Aunque supuestamente estamos entre desfiladeros, esta foto sigue el orden cronológico pero no recuerdo el momento. Al menos tenemos algo un pelín diferente, con las montañas, los árboles que le dan un toque de bosque al lugar y el embalse en la parte de abajo. El lugar parece perfecto para una de esas pelis de terror en las que un puñado de julays adolescentes se van a pasar el fin de semana y chingar todo lo que puedan y como mucho sobrevive una pava que casi siempre es la virgencita del grupo.
La semana pasada hubo un pequeño evento que era muy significativo para mí. Mi amigo el Turco, que ha reinventado el concepto de trabajar desde casa y en lugar de hacerlo desde su casa en Amsterdam, lo hace desde Estambul y como la oficina está cerrada, pues me puedo pegar meses sin verlo, aunque sí que chateamos y hablamos por el güazá. La semana pasada decidió venir de vacaciones a su país de pasaporte y de paso traerse a su hija y estuvieron aquí una semana, aunque él teóricamente trabajaba unas horas cada mañana entre el lunes y el jueves. Para el viernes queríamos ir a un parque temático. Por supuesto el Turco es legendario por su falta de organización y para cuando miró las entradas el martes, después de yo repetirle ciento doce mil veces que hay que comprarlas por adelantado y que la capacidad de los parques temáticos está reducida, ya no era posible ir al Efteling, que es el que teníamos en mente porque le puede gustar más a su hija, así que nos tuvimos que conformar con el Walibi Holland, que en su día fue un Six Flags y en el que durante dos años tuve un abono de temporada y puedo confirmar y confirmo que me he montado en las montañas rusas cientos de veces, que igual que hago con el abono del cine, el del parque de atracciones lo abusé hasta niveles dantescos. Mi amigo el Turco es caótico y con él lo mejor es no planear demasiado y dejarte llevar o te puede dar una úlcera, así que yo ya voy con mi mantra y mi meditación. La idea era salir el viernes sobre las nueve de la mañana. El jueves por la noche me manda un mensaje y me dice que se le olvidó que tiene cita a las diez y media para que le hagan la PéCéeRre a su hija para volver a Turquía, que al ser muy joven y no poder vacunarse, necesita ese documento para regresar. Primer cambio de planes, en lugar de ir temprano, que vaya directamente a su keli antes de las diez y cuarto o después de las once menos cuarto. Cuando ya estaba en el tren al día siguiente, segundo cambio de planes, se le olvidó que su hija tenía clases de inglés por el ZÚM de once a doce, así que en cualquier caso no saldríamos para el parque antes de esa hora y teníamos un rato para alegar y echarnos unas risas, algo que sí que sabemos hacer muy bien. Lo anteriormente dicho era muy cierto, con el Turco lo mejor es dejarte llevar para que no se te reproduzcan las úlceras.
El viernes, salí de mi casa con tiempo, pillé de chiripa el tren anterior y llegué a su calle a las diez y cuarto, con lo que me lo tropecé en la misma y fui con ellos al sitio de la prueba esa para comprobar que no tienes el virus podemita y truscolano. Era justo en el bloque de casas donde está la keli de Anna Frank, con lo que imaginamos que los judíos se sacan una pasta adicional, además de cobrando por entrar en una keli que no está amueblada, haciendo las pruebas. Mientras él entraba con su retoño, yo hice algunas fotos de los alrededores. Después del evento, volvimos a su keli y nos tomamos un cafelito alegando mientras la chiquilla tenía su lección de la lengua bárbara. Ahí fue cuando me di cuenta que la cagué y opté por pantalón largo cuando podría haber ido con pantalón corto, así que le pregunté si tenía alguno que me pueda poner y no parecer un mamarracho y me trajo varios para elegir, aunque tuve que ponerme uno más bien chichón porque mi talla de cintura es la treinta y la suya es la treinta y cuatro y algunos de los pantalones cuando yo me los ponía parecían de bombín.
