cogí un taxi para ir al hotel.

    No te detengas y continúa el viaje. Sigue el enlace hacia el capítulo quinto

  • Catedral de Colonia y río Rin

    19 de diciembre de 2006
    Catedral de Colonia y río Rin

    Catedral de Colonia y río Rin, originally uploaded by sulaco_rm.

    Durante unos pocos días nos daremos una vuelta por Colonia, ciudad alemana situada junto al río Rin y comenzamos con esta vista de la catedral de Colonia desde el otro lado del río.

    Esta es la mayor catedral de Alemania y está situada junto a la estación de tren. Nada más salir de la misma te topas con este impresionante edificio en el que se dice que están enterrados los tres Reyes Magos, los cuales parece ser que siguieron viviendo juntos toda su vida. En esta catedral también está la campana balanceante más grande del mundo y otro record que ostenta es el de la fachada más larga para una iglesia y el segundo edificio gótico más alto del mundo.

    Todos estos records los ha conseguido con el tesón de los habitantes de Colonia, que tardaron casi seiscientos años en terminar de construir este templo católico. Cuando visitas su interior te quedas sin palabras ante su magnificencia.

  • Planta 33 – capítulo tercero

    18 de diciembre de 2006

    Si te has fijado en el título verás que este es el capítulo tercero de una historia que comenzó en Planta 33 – Capítulo primero y continuó en Planta 33 – capítulo segundo.

    Estar todo el día pendiente de la evolución bursátil no es un trabajo sencillo y libre de stress. No puedes distraerte un instante porque nunca se sabe lo que va a suceder. Cualquier evento en el mundo puede alterar la tendencia del día y dispararla en sentido contrario. Son esas alteraciones las que producen dinero. Compras y vendes en cuestión de minutos y aprovechas el pánico de los demás para llenar la saca. En cierta forma somos como piratas que se han actualizado y ahora navegan por un mar de información que puede hacer rico a cualquiera que sepa como usar todo ese océano de conocimiento. El ciclo de tu vida lo marca el mercado. Es bueno saber que ha sucedido en otras partes del mundo aunque el mercado americano es el más poderoso y muy pocas perturbaciones exteriores le afectan. Por eso me levanto temprano, reviso la prensa económica del día y pienso un poco la estrategia a seguir.

    Cuatro días atrás mientras tomaba el primero de muchos cafés mañanero mi amigo Jorge me llamó. Me habló sobre un posible negocio y traté de verificar la información. Me dijo que estaba en un edificio de Nueva York cerca de la playa con las cuatro plantas superiores totalmente vacías y perfectas para hacer apartamentos y venderlas en una zona que se revaloriza a cada minuto que pasa. Dada la diferencia horaria cuando recibí la llamada aún estaba en casa leyendo las páginas de la prensa económica. Por suerte la red nos permite conseguir casi todo lo que necesitamos sin tener que movernos de nuestro sitio. Son las ventajas de esto que se ha querido en denominar la Sociedad de la información. Cuando traté de comprobar los datos sobre la finca esas cuatro plantas no existían. Llamé a Jorge para decírselo y la comunicación se cortó. Desde entonces no he conseguido hablar con él, siempre me sale su buzón de voz. Ayer debería haber vuelto pero nadie parece haberlo visto y tampoco responde a los correos, algo extraño en él. En la aerolínea no han querido pasarme información y no sé si tomó el vuelo. Al principio no le di mayor importancia pero ahora he comenzado a preocuparme. He hablado con otros amigos y nadie sabe nada de él. Esta mañana llamé a sus padres y ellos tampoco han recibido noticias suyas. Desapareció del apartamento en el que se estaba quedando dejando todas sus cosas dentro. La policía no fue de mucha ayuda cuando sus padres trataron de poner la denuncia. Decían que debía pasar un tiempo y que quizás estaba quedándose con alguien. A un mayor de edad no se le declara fácilmente desaparecido. La dueña del apartamento confirmó que sus cosas seguían allí. Unos días más tarde la policía finalmente comenzó las pesquisas. No habían encontrado ningún cuerpo sin identificar en la ciudad y los hospitales tampoco tenían a nadie que respondiera a su descripción. En estos primeros momentos eso era algo positivo. Quizás estaba viviendo alguna aventura y se le había pasado el tiempo volando pero aún así seguía siendo impropio de él.

    Ahora no podía concentrarme. Seguía pensando en aquella última conversación y en la manera en que había terminado. No le podía contar nada a su familia porque seguro que los iba a preocupar más y si la policía averigua que el edificio sólo tiene doce plantas seguro que me toman por loco. Gracias a Google maps hoy en día uno puede ver prácticamente cualquier lugar dentro de una ciudad sin salir de casa. Busqué la dirección y pude ver el edificio pero la toma aérea no permitía contar las plantas. Mis contactos en Nueva York no son de mucha ayuda porque es gente que trabaja en la Bolsa, ratas del parquet que son capaces de multiplicar tu dinero por dos o soplarte información confidencial pero si les hablas de algo que ha sucedido en el mundo real te mirarán extrañados y se sentirán incómodos.

    Esperaba no tener que llegar a ello pero tras unos días ya había asumido que tendría que ir a Nueva York e investigar por mi cuenta. La madre de Jorge me lo agradeció mil veces cuando se lo comuniqué. La mujer ya está mayor para viajar y no sabría que hacer allí o como moverse. Se pasa el día en su casa llorando y rezando para que su hijo vuelva pronto mientras su marido no habla sobre el asunto. Intento imaginar lo mal que lo están pasando pero no puedo.

    Conseguir pasaje no fue difícil. Hace un par de décadas sería imposible viajar comprando los billetes en el último minuto pero ahora no sólo tienes donde elegir sino que te ahorras dinero si lo haces en el mismo día del vuelo. Preparé una maleta pequeña para no tener que facturar. Soy un maniático y me molestan los cambios así que cogí tres mudas de ropa, todas iguales. No esperaba pasar más tiempo en Nueva York. Supongo que habrá quien piense que ando siempre con la misma ropa porque no ven variaciones en mi aspecto y salvo que pudiesen husmear en mi armario no tienen forma de saber que tengo unas quince mudas iguales, lo suficiente para dos semanas. Cada siete días la señora que mantiene mi casa habitable lo lava y plancha todo y sigue un estricto orden en la colocación de la ropa limpia. Cada camisa, calzoncillo y calcetín tiene un número y cada día uso las prendas con el mismo número. Los lunes tienen asignado el uno y los domingos el siete. Así no tengo que preocuparme por la ropa. De cuando en cuando voy con una amiga de compras y si veo algo que me gusta y me apetece cambiar, compro catorce prendas iguales y las incorporo al vestuario. El mismo orden que sigo con la ropa rodea mi vida. En la cocina las cosas están en su sitio y siempre hay cantidades razonables de lo que me gusta. Ya tengo bastantes sobresaltos con la bolsa como para tener que preocuparme por las cosas que están a mi alrededor. Prefiero el orden al caos.

    Cuando tuve el equipaje preparado cogí todos los artefactos tecnológicos que podían serme útiles y llamé a un taxi para ir al aeropuerto. Mis corredores de bolsa recibieron un correo con la información que necesitaban para mantener mi dinero a salvo y de cualquier forma podían contactarme a través del teléfono. Salí de casa con la incómoda sensación de quien debe hacer una tarea para la que no está preparado y sabiendo que quizás no me gustara lo que podía descubrir.

    Debe ser tu día de suerte porque estás a un enlace de distancia del siguiente capítulo de esta historia, Planta 33 – capítulo cuarto

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