Finalmente nos pusimos en ruta y en unos cincuenta minutos llegamos al parque de atracciones y lo único bueno de ir tan tarde es que pudimos aparcar prácticamente en la puerta. Entramos y todas las colas eran de una hora. En algunas atracciones puedes hacer una cola virtual, así que nos apuntamos virtualmente a una mientras hacíamos otra. En la cola no hay distancia de seguridad, con lo que tienes una multitud arracimada y después, hipócritamente, cuando entras te encuentras que la capacidad de la atracción está entre un tercio y la mitad, dejando siempre distancia de seguridad entre los grupos, algo que me parece estúpido si en las colas no lo haces. La primera atracción fue una especie de castillo de Merlín que se meneaba y que nos pareció una mierda pero la segunda era bajando por unos rápidos con una rueda que flotaba y en esa sí que nos reímos. Esa era la de la cola virtual y resultó que cuando la atracción acabó, no había nadie esperando para entrar y nos dejaron dar una segunda vuelta. Después nos apuntamos para una montaña rusa de agua en su cola virtual y nos fuimos a otras cosas, almorzamos y de repente nos enteramos que por avería, la montaña rusa acuática la habían cerrado, así que tuvimos que cambiar los planes. Como la madre de su hija, ese ser malvado y vil del que se divorció, le ha lavado el cerebro y hasta el cerebelo a la chiquilla y la tiene convencida que tiene problemas en el oído interno, ella no se quería montar en las montañas rusas pero usamos todo el día para montarla en atracciones con fuerza centrífuga, en las que te pones boca arriba y demás y la niña le ha mandado un montón de vídeos a su mamuchi para explicarle lo equivocada que está y como no tiene problema alguno con su oído interno ni con el externo. Como íbamos con la chiquilla, sobre las siete y media ya estaba cansada así que regresamos a la keli del Turco y me quedé con ellos hasta más o menos las nueve, cuando volví a mi keli. En septiembre parece ser que regresará a los Países Bajos unos días pero no sé si lo podré ver, pero a partir de octubre, su empresa permitirá a los empleados ir como máximo dos veces por semana a la oficina y él, como es el jefe, vendrá a Holanda una semana entera y después trabajará dos desde su keli turca, con lo que es probable e incluso posible que durante el otoño lo vuelva a ver con regularidad.
El Turco nos hizo una foto con su fastuoso iFone de ultimísima generación y hay que ver lo bien enfocado que salió el elefante de la pared y lo mal que salimos nosotros, pero esto es lo que hay.
La semana pasada comenzaba con El caminito hacia el futuro o lo jodido que se está poniendo el futuro para los negacionistas, que verán como se suprimen las distancias y acabaremos con un buen montón de miles de negacionistas menos, ya que al menos en los Países Bajos el gobierno ha elegido que prime la mayoría y que mueran esos fragmentos defectuosos de la raza. También hablamos de Los chafalmejos, que incluso por aquí arriba los hay. Siguiendo con la variedad de temas, relaté Un disgusto logístico y una alegría y para rematar los fragmentos de realidad tuvimos La búsqueda hasta aquí. Comentar que el fin de semana estaré en Málaga y aún no sé si habrá resumen semanal la próxima semana o me lo saltaré. En mi plan original, me llevaré el teclado para el iPad e intentaré hacerlo desde allí.
Por culpa de no discriminar las películas demasiado acabo yendo a ver cosas como la de hoy, que al parecer fue una serie holandesa que tuvo dos temporadas y que una vez terminó, han hecho la película. Puedo confirmar y confirmo que ni sabía de la existencia de la serie hasta después de haber visto la película. Se trata de Luizenmoeder – De film y es de esperar que jamás se estrene fuera de los Países Bajos aunque si alguno tiene curiosidad, la palabra luizen significa piojo, con lo que el título en español podría ser madre piojosa, madre mosca cojonera o más literalmente madre zurriaga y truscolana.
Un puñado de julays que trabajan en un colegio se pasan el día tocándose los mondongos unos a otros, pero sin chimpún.
La película empieza con un funeral y sucede algo que he contado anteriormente y que nadie me cree en España. El que la diñó es el director del colegio, están en el tanatorio o así y mientras la gente da discursos sobre el chamo, los niños que iban al colegio rodean el ataúd y lo están pintando, decorando y preparando para el viaje, que es la forma en la que se hace en los funerales holandeses cuando hay niños de por medio. Después de eso, una de las maestras acaba como directora y se cree que aquello está chupado pero las va pasando putas, sobre todo porque otra la tiene enfilada y porque hay un tipo que quiere cambiar el colegio y hacerlo digital y tal y tal.
Esta es una comedia que tiene por cada rato de risas, tres ratos que no llegaron a funcionar y la lastran demasiado. Supongo que siguen algún tema que ya estaba presente en la serie y que yo no conocía. En el colegio, una serie de padres están siempre revoloteando como moscas cojoneras, siempre organizando cosas, o quejándose o simplemente, haciéndole la vida imposible a los maestros, particularmente uno de ellos que no tiene estudios de nada pero que se cree un artista del renacimiento que sabe de todo. Algunos de estos personajes funcionan muy bien desde el punto de vista cómico y otros no, aunque igual es un problema relacionado con el tipo de humor, que es muy holandés y ese conmigo nunca ha terminado de funcionar. En el tramo final hay una serie de polladas increíbles que sí que no me creí en absoluto y que me pareció una gilipollez y seguramente por eso la película perdió al menos un punto o dos.
Tanto los miembros del Clan de los Orcos como los sub-intelectuales con GafaPasta están a salvo de algo así a menos que vivan en Holanda.
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